Sánchez comparecerá en el Congreso la próxima semana bajo el enfado de sus socios

Son numerosos los frentes que deberá abordar el mandatario socialista, que intentará despacharlos en una sola intervención a la que está obligado según el reglamento tras asistir a la reunión del Consejo Europeo. No sólo rendirá cuentas sobre las conclusiones de ese encuentro con sus homólogos, en el que se prevé que se tomen medidas sobre las consecuencias de la guerra de Ucrania en el mercado energético, que igualmente se pretenden mitigar con un plan de choque que el Consejo de Ministros aprobará la víspera bajo una creciente presión social. También tendrá que pronunciarse sobre su volantazo en el Sáhara.

Con todos estos elementos en la coctelera, Sánchez ha logrado enfadar a todo el arco parlamentario, de izquierda a derecha, tanto por el fondo como por las formas. En el caso de su socio de gobierno, se apunta una más. Tras el envío de armas a Ucrania y el anuncio del incremento del gasto militar, ahora Unidas Podemos se traga el «sapo», según hurgaba Gabriel Rufián, del cambio de criterio sobre el futuro del Sáhara. Una decisión que, en opinión de Pablo Echenique, «alejan» al PSOE del bloque de la investidura y lo «acercan» al PP.

Los morados llaman a Sánchez a mimar a los partidos que lo sustentan porque, de lo contrario, estará más cerca un gobierno PP-Vox que causaría una «involución democrática». En todo caso, y al menos en público, siguen sin atisbar una ruptura de la coalición, si bien consideran que el Ejecutivo debe estar «a la altura de la mayoría progresista». Para ello insisten en reclamar un plan de choque «valiente» sin desoír el creciente descontento social, ahora protagonizado por el paro de los transportistas. «Nosotros vamos a seguir haciendo lo mismo que hasta ahora: políticas progresistas y valientes», ha apuntalado el portavoz parlamentario.

Para ERC, en cambio, Unidas Podemos debe hacer una reflexión sobre su futuro en el Gobierno. Rufián les ha emplazado a plantearse «cómo pueden ser más utiles», si dentro del gabinete o fuera de él. El portavoz republicano reconoce que es «un momento duro» en la legislatura, aunque no coincide con Joan Baldoví (Compromís), quien sostenía unos minutos antes que es «el momento más crítico» del mandato. En una línea similar se pronunciaba Íñigo Errejón (Más País), quien apremiaba al Ejecutivo a «reaccionar ya» porque de lo contrario «la legislatura se le puede ir de las manos».

El descontento es mayúsculo entre todos los socios. Mertxe Aizpurua (EH Bildu) considera que las últimas decisiones del Gobierno «alejan» al PSOE de la mayoría progresista y le insta a dar explicaciones por el «insólito e incomprensible apoyo a Marruecos», mientras que Miriam Nogueras (Junts) lamenta que la legislatura avance «crisis tras crisis».