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Paula De las Heras
Enviada especial a La Habana (Cuba)
Viernes, 23 de noviembre 2018, 06:33
El viaje de Pedro Sánchez a Cuba tiene ya una consecuencia tangible. El jefe del Ejecutivo español y el sucesor de los Castro, el presidente Miguel Díaz-Canel, sellaron en la tarde del jueves en La Habana (madrugada del viernes en España) un ... acuerdo de consultas políticas anuales que permitirá a ambos países entablar una relación bilateral con encuentros periódicos entre ministros y secretarios de Estado en los que, según subrayan fuentes del Gobierno, se abordarán todo tipo de cuestiones, también, subrayan, la situación de los derechos humanos en la isla.
El concepto de «derechos humanos» que posee el régimen cubano dista mucho del compartido por las democracias liberales. En su lenguaje, comprende sustancialmente asuntos como educación o sanidad. Sin embargo, en el entorno de Sánchez subrayan que en ningún caso se ha especificado ni vetado, en el texto rubricado ayer por el ministro de Exteriores español, Josep Borrell, y su homólogo Bruno Rodríguez, la conversación sobre lo que cada una de las partes encuadraría dentro de ese marco. De modo que entienden que es un gran paso adelante.
La UE ya alcanzó en 2016 un acuerdo similar con Raúl Castro pero no hay ningún otro Estado comunitario que mantenga ese nivel de relación. Sánchez se ha marcado el objetivo de restaurar los lazos políticos, culturales y económicos entre ambos países. Lazos dañados, insisten sus colaboradores, desde que José María Aznar asumió el poder y, alineado con la Administración estadounidense, impulsó entre los socios europeos una política de sanciones diplomáticas, la llamada 'posición común'.
El Gobierno socialista, en realidad, asume en buena medida la herencia de un cambio de estrategia que ya puso en marcha, pero no se atrevió a rematar, Mariano Rajoy. Fue, de hecho, el Ejecutivo del PP el que firmó la mayor condonación de deuda concedida a Cuba por ningún otro país, en torno a 2.000 millones de dólares. Sin embargo, el exlíder del partido conservador nunca llegó a viajar a La Habana a pesar de que sus ministros de Exteriores trabajaron para que tanto su visita, como la de los Reyes, tuvieran lugar.
En Moncloa no aclaran si, además de este avance, Sánchez aprovechó su encuentro de cerca de una hora con Díaz-Canel para tratar de lograr la liberación de presos políticos, como hizo Felipe González en su histórico viaje hace ya 32 años. En todo caso, fuentes oficiales argumentan que este tipo de cuestiones han de abordarse de la manera más discreta posible para que lleguen a buen puerto, lo que alimenta la idea de que sí está entre las intenciones del jefe del Ejecutivo arrancar al régimen cubano un gesto de ese calibre.
Lo que sí firmaron ambos Gobiernos fue también un acuerdo de cooperación en materia cultural. En 2003 se cerró el Centro Cultural de España situado en un espectacular palacio en el malecón de La Habana en cuya rehabilitación la Adminsitración española había invertido más de tres millones de euros. Sánchez renunció de antemano con su visita a pelear porque el edificio volviera a dedicarse a su antigua función porque, aducen sus asesores, «lo importante no son las paredes sino lo que se hacía en esas paredes» que era proyectar en Cuba la cultura española. Eso, aseguran, volverá a tener lugar.
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