El incendio de la Torre Windsor en febrero de 2005, en el complejo financiero de Azca,en Madrid, siempre ha estado teñido de sombras. En varias de susplantas trabajaban 1.200 empleados de Deloitte y tres departamentos del despacho de abogados Garrigues. El fuego redujo a cenizas decenas de miles de documentos, que aquella noche cayeron durante horas comouna fina lluvia sobre un amplio perímetro de la ciudad.
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Entre esos papeles se encontraban los informes que la consultora guardaba sobre una auditoría a la sociedad FG Inversiones Bursátiles. Una pesquisa solicitada por la Fiscalía Anticorrupción para esclarecer los supuestos 'agujeros negros' de la venta de la compañía de Francisco González a Merryl Lynch por 3.700 millones de pesetas en 1996 (másde 36 millones de euros).
El fuego en el Windsor aparece de forma clínica como un fantasma con varias caras. Primero con la irrupción de José Manuel Villarejo y los serviciosde seguridad prestados al BBVA bajo la presidencia de González. Y este miércoles con la declaración de Luis del Rivero, uno de los damnificados por el presunto espionaje parapolicial realizado por una empresa del comisario jubilado dentro de sus trabajos al banco.
El expresidente de Sacyr Vallehermoso compareció ante el juez instructor del 'caso Villarejo' en la pieza referida al BBVA. El empresario murciano relató que la constructora decidió abortar el intento de entrar en el consejo de administración por varias razones, pese a que contaba con el respaldo del Gobierno socialista y del PP, y de parte del poder económico. Según fuentes presentes en la declaración, el testigo explicó al magistrado Manuel García-Castellón que el incendio del Windsor y el ataque selectivo contra su persona porparte de determinados medios de comunicación -ahora señalados en la causa como la «pata mediática» de Villarejo- le hicieron replantearse la ambiciosa operación: adquirir hasta el 5% de las acciones del banco. Un peso que le podría haber abierto la puerta al grupo para tener voto y capacidad de decisión a la hora de los nombramientos
Pero diez días después de que el Windsor ardiera, y con él los papeles de Deloitte sobre FG Inversiones Bursátiles, el consejo de Sacyr decidió formalmente no seguir con la operación ante la escalada en la «guerra» y el «miedo» generado. En solo una noche la constructora decidió vender sus acciones con un descuento del 3%.
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A preguntas de los fiscales, Del Rivero relató todo el trabajo realizado entre bambalinas para preparar el desembarco en la entidad presidida por Francisco González, investigado en esta causa. En 2004 mantuvo reuniones tanto con el entonces ministro socialista Pedro Solbes como con el expresidente del Gobierno José María Aznar, cabeza visible de la oposición. En noviembre de ese año, también se vio con el entonces alto directivo del BBVA José Ignacio Goirigolzarri.
Del mismo modo, se citó con accionistas importantes del banco y con el ministro Miguel Sebastián, víctima también del espionaje de Villarejo y que testificó este miércoles como perjudicado. La ronda incluyó, finalmente, al entonces subgobernador del Banco deEspaña Gonzalo Gil y al gobernador Jaime Caruana, quien fue mucho más restrictivo que el primero en sus posiciones. Ambos fueron citados junto al BBVA en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) porque tenían interés en conocer los detalles y posiciones concretas de esta importante operación empresarial, que al final quedó borrada como el Windsor.
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