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Esquerra Republicana de Catalunya no se mueve ni un ápice de su posición contraria a la reforma laboral, que el Gobierno pretende someter a la convalidación del Congreso el próximo 3 de febrero. Al contrario. El portavoz parlamentario de la formación, Gabriel Rufián, elevó este ... miércoles el tono e insistió en que bajo ningún concepto avalarán sin modificaciones, como pretende el Ejecutivo, la norma pactada con sindicatos y empresarios. «ERC no negocia ni vota proyectos personales», llegó a decir en alusión a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Los republicanos llevan días reprochando al Gobierno que se afronte todas las negociaciones como un trágala en el que se juega con el temor de los aliados de la investidura a la alternativa que encarnan el PP y Vox. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, adujo incuso la semana pasada que si los grupos progresistas no respaldan el real decreto ley del Ejecutivo estarán apoyando de facto la reforma laboral que el PP impuso en 2012 e contra del resto de formaciones del Congreso y sin acuerdo social. Pero Rufián advirtió de que esta vez ese argumento no servirá.
«A mí -retó el dirigente independentista- no me pone en una situación complicada explicar a un tendero de Santa Coloma de Gramanet por qué no he apoyado esta reforma laboral». Rufián avisó de que el verdadero problema lo tiene el Gobierno y los dos partidos que lo conforman que prometieron a los ciudadanos derogar la legislación del PP y no lo han hecho. «Esto ni siquiera es una reforma; es maquillaje», insistió durante una comparecencia en el Congreso de los Diputados.
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El portavoz parlamentario remarcó que, desde el punto de vista de Yolanda Díaz, que pretende encabezar un «proyecto de país» superador de las siglas de Unidas Podemos y con una cierta vocación de transversalidad, puede ser «inteligente» asegurar el apoyo de la CEOE, pero reiteró que su partido no puede avalar un texto que ni recupera la indemnización de 45 días por despido, ni los salarios de tramitación, ni el control administrativo sobre los ERE ni la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los nacionales ni, dijo, «lucha contra la precariedad».
El Gobierno trata de persuadir a sus aliados de que esta reforma no agota las modificaciones que podrían llevarse a cabo en esta legislatura en el estatuto de los trabajadores y que más adelante podrán plantearse otras iniciativas. Rufián, sin embargo, desdeñó esa opción. «No es manía es memoria. Nuestra humilde experiencia nos dice que de lo que no cierres ahora, olvídate. No nos creemos que vaya a haber una segunda parte de esta negociación», remarcó.
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