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cecilia cuerdo
Sevilla
Domingo, 16 de febrero 2020
El anuncio de Teresa Rodríguez, hasta ahora coordinadora regional de Podemos en Andalucía, de no presentarse a la reelección para un tercer mandato y centrarse en Adelante Andalucía para convertirlo en un «partido andalucista, ecologista, feminista y de clase trabajadora» pone punto y final a ... una compleja relación con el equipo de Pablo Iglesias. Ambos han protagonizado no pocos desencuentros por cuestiones estratégicas. Y aunque el matrimonio de conveniencia se ha zanjado con un divorcio amistoso y con las puertas abiertas a futuras colaboraciones, según han coincidido en destacar, como en cualquier pareja ahora toca la difícil digestión del reparto los logros en común.
Agrupados bajo el mismo paraguas de la indignación durante las protestas del 15-M, el meteórico ascenso de Podemos en las europeas de 2014 pilló al partido sin apenas implantación territorial, por lo que hubo que buscar una solución de emergencia. Especialmente cuando, en enero de 2015, la socialista Susana Díaz decidió romper con IU y adelantar la convocatoria autonómica a fin de evitar que la nueva formación a su izquierda le comiera terreno.
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Desde la corriente Izquierda Anticapitalista, Rodríguez siempre ha disputado el liderazgo a Iglesias, incluso planteando una lista alternativa a las Elecciones Europeas de 2014. Ambos lograron escaño, e Iglesias decidió aprovechar ese capital político y la estructura territorial de la que ya gozaba para ponerla de cabeza de cartel. Así, una fuerza minoritaria, que hasta entonces apenas obtenía el 0,2% de los votos, llevada en volandas por la formación morada dio la sorpresa al irrumpir con 15 escaños en el Parlamento andaluz.
Rodríguez, que a la sazón solo era candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, logró hacerse fuerte en el partido y se erigió como líder. Desde entonces, los desencuentros con la cúpula nacional han sido frecuentes, como desgranó esta pasada semana en redes sociales el número 2 de Rodríguez en Andalucía, el secretario de Política y Comunicación Pablo Pérez. Unos agravios, a juicio de los andaluces, que comenzaron ya en 2015 cuando algunos miembros del equipo fundador de Podemos reconocieron sin tapujos que Andalucía «no era una prioridad». O cuando en las famosas Marchas del Cambio de finales de enero de ese mismo año, a dos meses de las regionales, la representación andaluza fue excluida del escenario. Elude citar que poco antes, en octubre de 2014, fue precisamente Rodríguez quien aglutinó a diversos sectores y disputó junto a Pablo Echenique el liderazgo y el proyecto político a Iglesias en Vistalegre 1.
No obstante, también hubo épocas de abrazos. En 2016, en plena pugna entre Iglesias e Iñigo Errejón por el control del partido, los afines al primero se apoyaron en Rodríguez. Una alianza que sirvió al actual vicepresidente del Gobierno para anular a los críticos y a la andaluza para lograr un segundo mandato frente a las dos listas críticas capitaneadas por partidarios de Errejón.
Reforzada en su liderazgo, la gaditana emprendió su sueño autonomista: una formación independiente de la dirección nacional, tanto en lo administrativo como lo político, al estilo de las 'mareas' o de En Comú Podem. Iglesias intentó frenar esa aspiración de un partido propio y tomar el control en Andalucía en 2018, cuando planteó una lista alternativa a la presidencia de la Junta. No lo logró, pero Rodríguez avanzó un paso en su proyecto al propiciar Adelante Andalucía, una confluencia con IU y otras formaciones la izquierda del PSOE que, según justificó entonces, solventara las fricciones detectadas en Unidas Podemos.
El elemento que ha terminado por cortocircuitar las relaciones entre ambos dirigentes ha sido la formación de un gobierno de coalición entre Podemos y PSOE. Una alianza denostada siempre por Rodríguez pero aprobada por sus socios de IU. «Ojalá me equivoque», no pudo reprimir cuando ésta cuando felicitó a sus compañeros en la toma de posesión del nuevo Ejecutivo.
Esa nueva relación con IU es precisamente la principal duda que surge del nuevo papel de Rodríguez. Ella ya ha dicho que seguirá al frente del grupo parlamentario, donde controla 11 de los 17 escaños, pero está por ver cómo se acomodan a las directrices que emanen de la nueva dirección de Podemos Andalucía, si mantendrán disciplina de voto o incluso cómo convivirán con los 6 diputados de IU, con quienes ahora mantienen las mismas divergencias estratégicas que con Iglesias.
En este sentido, el líder de IU Andalucía, Toni Valero, ya ha advertido que el acuerdo de confluencia es con Podemos, no con las personas que estuvieron al frente. Por si fuera poco, la marca política de Adelante Andalucía está registrada como partido al alimón, por lo que cualquier movimiento para convertirla en esa fuerza propia e independizada de Podemos deberá contar con el beneplácito de la coalición.
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