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I. Cortés
Madrid
Viernes, 6 de mayo 2022, 14:00
La fuerte explosión ocurrida este viernes en el madrileño barrio de Salamanca se ha saldado con dos muertos, de 21 y 27 años, y 18 heridos, uno de ellos grave. Más de cinco horas estuvieron los bomberos buscando a los dos operarios que habían quedado ... enterrados bajo los escombros. La principal hipótesis que maneja el Cuerpo de Bomberos es que el siniestro se produjo por un escape de gas.
De hecho, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que permaneció en el lugar del siniestro desde primera hora de la tarde, comentó que los fallecidos habrían percibido el olor a gas y bajaron a cerrar los conductos cuando se produjo la explosión. Según comentó el regidor madrileño, el herido que se encuentra en estado grave y que fue derivado al Hospital Universitario de la Princesa, «fue levantado en el aire por la explosión y cayó en un patio situado entre las calles General Pardiñas y Ayala». Esta víctima es un varón de 84 años, que se encuentra en cuidados intensivos.
La explosión tuvo lugar a las 13:30 horas en el ático del número 35 de la calle General Pardiñas, en la confluencia con la calle Ayala. Hasta el lugar acudieron 20 dotaciones de bomberos y 16 dotaciones del Samur. De las 18 personas heridas, cuatro fueron trasladadas hasta centros sanitarios, tres de ellos al Princesa y el otro al Gregorio Marañón, según explicó Carmen Camacho, subdirectora general del Samur Madrid. Sin embargo, desde el primer momento se supo que habían desaparecido dos operarios que estaban realizando obras de fontanería de pequeña envergadura en una reforma en el ático del edificio.
La mayor parte de los heridos fueron lesionados por la caida de cristales y cascotes, pero también recibieron asistencia otras tres personas por crisis de ansiedad en el colegio Nuestra Señora de Loreto, ubicado frente al edificio siniestrado. No en vano, tres niños de cuarto de primaria que se encontraban en el patio del centro educativo sufrieron rasguños a causa de que algunos de los cristales fueron a parar al interior del colegio. La tragedia podría haber sido mayor si el siniestro hubiera coincidido con la entrada o salida de los alumnos.
A media tarde, Roberto Moreira, supervisor del Cuerpo de Bomberos y jefe de Siniestros, apuntó a que la causa de la explosión se debía, presuntamente, «a un escape de gas», que se produjo en la cuarta y última planta del inmueble, si bien este hecho no está del todo confirmado y ya hay una investigación en curso. Lo cierto es que algunos de los alumnos del centro sí confirmaron que tras la explosión «olía mucho a gas».
Gemma Martín, portavoz de Emergencias Madrid, señaló que la mayor parte de los heridos se encontraban en el interior edificio cuando se produjo la deflagración y que cinco de ellos habían sido rescatados por los bomberos con escalas. Tras serrar las ramas de los árboles y rescatar a los heridos, comenzó la búsqueda incesante de los dos operarios que trabajaban en el inmueble. Contaba Moreira que las labores estaban siendo «duras y en condiciones complicadas», pues una de las prioridades era mantener la seguridad de quienes estaban haciendo las labores de rescate, para lo que habían realizado labores de apuntalamiento de las estructuras. La cantidad de escombros, el espacio reducido y que buena parte de los trabajos tuvieran lugar en un patio interior no facilitaban la tarea. Una tarea que no permitía la introducción de maquinaria pesada y que debía hacerse con medios manuales y «bastante precarios» por el riesgo de derrumbes.
Rastrillos, manos y espuertas trataban de desescombrar el edificio en ruinas -la explosión ha afectado a todo el edificio-, mientras unas cintas se encargaban de llevar los escombros al exterior. Sensores de movimiento y observadores atendían a cualquier movimiento del edificio para adelantarse a un posible derrumbe -«el riesgo siempre está ahí», decía Moreira-. De hecho, los dos edificios colindantes se habían desalojado «por seguridad».
La Policía Municipal incorporó a media tarde varios drones para aportar imágenes del siniestro a los bomberos que revisaban las estructuras. Los especialistas del cuerpo contaron también con la ayuda de perros adiestrados en la búsqueda de personas para tratar de localizar a los empleados. La posibilidad de que sigan con vida «la mantenemos hasta el final. Hasta que no encontremos a las dos personas desaparecidas, mantenemos la esperanza abierta», decía Moreira.
Hasta el lugar del accidente también acudió la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para interesarse por la búsqueda de los desaparecidos y el estado de los heridos. «Todavía siguen los bomberos trabajando a destajo y comprometiendo su seguridad buscando a las dos personas desaparecidas», dijo Ayuso que enfatizó que «están trabajando a contrarreloj para encontrarla».
Imágenes de los @BomberosMad realizando tareas de apeo en el edificio de la #explosión
Emergencias Madrid (@EmergenciasMad) May 6, 2022
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Lucía, alumna de tercero de Primaria en el colegio Nuestra Señora de Loreto, relató a la salida del centro que «nos hemos asustado mucho por la explosión y nos han dicho que había cuatro niños en el patio del colegio». Los padres y madres del colegio recibieron un correo electrónico advirtiendo del suceso y pidiendo que fueran a recoger a sus hijos lo antes posible. «Ha sido una explosión impresionante, parecía una bomba. Había mucho humo y polvo hasta que hemos visto que era una explosión entre la calle General Pardiñas y Ayala», declaró un vecino. «Menos mal que estaban los niños comiendo dentro, si no hubiera sido horrible», añadió.
Rafa Lisicki, un peluquero que trabaja en las inmediaciones, se vio sorprendido por la explosión. «Escuchamos un estruendo y se movió todo el edificio, que está a unos trescientos o cuatrocientos metros. Pensé que era un terremoto. Todo el mundo salió a la calle y nos acercamos al edificio. Ninguna ventana ha quedado en pie, por dentro está destrozado, y los coches de alrededor también. La gente estaba muy asustada. Los niños del colegio estaban llorando», explica.
Una madre que acababa de recoger a su hija en el Colegio Inmaculada Concepción, también cerca del edificio siniestrado, no daba crédito a lo ocurrido. «Me mandaron un mensaje y el grupo de WhatsApp del colegio empezó a echar humo. Yo estaba paralizada. Me costó reaccionar hasta que finalmente», decía visiblemente afectada.
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La explosión en el edificio de la calle General Pardiñas, trajo el recuerdo a los vecinos de la sucedida hace apenas 16 meses en el edificio del Arzobispado de la calle Toledo, donde fallecieron cuatro personas y diez sufrieron heridas de diversa gravedad. Ese siniestro fue debido a un escape, que produjo una acumulacion de gas que destruyó buena parte de la estructura del inmueble.
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