Rajoy y Feijóo intentan ahuyentar la dependencia de Vox tras las elecciones gallegas

Las encuestas hablan de un cuarto mandato de Alberto Núñez Feijóo al frente de la Xunta, pero también indican que los populares tienen poco margen para errar. La última, la de Sondaxe para La Voz de Galicia este fin de semana, concede a la formación 39 escaños, uno más de los que necesita para amarrar el Gobierno gallego, y descarta, a día de hoy, la entrada de Ciudadanos y, más importante para el partido, de Vox en el Parlamento autonómico. La dependencia de la extrema derecha sería el peor de los escenarios para el barón que encabeza las posiciones más centristas del PP.

«Lo que no haré –se comprometió Núñez Feijóo en un mitin en Ourense– será pedir permiso a otro partido político para cumplir los compromisos que asumamos con los gallegos a cambio de sacrificar nuestros principios y nuestros propios compromisos. Eso ya lo hace el presidente Sánchez». Hace días que el líder de los populares gallegos intenta exprimir su perfil más transversal, «galleguista» y moderado. Se desvinculó el martes, y lo volvió a hacer este domingo, de la política de «división, bloques y enfrentamiento» que se vive en España. Y esta vez contó, además, en esa tarea con el apoyo de Rajoy, que hará campaña en Galicia.

Con más claridad que Núñez Feijóo, el expresidente del Gobierno defendió que Galicia es «moderada y templada y no quiere extremistas». «No es bueno, ni aquí ni en ningún lugar, por alejado que esté, que los extremistas, sean quienes sean –precisó–, estén en los gobiernos o condicionándolos».

El PP ya necesita el apoyo externo de Vox para gobernar en la Comunidad de Madrid, en Andalucía y en la Región de Murcia. Y en el partido saben que es posible que en el futuro su llegada a la Moncloa dependa también del respaldo de los de Santiago Abascal. En Galicia, sin embargo, Núñez Feijóo ha conseguido, hasta ahora, frenar la fragmentación de su electorado. A juzgar por los sondeos, la tendencia a la división en la derecha quedaría contenida también el 5 de abril. Aunque en las generales Vox casi rozó el 8% de los votos, lo que le permitiría, de ser extrapolable, la entrada en la Cámara gallega.

Poder frenar a Vox y revalidar la mayoría absoluta sería para el actual presidente gallego una gran victoria. Pero también se la anotarían aquellos que en el PP apuestan por evitar los excesos y por no escorar el discurso del partido hacia el terreno de la extrema derecha. Cargos populares interpretan que la noche del 5 de abril se someten a examen dos modelos: el de Casado en el País Vasco, tras la destitución de Alfonso Alonso, y el de Núñez Feijóo en Galicia. En otras palabras, las elecciones son importantes tanto para el líder del partido como para sus contrapesos internos.

Núñez Feijóo, en todo caso, volvió a comprometerse este domingo con Galicia mientras resurge en las filas conservadoras la eterna pregunta sobre si algún día dará el salto a la política nacional para hacerse con las riendas del partido, y reunió en el escenario tanto a Rajoy como a Casado. La decisión de priorizar la Xunta, argumento con el que renunció en 2018 a optar a la sucesión en el PP, se ha convertido, además, en un mensaje de campaña para pedir la confianza del electorado.

Según reveló el presidente gallego, ya rechazó en su día ser ministro por seguir en el Ejecutivo autonómico y descartó, dijo, la oferta del actual líder del PP para ser su «vicepresidente» en el partido.

Poco después, el propio Casado quiso desterrar la tesis de pulso interno e insistió en las conversaciones compartidas con Núñez Feijóo. «Todos estamos contigo, tienes a todo el partido contigo, estaremos aquí haciendo las aldeas y rutas que hacía Mariano Rajoy, porque es fundamental que consigamos una mayoría absoluta», trasladó tras considerar al presidente gallego «pilar fundamental» de la organización.