OLATZ HERNÁNDEZ
Lunes, 30 de enero 2023, 13:47
Imágenes de dianas en las paredes y gritos de «Gora ETA militarra!». Un contenedor de metal instalado en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, permitirá a los visitantes sumergirse en el ambiente de los años del terrorismo en Euskadi. La exposición, con motivo del ... 23 aniversario de la entrega del Premio Sájarov al colectivo 'Basta ya!', se inaugurará este martes y quiere recordar lo ocurrido en Euskadi y también «hacer pedagogía». «Las heridas no están cerradas. No ha habido una condena global al terrorismo por parte del mundo heredero de ETA», explica la eurodiputada Maite Pagazaurtundúa.
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La instalación no es una exhibición documental como tal, sino una experiencia sensorial completa que podrá visitarse hasta el 3 de febrero. Los gritos a favor de ETA transportan al espectador a ese clima de odio y crispación, a través de sonidos y consignas de manifestaciones a favor de ETA documentadas entre 1991 y 1995. José Ibarrola, comisario de la exposición, apunta que «queríamos transmitir miedo, angustia y un deseo por salir de ahí». «La sociedad tiene mecanismos de autocuración e intenta pasar página de lo ocurrido, pero si no se resuelve bien el pasado, los problemas volverán a surgir. Ahora vemos unos discursos de odio por parte de la ultraderecha y ultraizquierda, que buscan una confrontación. Todo esto tiene consecuencias», reflexiona Ibarrola.
La visita, de apenas 5 minutos, transmite esa sensación de angustia que se vivía bajo la «dictadura del terror». Y ante ese odio, la única salida es la palabra. La masa de voces da entonces paso al discurso de Fernando Savater cuando 'Basta ya!' recibió el Premio Sájarov, que reconoce la lucha de este colectivo por la defensa de los derechos humanos y la libertad de pensamiento. «ETA está formado por un grupo de jóvenes educados en el fanatismo étnico y en el odio a todo lo considerado español (...). Ese discurso les hace creerse víctimas y les convierte en verdugos», dijo Savater.
En aquél viaje para recoger el Sájarov, en el año 2000, participaron también representantes de la sociedad civil como el artista Agustín Ibarrola, padre del comisario de la muestra. «Mi padre estaba señalado, pero esa misma noche le apedrearon el caserío de Oma y pintaron amenazas en sus paredes», recuerda. Y es que, según reconoce, «todos teníamos algún vínculo con alguien amenazado». El grupo terrorista mataba «para amedrentar» y la exposición, además de para recordar, sirve para que «quienes participaron de aquello sientan vergüenza», apunta Ibarrola.
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