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Sábado, 26 de agosto 2017
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, evitó hoy criticar los pitos y abucheos que recibieron y despidieron a Felipe VI y a otras autoridades en la manifestación en la ciudad condal contra los atentados yihadistas. El jefe del Ejecutivo catalán reclamó no magnificar la ... pitada sino valorar el «clamor» inequívoco y transversal a favor de la paz que se pudo oír en toda Barcelona, escenario -junto a Cambrils- hace nueve días de la tragedia.
La concentración discurrió por el kilómetro que separa a los Jardines de Gracia de la plaza de Cataluña, desde la que arrancó la furgoneta que protagonizó el atropello masivo en Las Ramblas, entre pancartas unitarias que pedían la paz y condenaban el terrorismo y, a su vez, carteles con acusaciones al Gobierno de Mariano Rajoy y al Rey de complicidad con la venta de armas y otros Estados afines a la violencia. «La libertad de expresión por encima de todo», subrayó Puigdemont, que remarcó que, pese a las «sanas discrepancias en democracia», la coordinación entre las Administraciones frente a los atentados es digna de elogio.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau también trató de restar importancia a la presencia de banderas y carteles críticos e insistió en que, en una manifestación tan grande, «hay mucha gente sale con sus símbolos y con cuestiones complementarias». Gran parte de los manifestantes que silbaban y abucheaban provenían de una concentración previa convocada por la CUP y otras plataformas soberanistas, que rodearon el sector donde se concentraron los representantes políticos para lanzar sus protestas. Tanto la Asamblea Nacional Catalana (ANC) como Òmnium aprovecharon los pitidos y los mensajes de repulsa al Rey y al presidente del Gobierno. El presidente de la ANC, Jordi Sànchez, destacó que «la gente ha silbado a los hipócritas y ha aplaudido a los voluntarios, a los cuerpos y fuerzas de seguridad y al personal médico».
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, consideró también que los pitos y abucheos son parte de la «libertad de expresión» de los ciudadanos aunque no comparte que reciban insultos. Atribuyó el clima vivido durante la manifestación a las «barbaridades» que a su juicio se han dicho «en editoriales y en la derecha mediatica» tras los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils. «La gente ha sacado sus banderas, es una cosa bella», sentenció. Para el líder de la formación morada la pregunta es si el Rey y el PP son muy queridos o no en Cataluña: «Quizá menos de lo que ellos querrían», insistió.
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, por su parte, limitó las críticas al Rey y a Rajoy a unos pocos «maleducados que no representan a la mayoría» que, en su opinión, «no pueden ensuciar el nombre de una gran ciudad como Barcelona». «Barcelona y España entera se han querido fundir hoy en un abrazo», remachó el dirigente liberal.
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