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La negociación entre el PSOE y Esquerra Republicana de Catalunya entra en su recta final con opciones de llegar a buen puerto. Aunque nadie se atreve a garantizar una fecha en diciembre, en Ferraz aún ven posible cumplir su objetivo de que el Gobierno de ... coalición con Unidas Podemos esté formado antes de que acabe el año. «Depende de la celeridad con la que podamos llegar a un acuerdo», insisten fuentes socialistas.
Las conversaciones se han desarrollado en un tono más que discreto porque los dos partidos están convencidos de que, para avanzar, hay que hacerlo así. La ausencia de filtraciones y la prudencia en las declaraciones públicas son muestras de la voluntad negociadora de ambas partes. Ahora bien, socialistas y republicanos son conscientes de que aunque el acuerdo esté encaminado aún queda un calendario minado que puede acabar dinamitándolo todo.
Esquerra ha dejado claro hasta ahora que no quiere cerrar nada hasta ver qué decide el jueves el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre la inmunidad parlamentaria de su líder Oriol Junqueras y hasta que haya tenido lugar este fin de semana su congreso nacional. Superadas ambas fechas se podrá saber si Pedro Sánchez se toma las uvas como presidente del Gobierno o si, por el contrario, su eventual investidura se retrasa a enero con el riesgo de que la prolongación de las negociaciones le genere un mayor desgaste y crezcan las presiones sobre ambas formaciones.
En el PSOE hay prisa por encauzar la reelección de Sánchez. «Va a intentar la investidura de forma inmediata», avisó ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, tras hablar con el líder socialista por teléfono dentro de la ronda de contactos iniciada con los mandatarios autonómicos. En la dirección del partido admiten su temor a que, entrados en enero, Junts per Catalunya intensifique sus maniobras para abortar la negociación y no quieren dar tiempo a que Esquerra sucumba a sus presiones.
Pero, de momento, toca esperar. «Hasta el domingo (los republicanos) no nos van a decir nada», reconocen desde el grupo socialista. Las mismas fuentes explican que están intentando diferenciar la investidura de los próximos Presupuestos Generales del Estado para no comprometer dinero ni plazos concretos al hablar de inversiones.
De conseguir amarrar la abstención de los republicanos, la maquinaria para la sesión de investidura en el Congreso se pondría en marcha de forma automática. Fuentes parlamentarias aseguran que el pleno se puede fijar en poco tiempo, «con apenas 48 horas», incluso para el día siguiente, como ocurrió en 2016 con Mariano Rajoy. El candidato popular recibió el encargo del Rey el día 25 de octubre y el debate de investidura se fijó para el mismo 26.«Estamos advertidos de que no podemos irnos de crucero», bromeaba ayer un diputado socialista por los pasillos de la Cámara baja.
Para que Sánchez pueda ser investido antes de que termine el año, su última oportunidad es iniciar el debate el 27 de diciembre para que la primera votación tenga lugar al día siguiente, el 28, donde no saldrá elegido al requerir de mayoría absoluta, y la segunda votación pueda celebrarse el lunes 30, en la que sólo necesita mayoría simple. Es decir, que haya más 'síes' que 'noes'.
A la espera de que el calendario se concrete, los socialistas continúan su ronda de reuniones con el resto de grupos parlamentarios. Ayer fue el turno de Más País, Compromís, Esquerra, EH Bildu, Junts per Catalunya y la CUP. Hoy será el del Partido Regionalista de Cantabria, Teruel Existe y el Bloque Nacionalista Galego y mañana, el del PNV. Están pendientes por concretar otros encuentros con Coalición Canaria y Nueva Canarias, así como con UPN y Foro Asturias.
En esos encuentros, la portavoz del PSOE en la Cámara baja, Adriana Lastra, trasladó a las formaciones minoritarias que el acuerdo con los de Oriol Junqueras está cerca, sin que haya trascendido los detalles de los «avances» de los que habla. Así lo reconoció el diputado valenciano Joan Baldoví, que consideró que la discreción con la que se han llevado las negociaciones sería una señal positiva de que se camina «en la buena dirección». «Tenemos toda la voluntad de remar a favor y de que haya un Gobierno plural y progresista», reconoció, por su parte, su socio de Más País, Iñigo Errejón, que aseguró que se han sentado a negociar sin «líneas rojas».
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