No es solo la pugna por la reforma de la ley del 'solo sí es sí'. En las últimas semanas han sido muchas las ocasiones en las que Podemos ha cargado contra el PSOE como si, en lugar de ser su socio de Gobierno, no ... fuera más que un aliado externo o incluso un partido de la oposición: la política migratoria, el giro en la posición sobre el Sáhara, la enmienda que excluía a los perros de caza de la ley de bienestar animal, el envío de armas a Ucrania y el aumento de los precios de los alimentos. «No se puede pedir por favor a los especuladores del capitalismo salvaje que se lucren menos», reprochó al término de su ejecutiva el coportavoz del partido, Pablo Fernández, al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, que este lunes mantuvo una reunión con las grandes cadenas de distribución (aunque también con agricultores, ganaderos, y productores) para evaluar la situación.
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Los socialistas admiten que la actitud del partido minoritario del Ejecutivo no les gusta. El ruido está complicando a Pedro Sánchez la estrategia que se había marcado para este principio de año en el que aspiraba a poner todo el foco en los resultados de la reforma laboral, la actualización de las pensiones conforme al IPC, la subida del Salario Mínimo Interprofesional a 1080 euros, el incremento de las becas para estudios o el reparto de fondos europeos. Pero la dirección del partido lo asume con cierta resignación. «Estamos a menos de 100 días de una contienda electoral y cuando nos vamos a cercando a estas fechas las palabras y las expresiones hay que enmarcarlas en este contexto», apuntó la portavoz de la ejecutiva socialista, Pilar Alegría, desde Ferraz.
La también ministra de Educación llegó a utilizar la palabra «atrezzo» para referirse a intervenciones como la que el pasado viernes protagonizó la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, cuando instó «solemnemente» a Sánchez a reconocer que «haber contribuido a la escalada bélica» entre Rusia y Ucrania ha sido «un error». «Es natural que pueda haber distintas posiciones sobre algún tema, pero lo cierto es que en cuestiones importantes ahí hemos estado los partidos del Gobierno para aprobar medidas que afectan a la vida de la gente», reivindicó.
Los socialistas están decididos a no ir a su vez al choque. Entre otras cosas, porque creen que confundiría a su electorado. «Está claro que después de las elecciones solo podremos gobernar en coalición», remarcan en Ferraz. Sin embargo, en Moncloa advierten a un mismo tiempo tajantes: «Somos el partido mayoritario del Gobierno y vamos a defender nuestras posiciones».
En ese equilibrio se encuadra la decisión de sacar adelante la reforma de la Ley para la Garantía Integral de la Libertad Sexual incluso con la oposición de los morados y gracias al PP. El debate de totalidad, el próximo 7 de marzo, será una auténtica prueba de fuego. Los socialistas recuerdan que también tienen de su lado a fuerzas como el PNV o el PDeCAT e insisten en que no darán marcha atrás. ¿Y el 8-M? «Iremos a la manifestación en el lugar de siempre». replican.
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