El reguero de víctimas de Dilawar Hussain Fazal Chouhdary, el asesino confeso de los hermanos Francisca Amelia, Ángeles y Pepe Gutiérrez Ayuso, cuyos cadáveres aparecieron el 18 de enero semicalcinados en su casa de Morata de Tajuña (Madrid), continúa aumentando pese a encontrarse en la ... cárcel de Estremera. La cuarta víctima ha sido un ciudadano búlgaro de 40 años, Ángel A.V. que fue encarcelado por homicidio en 2012, según informa Europa Press. Víctima y verdugo compartían celda en el módulo 12 de esta prisión, destinado a reclusos clasificados como preventivos conflictivos.
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Pese a que en un primer momento trascendía que el fallecido era el recluso de confianza asignado para controlar al homicida de Morata de Tajuña, todo apunta a que Ángel A.V. no ejercía funciones de preso-sombra de manera oficial. Sería el encargado de vigilar a Dilawar Hussain en sus primeros pasos entre rejas, donde apenas lleva tres semanas tras su confesión del crimen de los tres hermanos de Morata de Tajuña.
La figura del preso-sombra es un interno de confianza que de forma voluntaria está las 24 horas con el recluso afectado para prestarle seguimiento, apoyo y atención, más si cabe cuando estos presentan signos depresivos.
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Melchor Sáiz-Pardo
La Policía Judicial de la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación, bajo la tutela del Juzgado de Instrucción número 8 de Arganda del Rey, de guardia de detenidos. Las primeras hipótesis apuntan a que Dilawar Hussain mató a golpes «con un objeto contundente» -se trataría de una especie de mancuerna de elaboración casera, prohibida expresamente en el interior de las celdas- a su compañero.
Según fuentes de la investigación, entre Dilawar Hussain y Ángel A.V. no existían problemas manifiestos ni se habían reportado incidentes que hicieran sospechar de este desenlace.
Tras cometer el crimen después del cierre de celdas, que es sobre las 21:30 horas, fuentes penitenciarias informaron de que sobre las 2:30 de la madrugada el propio agresor avisó a un funcionario. Entonces, se puso en marcha el protocolo sobre fallecimientos, se avisó al juzgado de guardia y agentes de la Policía Judicial se desplazaron hasta el penal, acompañados de forenses, para realizar una inspección ocular y entrevistarse con posibles testigos.
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De forma paralela, el centro penitenciario de Estremera abrió una investigación interna para conocer qué ocurrió y si se produjo algún fallo de seguridad, como por ejemplo saber cómo llegó el objeto contundente a la celda. Del mismo modo, Chouhdary fue llevado a aislamiento desde el módulo 12, uno de los más conflictivos de la cárcel. Fuentes penitenciarias señalaron que en estas semanas en prisión preventiva «no había protagonizado ningún altercado, pero mantenía una actitud altiva».
No era la primera vez que estaba en esta cárcel, en la que estuvo recluido hasta el pasado septiembre, cuando fue juzgado y condenado por un delito de lesiones a dos años de prisión por golpear en la cabeza con un martillo a Francisca Amelia. Una sentencia que al ser dictada de conformidad permitió a su defensa solicitar el beneficio de la suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad. Después, ya en libertad provisional, llegó el triple crimen de los hermanos Gutiérrez Ayuso en Morata de Tajuña.
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Dilawar Hussain fue detenido el 22 de enero y confesó haber acabado con la vida de los tres hermanos un mes antes de que se descubriera el triple crimen. El paquistaní mató a sus víctimas a golpes con una «barra» que aún no se ha encontrado. Chouhdary, tras su primera confesión nada más ser detenido, dejó de colaborar con los investigadores por consejo de su abogada, llegando incluso a desdecirse para no autoinculparse formalmente por el crimen. Sin embargo, ante el instructor sí que volvió a reconocer la autoría de los hechos y ratificó en lo declarado ante la Guardia Civil en un principio. El asesino confeso fue enviado a la cárcel madrileña de Estremera, donde esta pasada medianoche acabó con la vida de su compañero de celda tras una discusión cuyo origen aún está por esclarecer.
El triple crimen de los hermanos de Morata de Tajuña encierra una doble estafa basada en la codicia, según los investigadores del Grupo de Homicidio de la Guardia Civil. Por un lado el engaño 'amoroso' a las hermanas Gutiérrez Ayuso que enviaron hasta 400.000 euros en unos siete años a dos falsos 'novios' militares norteamericanos con el fin de cobrar una supuesta herencia de siete millones de euros.
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Por otro lado, el probable engaño en el que cayó el asesino confeso de Francisca Amalia, Ángeles y Pepe, quien llegó a vender el próspero locutorio informático y de transferencias que regentaba en la cercana localidad de Arganda del Rey para poder prestar dinero a los hermanos y entrar en el 'negocio' de la herencia de los militares norteamericanos por el que esperaba obtener un beneficio cercano a los 50.000 euros en solo unos meses.
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