El idilio que Vox mantenía desde su nacimiento en 2013 con unos amplísimos sectores de la Policía Nacional desde mandos a oficiales rasos, pasando por algunos sindicatos- parece pasar por una grave crisis, que, lejos de encauzarse, empeora día a día.
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El apoyo sin matices ... del partido de Santiago Abascal a las protestas no comunicadas y cada vez más violentas ante el cuartel general de los socialistas desde hace dos semanas ya estaba suponiendo un distanciamiento importante entre los policías y la formación de extrema derecha en los últimos días. Pero la cosa ha ido empeorando.
La presencia en las movilizaciones ante Ferraz del propio Abascal, de su vicepresidente Javier Ortega-Smith y del vicepresidente de la Junta de Castilla y Léon, Juan García Gallardo, entre otros, (arengando a los presentes cuando ya estaba confirmado que estas protestas están acabando inexorablemente en incidentes y cargas) ya había levantado ampollas entre los miembros de las Unidades de Intervención de la Policía (UIP, antidisturbios), cuya actuación está siendo cuestionada no solo por políticos de Vox, sino también por alguno del PP.
Pero esa sensación de desencanto ante los partidos que les defendieron en 2017 durante el 1-O en las últimas horas se ha convertido directamente en cabreo en lo referido en particular a Vox. La gota que ha colmado el vaso de esta crisis impensable hace solo un mes es el discurso (a modo de reprimenda) que Ortega-Smith dio a un mando de la UIP el jueves por la noche en Ferraz y en el que dijo que estaba allí para «observar el escrupuloso cumplimiento de la ley».
El vicepresidente de Vox anunció al mando de los antidisturbios que había acudido con cámaras para estar «muy pendientes toda la jornada de sus dispositivos» para controlar que no hubiera un «manifestante violento» pero tampoco «un agente que haga abuso de la fuerza y que se extralimite en sus funciones». El dirigente voxista, que avisó a los funcionarios que daría «traslado a la autoridad judicial» de cualquiera acción irregular, dijo ante las cámaras de las que se hizo acompañar en su discurso a la UIP que tenía «información» de «hechos puntuales de actuación por parte de algunas de sus unidades que podríamos decir que se han extralimitado en la fuerza, lo que entraría dentro del Código Penal un abuso de autoridad».
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El vídeo de la intervención del número 2 de Vox corrió como la pólvora la noche de jueves y provocó la reacción airada de todos los sindicatos del CNP la mañana del viernes. El mayoritario sindicato Jupol -que se está mostrando muy beligerante contra la amnistía y, en general contra las políticas de Pedro Sánchez- no dudó sin embargo en criticar a Vox y asegurar que las palabras de Ortega-Smith «estuvieron fuera de lugar» , al tiempo que afirmó que estas declaraciones suponen una «huida hacia adelante que se tiene que acabar» porque lo que realmente se impone ajora es un «llamamiento a la calma».
«Ni el señor Ortega Smith ni ningún diputado tienen autoridad para amenazar, coaccionar o intentar dirigir ningún trabajo de la Policía», sostuvo en un comunicado la Unión Federal de Policía, que censuró el «tono amenazante» del representante del partido que lidera Santiago Abascal para «acomodar a sus intereses» la decisión o no de la Policía de identificar o detener a manifestantes.
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«Su fiscalización apunta hacia el apoyo a los violentos y terroristas urbanos», indicó, por su parte el SUP, que además recordó que llevan años pidiendo cámaras de dotación unipersonal para todos los compañeros que intervienen en orden público. «No tenemos nada que esconder, señor Ortega», remachó el Sindicato Unificado de Policía, que también está haciendo llamamientos para participar en las movilizaciones pacíficas contra la amnistía.
La Confederación Española de Policía (CEP) insistió en sus críticas a Vox, pero también al PP, por el hecho de que su diputado Rafael Hernando haya hablado en X (antes Twitter) de que «se repiten imágenes de algunos policías golpeando innecesariamente a gente» y que esto «no es propio de una democracia». La CEP arremetió contra los políticos que han «cuestionado el trabajo de la Policía Nacional en Madrid de una forma gratuita e irresponsable, desprovista de datos y sin respeto al principio de presunción de inocencia».
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El cuestionamiento de Vox a la actuación de las UIP en Ferraz provocó incluso que, por primera vez en mucho tiempo, que los sindicatos del CNP coincidieran en sus apreciaciones con el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín Aguirre. «Es inadmisible que día tras día se esté intentando coaccionar a los responsables policiales como estamos viendo durante los pasados días. En particular, las declaraciones ayer (por el jueves) de un diputado nacional en redes sociales y ante la UIP son especialmente graves al poner en duda la profesionalidad y rigor de sus actuaciones», apuntó Martín, en referencia a Ortega-Smith.
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