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El PSOE y Podemos van directos al choque de trenes en el Congreso. La Cámara baja votará este martes, un mes después de haber sido registrada, la toma en consideración de la proposición de ley con la que los socialistas pretenden modificar la ley del ' ... solo sí es sí' para contener la «alarma social» que han provocado las ya más de 700 rebajas de condena producidas desde su entrada en vigor el pasado 7 de octubre, según el Consejo General del Poder Judicial. Las posibilidades de un acuerdo de último minuto son prácticamente nulas. Ambos partidos han ido demasiado lejos en sus declaraciones públicas a favor y en contra del texto como para que se produzca un giro de guion al que, pese a todo, aun se conminaban este lunes mutuamente. Los morados llegaron a tildar de «traición al feminismo» la decisión de sus socios de servirse incluso del PP y Vox para sacar adelante la norma. Sin embargo, uno y otro insisten también en descartar la ruptura.
«Más allá de si hay votaciones distintas el día de mañana es importante que echemos la vista atrás y veamos todo el camino que este Gobierno ha realizado– defendió la portavoz de la ejecutiva socialista, Pilar Alegría, en una comparecencia en Ferraz–. Son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan». En la dirección del partido mayoritario del Ejecutivo no niegan que exista cierto «hartazgo» o incluso malestar por la dureza con la que desde Podemos se escenifican las discrepancias, pero se empeñan en situarlas en el contexto de una larga precampaña electoral y en la necesidad de marcar perfil propio.
El PSOE entiende que a estas alturas la ruptura de la coalición carece de sentido porque los votantes tienen claro que nadie tendrá mayoría suficiente para gobernar en solitario. Por eso, y porque desde los territorios que el próximo 28 de mayo se enfrentan a las urnas muestran su nerviosismo ante el «ruido» que llega de Madrid, en la cúpula del partido se apuesta por apretar los dientes y aguantar los reproches de sus socios sin desviarse del rumbo marcado por Pedro Sánchez.
Algunos versos sueltos, como el portavoz parlamentario, Patxi López, o este mismo lunes la ministra de Defensa, Margarita Robles, no han sido aun así capaces de resistir la tentación de contraatacar. «La señora Belarra debería ser más humilde al reconocer los méritos de los demás. Ahora va a parecer que hasta que no han llegado, el feminismo no ha existido. Pues no, hay muchas mujeres muy comprometidas en España, desde hace muchísimos años. Mi caso, por ejemplo», dijo en un acto en Chiclana. Un día antes, la secretaria general de Podemos también se había despachado a gusto. « Puedes decir que eres el partido más feminista, pero si el martes vas a votar la reforma de la ley del 'sólo sí es sí' para volver al Código Penal de la Manada con PP y Vox, te están dando gato por liebre», acusó.
En la ejecutiva socialista aseguran estar «tranquilos». Están convencidos de que su propuesta de volver a las horquillas penales previas a la ley del 'sí es sí' mediante la distinción entre los casos de agresión sexual que puedan llevar aparejadas violencia e intimidación y aquellos en los que no concurran esos dos elementos es la más «lógica» desde un punto de vista técnico y la más «sensata» para la mayoría de la sociedad. Pero la prueba de que temen la mella que pueda estar haciendo el discurso de Podemos entre una parte de los votantes progresistas, justo a las puertas de la celebración del Día de la Mujer –y con el escándalo del 'caso mediador como factor añadido–, está en la nueva 'ley de paridad' que Sánchez llevará hoy al Consejo de Ministros tras anunciarla en un acto de reivindicación feminista el sábado. El texto, trasposición de una directiva europea, no estaba en el plan normativo del Ejecutivo para este año y ni siquiera está claro que vaya a dar tiempo a su tramitación en lo que queda de legislatura.
Los socialistas, que siguen señalando al PP como partido retrógrado y contrario a los «avances de derechos» no han perdido, además, la esperanza de que algún otro partido del bloque de investidura apoye hoy la toma en consideración de su proposición. De momento, cuentan con los votos del primer partido de la oposición, Vox, Cs, PNV, PDeCAT y Coalición Canarias. El hueso más duro de roer parece ERC, que rechaza dar sus votos para algo que no cuente con el visto bueno del Ministerio de Igualdad. El coordinador general de Bildu, Arnaldo Otegi, fue este lunes, sin embargo, más ambiguo. «Esa ley ha tenido algunos efectos indeseados y por tanto lo lógico es pensar que hace falta corregirlos. Lo que estamos tratando de hacer, con discreción y responsabilidad, es que exista un acuerdo que permita a los socios del Gobierno y al bloque de investidura reformar lo que haya que reformar» , dijo. También está por ver la posición de Más País y Compromís. Podemos sostiene que nunca se ha cerrado a la reforma pero en cuatro meses de conversación con el PSOE no ha sido posible el entendimiento.
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