El pleno más bronco

Casado recogió el guante. «Suba al estrado y diga: 'Hola. Soy Pedro Sánchez, y soy el primer presidente que ha pactado con los herederos de Batasuna y con los comunistas».

Las alusiones a ETA volvieron a colarse en Congreso. Pablo Casado acusó a Pedro Sánchez de «traicionar a los muertos», por la reunión del PSOE con los diputados de EH Bildu, que se abstendrán en la investidura. El secretario general de los socialistas replicó al líder de la oposición que «fueron Rubalcaba y Zapatero» quienes «acabaron» con ella. Estas palabras soliviantaron a la diputada del PP Teresa Jiménez Becerril, cuyo hermano fue asesinado por ETA. Se levantó de su escaño y señalando a la bancada de EH Bildu gritó: «¡Están ahí!». Sus compañeros de partido se pusieron en pie para aplaudirla.

«En nuestra candidatura estaba Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch. Estoy seguro de que se avergonzaría de cosas que se han dicho aquí», añadió Jaume Asens, de En Comú Podem.

«1.033 mujeres asesinadas desde 2003 por violencia de género. Míreme usted a la cara señor Abascal cuando hablo de esto», le espetó Pedro Sánchez al líder del Vox. Especialmente tenso fue el cruce de declaraciones entre ambos políticos sobre esta lacra. La acusación más dura llegó por parte de Abascal, que frente a las cifras que puso el candidato socialista sobre la mesa en materia de «violencia de género, que no doméstica», llegó a acusar al PSOE de ser «responsable de mucha violencia sexual contra las mujeres». Se refirió a los «violadores reincidentes» y no dudó en afear a los socialistas que no apoyen la prisión permanente revisable. «La violencia de género se ha llevado la vida de más mujeres ya que el terrorismo de ETA», respondió Sánchez.

Sánchez subió al estrado y se comprometió a impulsar una estrategia nacional de lucha contra la desinformación y citó las 'fake news' como uno de los fenómenos «más dañinos para la confianza». «La mentira, la calumnia y la falsedad no son fenómenos nuevos, pero la irrupción de la digitalización ha perfeccionado su producción y facilitado su expansión», afirmó el candidato socialista.

Los abucheos desde la bancada socialista fueron en aumento. Casado se golpeó la cara con la palma de la mano mientras en sus labios podía leerse: «Caradura». En su turno de réplica, el líder del PP definió a Sánchez como «presidente 'fake'».

Gabriel Rufián, por su parte, le recordó al líder del PSOE todas sus contradicciones sobre Cataluña.

La portavoz de Ciudadanos fue la que más se refirió en su intervención al acuerdo entre el PSOE y el PNV que garantizará el 'sí' jeltzale a la investidura. «Ustedes creen que la señora Oramas (Coalición Canaria) y el señor Revilla (PRC) son fachas por no apoyar un pacto con el PNV al que hace la pelota y da lo que quiere», espetó. Inés Arrimadas criticó que los socialistas permitieran que el PNV «negociara en nombre de Navarra». «Es el precedente para que el día de mañana ERC hable en nombre de las Islas Baleares porque entiende que existen los países catalanes. El nacionalismo piensa a largo plazo», advirtió. «¿No hay ni un solo socialista valiente que cambie su voto?», se preguntó. «¿Creen que algo que Bildu ve como una oportunidad puede ser bueno para el conjunto de España?».