La cuarentena de Sánchez frustra un plan para arropar a Felipe VI

Sánchez, que en las últimas semanas ha pedido en vano a sus propios socios de Gobierno que eviten cargar las tintas contra la Monarquía al socaire de los escándalos de Juan Carlos I, tenía intención de asistir hoy mismo junto al Rey a la inauguración de una exposición sobre Manuel Azaña, que organiza la Biblioteca Nacional con motivo del 80 aniversario de su muerte. El valor simbólico de ese acto era evidente porque el presidente de la II República es un referente político para formaciones como Unidas Podemos y para el electorado progresista en general. Finalmente, fue la vicepresidenta Carmen Calvo quien acompañó al jefe del Estado.

El aislamiento preventivo frustra también otro acto bien meditado, la visita que el presidente del Gobierno iba a realizar el lunes junto a Felipe VI a Cataluña, donde el cuestionamiento de la Corona por parte de las fuerzas gubernamentales y de la mayoría del Parlament ha sido una constante desde mucho antes de que afloraran las informaciones relacionadas con la situación fiscal del rey emérito; especialmente, desde que el 3 de octubre de 2017 el actual jefe del Estado se dirigió a la nación por radio y televisión para garantizar la prevalencia de la Constitución tras el referéndum sobre la independencia organizado por la Generalitat de Carles Puigdemont.

En este caso, no se trataba de un viaje institucional sino de una visita a la fábrica de Seat en Martorell, pero la presencia de Sánchez, que después tenía programada una intervención ante Foment del Treball, le otorgaba mayor entidad. El Gobierno barajó en un primer momento que otro ministro acompañara al monarca (aunque tampoco podía ser la de industria, Reyes Maroto, porque también está en cuarentena por contacto estrecho con un positivo en covid).Finalmente, sin embargo, se optó por suspenderlo.

En principio, se espera que el presidente del Gobierno pueda retomar su agenda tras la Navidad y, en todo caso, desde la Moncloa remarcaron hoy que sus funciones como presidente del Gobierno no se verán alteradas más allá de las limitaciones físicas a las que le obliga el protocolo sanitario del coronavirus. Aun así, tendrá que someterse a un estricto seguimiento médico y volver a realizarse una PCR cuando esté a punto de superar los diez días desde que se reunió con Macron para descartar que haya podido contraer el virus y aún no haya dado la cara.

Un positivo de Sánchez podría haber tenido repercusiones más allá de sus propios cometidos como jefe del Ejecutivo en buena parte de la agenda política del país. Al margen de la reunión habitual del Consejo de Ministros del pasado martes, este miércoles habló durante horas y sin mascarilla en el pleno del Congreso, donde también pasó lago tiempo conversando con algunos de sus ministros y dirigentes del PSOE. A pesar de que la Cámara baja tiene activado su propio protocolo anti-Covid y la presencia en el hemiciclo está limitada a la mitad de los diputados, es posible que los más cercanos se hubieran visto obligados a confinarse.

No habría sido, en todo caso, el primer miembro del Ejecutivo contagiado. El pasado marzo, en la primera ola de la pandemia, cayeron enfermas la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la de Política Territorial, Carolina Darias. Entonces, tras decretar el estado de alarma y hasta el mes de junio, se comenzaron a celebrar los Consejos de Ministros telemáticos.