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Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del Gobierno, ha recuperado este sábado su faceta más antimonárquica, y, por tanto, ultra republicana. Lo ha hecho en un contexto de efervescencia de sus bases y buena parte de sus votantes, incluidos otros de la izquierda que se pudieran sentir ... identificados entre los 26 millones de españoles a los que un exgeneral retirado afirmó que fusilaría, palabras que plasmó en un chat privado de antiguos mandos del Ejército del Aire.
Los militares, todos ellos retirados, consideraban en sus mensajes que es necesario salvar la Monarquía, frente a la supuesta amenaza que representa para la Corona y la unidad de España el Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.
Las manifestaciones de los militares jubilados, y nostágicos del franquismo según sus mensajes, han desencadenado una condena prácticamente unánime entre la clase política. La primera desde el Ejecutivo, por voz de la ministra de Defensa. «Avergüenzan a cualquier demócrata», zanjó Margarita Robles. «Me parece absolutamente lamentable e intolerable», aseguró a su vez el jefe de la oposición y presidente del PP, Pablo Casado. Hasta Vox se desmarcó de los mensajes de los militares retirados. Según Rocío Monasterio, líder de la formación en la Comunidad de Madrid, «hay ciertas afirmaciones que son terribles, pero da igual que sean militares o electricistas». Eso sí, añade la dirigente de Vox, «es terrible que en España hablemos de un chat privado que recuerda al comunismo, que meten espías para luego denunciar».
Pablo Iglesias ha aprovechado la coyuntura para recuperar sus ideas más republicanas. Las aparcó en los primeros momentos de Podemos, cuando la formación creada por él e Íñigo Errejón apostaron por la transversalidad. Las recuperó en sus discursos contra la Monarquía tras su alianza con Izquierda Unida de Alberto Garzón, y la posterior salida del partido de buena parte de sus antiguos compañeros de universidad junto a los que creo de la nada una formación que en algunos meses de 2015 llegó a liderar las encuestas en intención de voto.
Iglesias, al que desde el comienzo de la legislatura la oposición señala como presidente en la sombra en detrimento de Pedro Sánchez, ha asegurado este sábado que la tercera república «llegará más tarde que nunca». «La república debe tener memoria pero ninguna nostalgia. República es, ante todo, juventud, feminismo y futuro», afirmó el número tres del Gobierno en un acto ante las cúpulas de Podemos e Izquierda Unida, las formaciones que sostienen junto al PSOE el Gobierno de coalición.
Frente a Unidas Podemos, los socialistas tratan de compaginar sus distintas almas. La primera, la histórica, la de un partido con 141 años a sus espaldas que se declara oficialmente republicano. La segunda es la que aceptó la Monarquía constitucional como cesión para asegurar la transición a la democracia. Y existe una tercera: la de los socialistas que se sienten perfectamente cómodos con un jefe de Estado como es Felipe VI.
El líder morado ha aprovechado también la cita para sacar pecho «por el éxito de los planteamientos que Unidas Podemos viene defendiendo desde hace años». Aprobados los Presupestos del Estado en torno a la mayoría que Iglesias quería, con nacionalistas e independentistas, y sin Ciudadanos en la ecuación, el vicepresidente ha incidido en que «es la mayoría parlamentaria para la que algunos hemos trabajado duro los últimos siete años». Iglesias ha vuelto a desoír las críticas de la derecha y ha defendido que Esquerra y EH Bildu formen parte de la «reconstrucción del estado» ya que «el estado es la expresión de lo que los ciudadanos elijan». «Dicen que hay fuerzas como nosotros, ERC o Bildu que no deberíamos participar en la reconstrucción del estado. Nosotros somos tan españoles como cualquiera», ha aseverado.
El número tres del Ejecutivo ha vuelto a arremeter contra la derecha, vaticinando que estarán «alejados del Gobierno durante mucho tiempo», además de situar al PP «fuera de la democracia» por «bloquear» la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Iglesias ha insistido en que de seguir así, la formación de Pablo Casado «no deja otra salida» que descongelar la propuesta de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que presentaron en el Congreso, si mantiene su negativa a negociar, y que prevé una alteración de las mayorías que permite acometer la reforma sin contar con los populares y que ha provocado críticas en Bruselas. Una renovación del máximo órgano de los jueces en la que el vicepresidente del Gobierno ha reivindicado que tanto Unidas Podemos como Bildu o Esquerra «tienen derecho» a participar.
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