'Operación Ícaro': seguridad sin precedentes para proteger hoy a la Familia Real en Barcelona

De hecho, unas 1.500 personas convocadas por los CDR ya protagonizaron anoche una cacelorada frente al Palacio de Congresos de Cataluña y el adyacente hotel Juan Carlos I, donde se aloja la Familia Real tras llegar en la tarde de ayer a la ciudad. La concentración cortó la avenida Diagonal, una de las principales vías de acceso a la capital catalana, y los asistentes corearon lemas como 'Cataluña no tiene rey' y 'Fuera el Borbón'. La protesta se disolvió sin incidentes pasadas las diez de la noche.

El operativo, denominado 'Ícaro', moviliza, solo en el círculo más cercano a la Familia Real, a cerca de 400 miembros de las Unidades de Intervención de la Policía (UIP, antidisturbios). La cápsula de seguridad del jefe del Estado y de su familia en Barcelona, no obstante, es mucho más amplia e involucra a varias decenas más de agentes, tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil en servicios de escolta, como de los Mossos d'Escuadra (Brimo y Arro, antidisturbios) en la parte exterior del perímetro. Incluso, efectivos de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), los antidisturbios de la Guardia Civil, permanecen de posible refuerzo, aunque hasta ahora el Ministerio del Interior se ha negado a que intervengan directamente en la crisis de seguridad desatada en Cataluña a raíz de la publicación de la sentencia del 'procés'.

El desafío de seguridad –explican mandos del dispositivo- es muy importante, hasta el punto de que la Dirección General de la Policía (DGP), a pesar de la inminencia de las Elecciones Generales y de la necesidad de personal en todas las provincias, ha movilizado en las últimas horas a 250 agentes extra de la UIP de grupos de Madrid, Asturias y Valencia para mantener la presencia (y relevos) del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) en la ciudad condal y reforzar la protección de la Familia Real en la que probablemente sea su visita más complicada desde la llegada al trono de Felipe VI.

El departamento que dirige Fernando Grande Marlaska, que ya ha decidido mantener a más de 2.000 antidisturbios de Policía y Guardia Civil en Cataluña hasta después de las Elecciones Generales, ha ordenado un «blindaje zonal» tan amplio como el que puso en marcha Interior el 21 de diciembre de 2018 en Barcelona para proteger el Consejo de Ministros que se celebró en la Lotja de Mar, en el puerto de Barcelona y que, pese al despliegue, acabó con los más graves incidentes en Cataluña en los últimos años hasta la llegada de los disturbios en los últimos días tras el fallo del Supremo.

Y es que las convocatorias de grupos radicales para hoy y mañana se han convertido casi en una tormenta independentista perfecta: hay llamamientos para movilización de Arran, las juventudes de la CUP al grito de «Ni Rey ni miedo»; de los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR), que animan a «dar la bienvenida que se merece» a Felipe VI; y de Tsunami Democràtic, la plataforma perseguida por la Audiencia Nacional como «terrorista» y que promovió la toma del Aeropuerto de El Prat, que también ha pedido a sus activistas a salir a la calle en contra de la presencia de la Familia Real en Cataluña.

La Policía Nacional ya ha blindado los alrededores del Palacio de Congreso de Cataluña, en Barcelona, donde se desarrollarán los actos, que habitualmente tenían lugar en la capital gerundense, pero que en esta edición, en su décimo aniversario, se trasladan a la capital de la comunidad autónoma.