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Isabel Días Ayuso, durante un mitin de campaña. EFE
La 'nueva política' se estrella contra la realidad y el muro del bipartidismo

La 'nueva política' se estrella contra la realidad y el muro del bipartidismo

Las elecciones de Madrid suponen un punto de inflexión para Ciudadanos, al borde del abismo, y Podemos, obligado a una amplia reforma

David Guadilla

Domingo, 9 de mayo 2021, 00:35

Como casi siempre, hay que seguir la pista del dinero. Ciudadanos logró el martes el 3,5% de los votos. Fue un desastre político, pero pudo ser mucho más. Por debajo del 3% no hubiese recibido ninguna subvención pública por los gastos electorales de la ... campaña. Esos carteles con la cara de Edmundo Bal, apelando al centro, los sobres remitidos a los domicilios... Ahora recibirá 0,22 euros por voto. Casi una limosna si se compara con los 20.000 que se obtienen por escaño. En 2019 la formación naranja sacó 26 actas, que se tradujeron en 5,2 millones de euros. Ahora, cero escaños, cero euros. Y no hay que olvidar que un partido no deja de ser una empresa: con sus trabajadores, sus nóminas, sus gastos fijos, sus hipotecas... Sin dinero, no hay estructura. Ciudadanos está en ese punto que los sociólogos califican como «técnicamente inviable».

Un aparente ocaso de un cisne que hace dos años rozó el sorpaso al PP. Fue en las elecciones de abril de 2019. Apenas le separaron 330.000 votos. Pero las elecciones de Madrid han demostrado lo rápido que pasa el tiempo en una España acelerada políticamente. Y no solo para Ciudadanos. Podemos estuvo a punto de asaltar los cielos en diciembre de 2015. 400.000 votos le separaron del PSOE. Seis años después, su líder y padre fundador se ha visto obligado a salir por la puerta de atrás. La 'nueva política' salta por los aires.

El auge y caída de estos dos partidos es una mezcla de errores estratégicos, fallos de perspectiva, menosprecio a los rivales e hiperliderazgos mediáticos. «Lo que sube, baja. La euforia, si no está basada en el trabajo real, se torna en decepción», afirma Daniel Innerarity. Podemos y Ciudadanos crecieron casi de la mano, aunque nacieron en dos momentos y contextos diferentes. La formación liberal surgió en 2005 en Cataluña como una oposición al nacionalismo pero su salto con éxito a la política nacional no se produjo hasta los comicios europeos de 2014. Ahí fue donde coincidió con Podemos, que explosionó como fuerza política solo unos meses antes como respuesta al descontento social.

El denostado 'aparato

Tenían puntos en común: se presentaban como alternativa de los partidos tradicionales, cada uno en un espectro ideológico opuesto, sus impulsores habían estado más vinculados al mundo académico que al político y tenían dos líderes que con el tiempo se han demostrado mejores comunicadores que políticos: Albert Rivera y Pablo Iglesias. «Era la época en la que uno creía que se podía ahorrar algunos trámites engorrosos que existen cuando montas un partido, que bastaba con subir a una ola de euforia política e hiperatención mediática», subraya Innerarity.

Entre esos «trámites» a los que alude el filósofo está uno que se ha visto clave. Unos cimientos poco consolidados que cuando ha llegado la tormenta no han podido sostener el edificio. «Son partidos a los que les falta estructura, crecen de manera muy rápida», afirma el politólogo Pedro Marfil. Una estructura te permite tener cuadros medios que diseñan políticas públicas, hacen análisis, programas, consolidan la militancia... Es lo que en los 'viejos partidos' se conocía como el 'aparato', tan denostado como necesario. Un forjado que el PSOE y el PP han demostrado tener y que les ha permitido sortear sus respectivas tempestades. El bipartidismo se ha desgastado, y es verdad que nada volverá a ser como antes, pero el muro se ha antojado demasiado alto y grueso como para ser derribado.

Con unos pilares de arena, la única posibilidad que les quedaba a los dos partidos llamados a cambiar el rumbo de la política española era no cometer errores. Y no ha sido el caso. Más bien al contrario. «Ambos han pecado de ingenuidad, no han sabido ver los resortes de la política española», sostiene el sociólogo Joan Navarro. En su opinión, lo de Ciudadanos es un «cúmulo» de fallos. El último, haber dejado en manos del PP tanto la Comunidad como el Ayuntamiento de Madrid en 2019. «Se pusieron a la sombra del PP y cuando han querido, les han ejecutado sin piedad». Y en el caso de Podemos, Navarro sitúa su punto de inflexión cuando no permitieron que PSOE y Ciudadanos formasen gobierno. «Eso les hubiera dado espacio», dice.

Infantilismo político

Gonzalo Velasco, profesor de la Universidad Carlos III, habla de tres «pecados casi originales». «Olvidaron su apuesta por la transversalidad, una escasa sensibilidad territorial y un hiperliderazgo». Y en el caso de Podemos añade otro: «En lugar de centrarse en las necesidades de la gente, te hago un discurso en el que te explico, te alecciono... Y, o eres activista...». Marfil, por su parte, retrocede hasta la moción de censura de Pedro Sánchez para ubicar el momento en el que Ciudadanos perdió su oportunidad de hacerse un hueco, de presentarse como un proyecto útil... En realidad, quizás sea ese el problema. Que hay demasiados momentos que pueden ser elegidos como claves, demasiados golpes para naves que se han tornado más frágiles de lo que pensaban sus creadores.

Frances de Carreras estuvo en el germen embrionario de Ciudadanos. Perteneció a aquel grupo de intelectuales que quisieron crear una alternativa sólida al nacionalismo. «El problema comenzó cuando Rivera fue a Madrid y quedó abducido por los que le decían: 'Eres el mejor'. Aparcó la idea de ser un partido bisagra y se empeñó en sobrepasar al PP._Mal cálculo». A eso añade la falta de debate interno, el liderazgo absoluto de Rivera y para rematar la moción de censura de Murcia. «Fue de un infantilismo político...».

Las elecciones de Madrid han dado un golpe ¿definitivo? a lo que para muchos fue un sueño. «Hubo ilusión, y no solo en los nuevos partidos, sino en todas aquellas personas que creyeron que los nuevos partidos podían ser una alternativa», afirma María Silvestre, directora del 'Deustobarómetro'. Pero, añade, «en poco tiempo empezaron a comportarse de una manera muy similar a los viejos partidos».

El futuro de ambos se antoja diferente. El de Ciudadanos necesita de un milagro. El de Podemos, de una reforma en profundidad. Y en eso andan sus dirigentes. Quizás una especie de bicefalia con Ione Belarra al frente del partido y Yolanda Díaz como candidata de una coalición de izquierdas. El últimos giro de guion de la 'nueva política': elegir como rostro renovador a una militante del PCE.

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