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Miércoles, 17 de febrero 2021
«Tengo la obligación de detener la ola de violencia», ha afirmado esta mañana el consejero de Interior, Miquel Sàmper, después de los disturbios que se registraron ayer en diferentes ciudades de Cataluña, tras las protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. Los Mossos ... se han mostrado «muy preocupados» de que las algaradas puedan repetirse hoy y los próximos días, pues ya hay nuevas convocatorias de manifestaciones. Interior no descarta pedir apoyo al Cuerpo Nacional de Policía, como ya hizo en episodios anteriores, como las protestas tras la sentencia contra los líderes del 'procés', que se prolongaron cerca de un mes. Sàmper ha rogado que las manifestaciones de hoy sean pacíficas y que se aísle a los violentos.
La noche de protestas se saldó ayer con 18 detenidos, 25 agentes heridos y 30 manifestantes atendidos por los servicios médicos de emergencias de la Generalitat. Se registraron 32 manifestaciones en diferentes localidades catalanas, además de una movilización en Valencia. Sàmper ha lanzado una llamada a la «paz», «nada justifica la violencia», ha asegurado, a pesar de mostrar su rechazo a la sentencia que condenada a Hasel, y es que ayer hubo tres protestas que derivaron en algaradas muy violentas: Barcelona, Vic y Lleida. En la capital catalana ardieron contenedores y mobiliario urbano y los manifestantes asaltaron sucursales bancarias y comercios y levantaron barricadas de fuego. En Vic es donde se vivió el «ataque» a una comisaría de lo Mossos. «No hay precedentes de un ataque de esta virulencia y ganas de hacer mal», han asegurado esta mañana los responsables de la Consejería de Interior, tras celebrar una reunión de urgencia para analizar los disturbios de ayer.
Sàmper ha señalado que la comisaría fue atacada por una cincuentena de manifestantes, que rompieron cristales e intentaron asaltar las dependencias policiales. Ha hablado de «violencia desmesurada» y que los violentos llegaron hasta el recibidor del inmueble. Interior sopesa revisar la seguridad de las comisarías, pues los agentes que estaban dentro se vieron indefensos. El ataque, ha dicho, muestra la «magnitud de la tragedia» de lo que se vivió ayer», ha dicho, con agentes acorralados y reculando y teniendo que recurrir al código 33, que solo se emplea en casos de extrema gravedad. «Ayer se produjo un ataque contra una institución catalana», ha advertido, sobre las consecuencias penales a las que se enfrentan los detenidos por el asalto. «Hubo violencia gratuita contra policías», han reiterado desde Interior. «No se impidió ninguna manifestación», ha dicho Sàmper contra las críticas por la actuación policial. «Lo que hubo fue violencia gratuita». La CUP ha criticado la actuación policial, entre otras razones porque una mujer resultó herida en la cabeza por el impacto de un proyectil foam de antidisturbios. «Con violencia no pueden garantizarse los derechos fundamentales», ha advertido el consejero.
En Lleida, mientras, quien sufrió la ira de los manifestantes fue un agente de la Policía local, que fue rodeado mientras iba en moto. Tuvo que se rescatado por una furgoneta de la Policía municipal y su moto fue incendiada por los exaltados.
Desde la Consejería de Interior, han apuntado que no hay un perfil concreto para clasificar a los detenidos de ayer y a los grupos violentos. A su juicio, y como ya ocurrió en el es mes de octubre, en las protestas del mes de octubre de negacionistas y personas que rechazaban las restricciones por el covid también se mezclaron grupos «antagónicos» de extrema derecha y de extrema izquierda.
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