El ministro de Exteriores ruso asegura a Borrell «no saber nada» de la trama de espías en Cataluña

Según informó el propio Josep Borrell, el canciller español sacó a Lavrov muy de pasada el espinoso tema del presunto desembarco durante el 'procés' de miembros de la Unidad 29155, la élite de los servicios secretos militares de aquel país. durante el encuentro que ambos mantuvieron este sábado en la localidad japonesa de Nagoya, en el marco de una cumbre ministerial del G-20. Pero el intento fue baldío. Borrell admitió que no pudo presionar mucho a Lavrov porque «tampoco le pude trasladar mucho».

Y es que tres días después de que la saliera a la luz la existencia de la investigación del juez Manuel García-Castellón, el máximo responsable de la diplomacia española sigue insistiendo que no tiene «más información que la de la prensa». «Solo tengo las noticias que aparecen en los medios de comunicación de procedimientos judiciales que son supuestamente secretos, pero que nos encontramos radiados y televisados«, se limitó a señalar Josep Borrell.

Según informaron fuentes gubernamentales, el Ejecutivo, con esta tímida gestión del ministro Borrell ante Lavrov, da por cerrado el asunto, por el momento. A Exteriores la vaga y esperada respuesta de la diplomacia del Kremlin le vale de sobra porque la cancillería española no se plantea ir más allá –como sería una queja diplomática o la llamada a consultas del embajador- mientras no se conozcan los resultados de la investigación de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional que dirige García-Castellón.

Responsables gubernamentales insisten en que solo cabrían medidas diplomáticas en el caso de que la investigación probara la intervención del Kremlin en las maniobras de desestabilización en Cataluña en 2017. Una hipótesis –se atreven a aventurar- que será casi imposible de demostrar judicialmente.

En la presidencia del Gobierno -como ya se hizo durante el mandato de Mariano Rajoy que es cuando supuestamente comenzaron las injerencias de Moscú- se prefiere mantener el 'status quo’ actual. Esto es, algo parecido a hacer la vista gorda, según admiten responsables del Ejecutivo. Los informes del CNI y del Departamento de Seguridad Nacional (DSN) vienen insistiendo desde 2013 de las actividades cada vez más “agresivas” de servicios secretos de “países hostiles”, el eufemismo con el que se refieren en la inmensa mayoría de los casos al espionaje ruso.

La respuesta de la contrainteligencia española, tal y como recogen textualmente los documentos del DSN, es solventar estos continuos encontronazos con Moscú bajo cuerda y sin escándalos. O sea, a través de “neutralizaciones de las actividades de estos servicios de inteligencia hostiles en España, mediante expulsiones oficiales o bien neutralizaciones discretas sin proceder a la comunicación oficial”.

En esa misión de mantener a raya el desembarco de espías del Este está siendo clave el Passenger Name Record (PNR), el Registro de Nombre de Pasajero, la gran base de datos de viajeros usuarios de líneas aéreas en la que se incluyen todos los alias e identidades posibles. Fue este PNR el que reveló que el espía Denís Serguéyev, alias Sergey Vyacheslavovich Fedotov, estuvo seis días en Cataluña entre el 5 y el 11 de noviembre de 2016 y luego diez días entre el 29 de septiembre y el 9 de octubre de 2017, en las jornadas álgidas de la intentona separatista.