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La decisión sin precedentes del Gobierno de México de no invitar al rey Felipe VI a la toma de posesión de su nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, ha avivado el conflicto soterrado entre ambos países desde 2019 y abre un nuevo frente diplomático al Gobierno, que se suma a los otros cuatro -Venezuela, Argentina, Israel y Argelia- con los que lidia, por distintos motivos, Pedro Sánchez. La futura líder del país centroamericano respondió este miércoles a la polémica desenterrando la carta que envió su predecesor y hoy presidente en funciones, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, al monarca en 2019 exigiéndole disculpas por los abusos a los pueblos indígenas cometidos durante la conquista española.
«Lamentablemente, dicha misiva no mereció respuesta alguna de forma directa, como hubiera correspondido a la mejor práctica diplomática de las relaciones bilaterales», reza el comunicado en el que la dirigente mexicana sustenta su controvertido veto a la ceremonia convocada este 1 de octubre al jefe del Estado español, que Sheinbaum no ha hecho extensivo a Sánchez, sí invitado. La respuesta de la Moncloa ha sido la de amparar a Felipe VI y no enviar a ningún representante institucional a la toma de posesión de la nueva presidenta.
Sobre el comunicado del 24 de septiembre del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España. pic.twitter.com/K1rFImrO4p
— Dra. Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) September 25, 2024
Desde la Asamblea de la ONU y cuestionado al respecto, Sánchez se afanó en subrayar los lazos de hermandad históricos entre ambos países, pero dejando claro que ve «inaceptable» el desplante al Rey y tildando de «enorme tristeza» que España y México no puedan tener mejores relaciones por el «interés» de determinados políticos. «Lo respeto, pero no lo comparto. Es una lástima que se trate de utilizar la figura de nuestro jefe del Estado en una polémica que no obedece el sentir de la sociedad española», recalcó».
Don Felipe ha venido asistiendo tradicionalmente a las inauguraciones de los presidentes iberoamericanos durante más de dos décadas. Primero lo hizo como Príncipe de Asturias y luego como Rey, aunque en algunas ocasiones y por distintos motivos la representación oficial española ha recaído en otro alto cargo del Estado.
Este choque enfría las expectativas de que la nueva líder mexicana, la delfina de Andres Manuel López Obrador (AMLO, en su conocido acrónimo) ganadora de las elecciones presidenciales del pasado 3 de junio, pudiera retomar las relaciones bilaterales que su antecesor puso en «pausa» en 2022 al considerar que no existía «una actitud de respeto» por parte española. La colisión con el país norteamericano se suma a los otros cuatro choques que afronta la diplomacia de Sánchez.
Venezuela llamó a consultas a su embajadora en Madrid después de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, tildara de «dictadura» al régimen de Nicolás Maduro. Exteriores retiró a la jefa de la legación española de Buenos Aires después que el presidente argentino, Javier Milei, no pidiera disculpas tras tachara de «corrupta» a Begoña Gómez, esposa de Sánchez. Con Israel, la ruptura, ya deteriorada por la postura del Gobierno en relación con su ofensiva militar en la Franja de Gaza, se produjo tras el reconocimiento del Estado palestino. Y con Argelia, la crisis más prolongada y sin avances, por el cambio de la postura española sobre el Sáhara occidental.
A excepción del «Viva México, cabrones» con el que el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, celebró la decisión del Ejecutivo norteamericano empleando la expresión estandarte del nacionalismo mexicano, el resto de formaciones políticas evitaron torpedear al Gobierno, con el que el PP cerró filas pidiendo a México «respeto» hacia España. «Si el Rey no está invitado, España no está invitada», zanjó Borja Sémper.
Sumar sí exhibió malestar porque la ausencia del Gobierno en el acto de Sheinbaum implica que la vicepresidenta Yolanda Díaz no podrá asistir para arropar a la líder con cuyo partido los magenta tienen lazos «fraternales». Íñigo Errejón sugirió, además, la posibilidad de «abrir el melón» de acabar con la tradición de que sea el Rey el máximo representante de España en este tipo de eventos. Sumar sí acudirá como partido, al igual que Podemos y EH Bildu.
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