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«Lo mejor es encontrar una solución antes de ir a otras elecciones». El Rey fue hoy claro en su llamamiento a las fuerzas políticas para que traten de buscar un entendimiento que evite a los ciudadanos volver a pasar por las urnas ... y acabe con una situación de interinidad perjudicial para la estabilidad institucional económica del país. El hecho de que se pronunciara de esa manera, durante el tradicional posado de verano en Marivent, con la Reina, la princesa Leonor y la infanta Sofía, habla de su propia preocupación como Jefe del Estado, ante la situación de bloqueo.
Don Felipe siempre ha buscado un equilibrio entre el papel que le otorga la Constitución como árbitro y moderador del «normal funcionamiento de las instituciones» y el principio de no injerencia en las decisiones políticas. Por eso, precisamente, su mensaje es un aldabonazo a la conciencia de todos los partidos, especialemente, los que se autodenominan constitucionalistas. La última vez que hizo una apelación semejante, entonces a través de un comunicado, fue en septiembre de 2016 cuando, tras haber celebrado las segundas elecciones generales en apenas siete meses, fracasó la investidura de Mariano Rajoy. El 29 de octubre, el presidente del PP salía investido del Congreso gracias a la abstención del PSOE.
El monarca también trasladó hoy, aun así, un mensaje de tranqulidad y normalidad democrática. «Esperemos que haya margen para que los partidos que tienen la confianza de los ciudadanos después de las últimas elecciones puedan encontrar una solución y si no la encuentran, pues también hay una solución dentro de las previsiones constitucionales», dijo en alusión, precisamente, a la convocatoria de elecciones, prevista en la Carta Magna.
El pasado 26 de julio, después de recibir de la presidenta de la Cámara baja, Meritxell Batet, la notificación oficial del fracaso de la investidura de Sánchez, el Rey optó por dar a los partidos algo de tiempo antes de convocar una nueva ronda de contactos y proponer (o no) de nuevo canditato. El líder del PSOE, que sigue siendo el único aspirante con opciones de ser desginado jefe del Ejecutivo, sólo se ha concedido una semana de vacaciones, la del puente de la Virgen, pero en su entorno no prevén un encuentro con Pablo Iglesias o el resto de líderes nacionales hasta la segunda quincena del mes.
El jueves, antes de reunirse con asociaciones feministas por la mañana y con científicos e investigadores por la tarde, el presidente en funciones explicó que su objetivo es celebrar primero encuentros con colectivos sociales de la izquierda a los que querría implicar en la construcción de un «espacio común para alcanzar un Gobierno progresista». Mañana se verá con los ecologistas y el jueves, un día después de la tradicional audiencia de agosto con el Jefe del Estado, con los líderes de UGT y CC OO, José Álvarez y Unai Sordo.
Ninguno de los convocados parece, sin embargo, cómodo con el papel que, según declaró él mismo en una carta a la militancia socialista, les pretendía asignar Sánchez: el de aliados para arrastrar a Podemos a un acuerdo de gobierno exclusivamente programático. Varios de ellos ya han dejado claro que aunque sean favorables al entendimiento de ambas fuerzas no entrarán a juzgar cuál debe ser la fórmula de Gobierno.
Visto lo visto, el líder socialista ha optado pues por combinar estos encuentros con reuniones directas y personales con las organizaciones políticas «territoriales» que mantienen, dicen fuentes de la dirección, una «actitud favorable a la investidura». Empezará mañana por la tarde en Valencia con la líder de Compromís, Mónica Oltra, y el diputado Joan Baldoví. Pero también tiene previsto viajar más adelante a Bilbao para verse con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y a Santander para hablar con Miguel Ángel Revilla.
En el PSOE advierten de que probablemente ya no será posible que las citas con los nacionalistas vascos y con el líder del Partido Regionalista de Cantabria se produzcan antes del día 19, porque no hay mucho más margen; esta semana apenas hay huecos en su agenda y la próxima es la vacacional. También subrayan que, al menos de momento, no se contempla un desplazamiento a Barcelona para llamar las puertas de ERC. Además, evitan crear falsas expectativas. «No se trata de cerrar acuerdos -matizan-, sino de intercambiar visiones».
El modo en el que se organicen estos encuentros y los que eventualmente se produzcan con Iglesias o el líder del PP, Pablo Casado -Albert Rivera sigue sin parecer dispuesto a hablar- no tendrá tanto que ver , según las citadas fuentes, con la «jerarquía» o importancia numérica de los grupos como con la disponibilidad de agendas. El caso es que para empezar a deshacer el nudo gordiano de la negociación de la investidura habrá que esperar aún casi dos semanas. La mayoría de los dirigentes socialistas creen que es lo más sensato para que las heridas del intento fallido sanen.
Lograr lo que no se logró en julio, aun así, no parece sencillo. Podemos quiere reanudar las conversaciones en el punto en el que se quedaron antes de saltar por los aires una vicepresidencia social y tres ministerios para ellos. El PSOE entiende que el modo en el que acabó el diálogo, demuestra que formar un ejecutivo conjunto no es viable y ha vuelto a la 'vía portuguesa', un acuerdo programático para que la formación izquierdista les apoye desde fuera.
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