Sánchez responde a Marruecos y califica de «inaceptable» el «asalto» de las fronteras

Moncloa da por sentado que la insistencia de Rabat por ahondar en la cuestión está detrás de la entrada masiva de más de 10.000 personas a través de la frontera con Ceuta hace dos semanas. En el Ejecutivo ya no muestran dudas en público sobre que esta acción respondió a un plan coordinado por el propio Gobierno del país vecino. «Un asalto a las fronteras españolas por desavenencias en política exterior», lo definió Sánchez en la rueda de prensa tras la cumbre bilateral entre Polonia y España en Alcalá de Henares (Madrid).

Marruecos no tiene intención de dar por cerrada una crisis que califica de «muy grave» y ha ido un paso más allá al denunciar «la connivencia de nuestro vecino del norte con los adversarios del Reino para socavar la integridad territorial de Marruecos». En el comunicado, Rabat compara la situación de la excolonia española con la de Cataluña y defiende que su Gobierno «no optó por la neutralidad» y «fue uno de los primeros en ponerse del lado de la integridad territorial y la unidad nacional de su vecino del norte de forma clara y contundente».

Tras reprochar «una memoria corta», Marruecos recuerda que en 2012 durante una visita al país de una delegación económica catalana, «se modificó el programa, a petición del Gobierno español», para que no fuera recibida a alto nivel y que todos los encuentros se mantuvieran en presencia del representante de la Embajada de España en Rabat.

En un segundo comunicado en menos de 24 horas, el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, afirmó que las palabras de Sánchez habían causado «gran sorpresa» y le exigíó ciertas «aclaraciones». Además, pidió al líder español que no usara «la cuestión de la migración como pretexto».

Además, interpreta la comparecencia de Ghali ante la Audiencia Nacional, por diversos delitos entre los que se encuentra el de genocidio, como la confirmación de que «España ha recibido en su territorio, de manera intencionada y de forma fraudulenta y oculta, a una persona procesada por la justicia ».

La cuestión sobre el territorio norteafricano llevaba tiempo dormida, aunque seguía latente, sin embargo, el reconocimiento de la soberanía por parte de Estados Unidos en diciembre, en los estertores de la presidencia de DonaldTrump, a cambio de que Rabat aceptara establecer relaciones diplomáticas con Israel, ha envalentonado a Marruecos. En Moncloa interpretan que el país vecino busca influir en otros socios de la Unión Europea para que secunden la postura estadounidense, cuyo actual presidente, Joe Biden, mantiene.

En esa línea, el Gobierno marroquí rompió relaciones con Alemania en marzo, con intención de presionar sobre la cuestión, y posteriormente ha repetido los choques con España. Ambos países defienden la idea de no reconocer la soberanía por parte de Marruecos y apostar por una solución dialogada como la que defiende la ONU.