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La dirección nacional del PP no se da por aludida tras el alegato de Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo por la templanza en el ejercicio de la política. El vicesecretario de Organización, Javier Maroto, ha defendido esta mañana que «el sectarismo ... y el adoctrinamiento», las dos tendencias que desechaba ayer el expresidente del Gobierno, están «fuera» del partido ha ubicado el proyecto de Pablo Casado «en la moderación».
Empeñados en hacer de esta convención el cónclave del «reencuentro», desde la cúpula del partido se rechaza cualquier planteamiento que apunte a un PP en el que conviven dos almas: la que reivindica la centralidad y la moderación y otra, más conservadora y vehemente, que se inclina hacia el flanco derecho. Esta segunda podría reconocer hoy en José María Aznar un referente.
En el fondo, se trata de cómo entiende cada uno la estrategia para desactivar a Vox en las próximas elecciones. Las relaciones con el partido de Santiago Abascal generan discrepancias en el PP. Los mismos cargos que reconocieron su alivio por no haber cedido en la negociación andaluza, mostraron también su preocupación por haber aceptado extender el debate sobre las agresiones a mujeres a la violencia «doméstica».
Maroto, sin embargo, ha querido zanjar hoy el asunto reafirmando el compromiso del PP en la batalla de la violencia de género. Lo que supone reconducir la postura de la formación conservadora. «Por mucho que otros partidos se hayan empeñado en introducir ese debate, nuestra posición definitiva es firme: a las mujeres no se les protege por el hecho de ser mujeres, porque entonces también debería protegerse a los hombres por el hecho de ser hombres. A las mujeres en esa ley se les protege porque hay violencia contra ellas por el hecho de serlo. Y eso no se produce con nadie más», ha zanjado. Es lo que llama «firmeza ideológica».
Feijóo ha coincidido con Rajoy al asegurar que, «por supuesto que hay sectarismo en la política española», y lo ha personificado en el PSOE, Podemos y los independentistas. A su juicio, el sectarismo en la política española empezó con el Pacto del Tinell, el acuerdo suscrito por el PSC, ERC e ICV-EA en 2003 para formar un gobierno de coalición en Cataluña con Pasquall Maragall como president y por el que se comprometían a no llegar a pactos con el PP.
«A partir de ahí vino una deriva de sectarismo que lamentablemente estamos padeciendo», ha recalcado antes de explicar que el sectarismo viene de la mano del independentismo catalán, del «populismo» de Podemos y «de un PSOE que se ha radicalizado y ha aparcado a las personas que le han hecho un partido grande». Feijóo ha subrayado, en línea con las palabras de ayer de Rajoy, que el PP no puede caer en el sectarismo.
Al plantearle si también Vox es sectario, ha explicado que el PP ha organizado su convención para hablar del partido y recordar que lleva cuarenta años «trabajando en algunas cosas que otros (en alusión a la formación de Santiago Abascal) parece ser que han descubierto hace unos meses». En esa línea ha insistido en que el PP lleva cuatro décadas enfrentándose democráticamente al nacionalismo, defendiendo la Constitución y diciendo las mismas cosas en cualquier lugar de España. «Hay algunos -ha reiterado en referencia a Vox- que el independentismo o el radicalismo del populismo les ha venido bien y parece que ellos son la autenticidad y la verdad».
Frente a ello, ha dicho que el PP sólo puede sonreir y dejar bien claro que en España hay dos posibilidades, que gobierne la izquierda radical con los independentistas o que lo haga un partido de centro y reformista como el PP. De ahí que haya apelado al voto útil del PP, ya que ha dicho que la disgregación beneficia a la izquierda y el independentismo.
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