España mantiene su plan de evacuación entre retrasos y sobresaltos

Los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa evitan precisar los plazos. Mientras, en el aeropuerto de Kabul aguardan los miembros delegación diplomática española, un grupo de 25 personas entre trabajadores y agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional. Pero el principal reto de la evacuación siguen siendo los más de 500 ciudadanos afganos que han colaborado con el Ejército español durante su misión en Afganistán. Muchos de ellos se muestran cada vez más impacientes conforme pasan las horas y aseguran no haber recibido aún información por parte del Gobierno.

Algunos, como Fawat, que ejerció de traductor durante 15 años para las tropas españolas, se encuentran ocultos en casas de familiares y amigos, en las cercanías del aeropuerto. Pero otros permanecen en sus domicilios con la intención de arriesgarse únicamente a salir a la calle cuando su marcha del país esté clara. Los talibanes consideran a estos colaboradores unos «traidores», y aunque tras la toma de Kabul han mostrado cierta buena voluntad, estos ciudadanos temen ser degollados si los reconocen y son capturados.

Por la tarde, mientras la situación dentro del aeropuerto estaba controlada por las fuerzas militares estadounidenses, se empezó a extender una funesta noticia: grupos armados de talibanes formaron un perímetro alrededor del aeropuerto para impedir la fuga de sus compatriotas. Un extremo que el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, negó rotundamente. «Los talibanes nos han informado de que están preparados para proporcionar un paso seguro de los civiles al aeropuerto, y nuestra intención es asegurarnos de que cumplen ese compromiso», afirmó.

En medio del sobresalto, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, señaló en RNE que el Gobierno «fletará todos los vuelos que sean necesarios» para poder evacuar a los colaboradores afganos que se encuentran en Kabul, y reiteró el «compromiso ineludible de garantizar la seguridad de todas esas personas que en momentos difíciles colaboraron» con la misión española. Un compromiso que, el domingo, había lanzado el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares: «No dejaremos a nadie atrás».

España también se ofreció a sus socios de la Unión Europea para recibir a los ciudadanos afganos que han trabajado para sus instituciones durante los últimos años con el objetivo que después sean repartidos entre los distintos países del bloque que les ofrezcan visados.

Así lo desveló ayer el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrel, al término de la reunión extraordinaria por videoconferencia de los ministros de Exteriores de la UE, en la que una de las «principales conclusiones» fue tratar con carácter prioritario la evacuación de los europeos presentes en el país asiático y de los afganos que han trabajado para Bruselas. «No podemos abandonarles y haremos todo lo posible para traerles y ofrecerles refugio en los Estados miembros de la Unión Europea», afirmó Borrell.