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El PSOE fue de largo el ganador de las elecciones autonómicas del 26 de mayo, pero en un panorama político tan fragmentado, las negociaciones a dos, tres, cuatro y hasta cinco bandas han sido la tónica general para formar gobiernos. A falta del ... desenlace en La Rioja, estos son los pactos que se han producido y que han dado lugar a siete Ejecutivos presididos por el PSOE, tres por el PP y uno del Partido Regionalista de Cantabria.
Ha sido la negociación que más actores ha implicado y también la única que ha dado como fruto un Gobierno cuatripartito en el que participan desde la extrema izquierda al centro derecha. Javier Lambán, adscrito al sector más moderado del PSOE, ha logrado tejer una alianza a su alrededor impensable hace unos meses. Ha sabido jugar sus cartas bajo una premisa: o él como presidente o uno del PP apoyado por Ciudadanos y Vox. El problema para populares y liberales es que, además de conservador, el Partido Aragonés (PAR) es también regionalista. Y Vox aboga por suprimir las autonomías. El pacto casi inmediato entre el PSOE y el PAR cerró todas las puertas a un gobierno de derecha en Aragón.
El Principado es uno de los mejores ejemplos de la rivalidad entre PSOE y Podemos. Si el socialista Adrián Barbón fue investido presidente el pasado 16 de julio no fue precisamente gracias a la formación morada. El candidato del PSOE, que obtuvo una amplia victoria el 26-M, obtuvo solo el respaldo de IU, a cambio de un acuerdo programático. En la investidura logró el apoyo de 22 de los 45 diputados que conforman el Parlamento asturiano. Suficiente, no obstante, en la segunda votación porque el sistema de elección asturiano favorece la gobernabilidad. No se puede votar en contra de un candidato, solo presentar uno alternativo o abstenerse. Podemos se abstuvo.
Pese al gran número de actores implicados, el pacto fue rápido y sencillo. La clave está en la presidenta Francina Armengol. La socialista no solo repite al frente de un gobierno de coalición, de hecho es la única dirigente del PSOE que consigue revalidar mandato en el archipiélago, sino que además no se asusta a la hora de aliarse con fuerzas nacionalistas, que en Baleares están representadas por Mes.
Los 6.215 votos de la Agrupación Socialista Gomera (ASG), que se tradujeron en tres escaños en el Parlamento canario, decidieron el signo del nuevo Gobierno insular, cuya Presidencia ejerce el socialista Víctor Torres. El cuatripartito, del que forman parte también Podemos y Nueva Canarias, puso fin a 26 años de ejecutivos de Coalición Canaria. Ocurrió gracias al apoyo de Casimiro Curbelo, líder de ASG y exsenador del PSOE. al que Ferraz expulsó del partido.
Sin novedades. El Partido Regionalista de Cantabria (PRC) de Miguel Ángel Revilla selló un pacto de Gobierno con el PSOE, alianza que con esta ya suma cuatro coaliciones. La duda está en saber si, en caso de haber bailado arriba o abajo un escaño, Revilla hubiera preferido como socio a Ciudadanos, con quien le hubiera dado igualmente la suma.
Sin discusión. El PSOE se hizo con la mayoría absoluta y la investidura de Emiliano García Page fue un paseo.
El liberal Francisco Igea, una de las voces críticas en Ciudadanos, apostaba por poner fin a 33 años consecutivos de Gobiernos del PP. Pero Madrid le llamó al orden. Igea tuvo que aceptar el cordón sanitario a los socialistas, ganadores de las elecciones, y firmó uno de los tres ejecutivos de coalición que controlan populares y liberales a raíz del 26-M.
Fue junto a Castilla-La Mancha la única autonomía en la que las urnas arrojaron una mayoría absoluta, en este caso a favor del también socialista Guillermo Fernández Vara.
La investidura se desbloqueó el jueves tras dos meses de negociaciones. Vox apoyará un Gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos después de que los liberales aceptasen algunas de sus demandas en materias fiscal, educativa y migratoria. Los liberales aseguran que no han pactado con la ultraderecha, mientras que los de Santiago Abascal ya avisan de que les necesitarán más pronto que tarde para gobernar los próximos cuatro años.
Tras una primera investidura fallida, las reuniones públicas a tres bandas entre las formaciones de centro derecha lograron desbloquear la situación e investir al popular Fernando López Miras, un pacto que se tomó como modelo para Madrid.
El Ejecutivo de la comunidad foral ha sido el último, a falta de La Rioja, en sumarse al mapa autonómico. Gobernará la socialista María Chivite junto a Geroa Bai y Podemos, y con el apoyo externo de IU. Pero, para ser investida, la candidata socialista necesitó de la abstención de Bildu, lo que ha llevado a PP y Ciudadanos a acusar al PSOE de vender Navarra al independentismo. Si en Madrid la derecha necesitará de Vox para gobernar, en la comunidad foral la izquierda dependerá de Bildu.
El tiempo corre en La Rioja, que cada día se encuentra más próxima a una repetición electoral. La primera investidura de la socialista Concha Andreu se fue al garete por el voto en contra de la única diputada de Podemos, Raquel Romero. Es la representante de la formación morada la que tiene en su mano deshacer el empate a 16 escaños entre PSOE e IU, por un lado, y PP y Ciudadanos por el otro.
La noche del 26-M todo parecía apuntar a que la izquierda se haría con una comunidad autónoma que ha estado gobernada por lo populares los últimos 24 años. Pero las exigencias de Romero no solo sorprendieron a los socialistas, sino también a su propia dirección nacional. La diputada podemista reclamó tres de las ocho consejerías del Gobierno riojano. No se las dieron y voto 'no', pese a que, como le recordó su partido desde Madrid, para tomar una decisión de tal calibre es necesario consultar antes a la militancia. Así lo hizo Pablo Iglesias antes de tumbar la investidura de Pedro Sánchez.
Por el camino saltó por los aires la alianza entre Podemos e Izquierda Unida, que concurrieron juntos a las elecciones autonómicas y obtuvieron un escaño por barba. Pero, al contrario que Romero, la diputada de IU aceptó apoyar a la aspirante socialista a cambio de un acuerdo programático, sin entrar en el Ejecutivo regional.
La izquierda no ha dado pasos hacia la reconciliación desde la fallida investidura, mientras que PP y Ciudadanos cuentan los segundos para una repetición electoral en la que podrían lograr el puñado de votos que en mayo les privó de sumar juntos una mayoría absoluta para formar un nuevo gobierno autonómico de coalición.
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