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Pablo Casado, en su visita al economato de Cáritas en el distrito madrileño de Tetuán. EFE
El malestar con Sánchez atenúa las diferencias de discurso en el PP

El malestar con Sánchez atenúa las diferencias de discurso en el PP

En los territorios comparten las reservas de la dirección respecto a los pactos, aunque algunos cargos abogan por explorar el acuerdo

Nuria Vega

Madrid

Sábado, 18 de abril 2020

La percepción en las filas del PP de una gestión errática de la crisis sanitaria y la desconfianza respecto a los planes de pacto del Gobierno han funcionado como un atenuante de las diferencias de discurso que coexisten en el partido. Si bien cargos de ... la formación conservadora advertían las primeras semanas de emergencia sobre la falta de mesura en el tono de oposición del equipo de Pablo Casado en un momento muy delicado, el malestar creciente con el Ejecutivo ha armonizado posiciones. Aun con matices.

A día de hoy, las reticencias con las que la dirección del PP afronta la cita del lunes entre Pedro Sánchez y Pablo Casado se entienden en buena parte de las organizaciones autonómicas. La propuesta de un gran acuerdo de reconstrucción nacional no termina de convencer a los populares. En Génova hablan de un intento del Gobierno de socializar con el resto de partidos la responsabilidad de la gestión. Y en los territorios también temen que ese sea el objetivo estratégico del Ejecutivo.

El presidente de la Xunta de Galicia, que representa para muchos en el PP la tendencia más centrista y moderada, tampoco acoge la oferta con «muchas expectativas». Sin documentos de trabajo previos, Sánchez, a su juicio, «no está proponiendo nada». Lo único que se «conoce», enfatizó Alberto Núñez Feijóo este viernes, son las aspiraciones independentistas que ha trasladado Esquerra. «Y que los socios que forman parte del Gobierno -se refirió a PSOE y Unidas Podemos- tienen posturas contradictorias».

No es la primera vez que ocurre que la forma de proceder del Gobierno facilita la unidad de acción en el PP. En el mes previo a la investidura de Sánchez, las negociaciones del PSOE con Esquerra hicieron de pegamento provisional en las filas conservadoras, críticas con los contactos con el independentismo.

Esta vez, se trata de un cúmulo de elementos. Fuentes populares no sólo fundamentan su crítica al Ejecutivo en los errores de previsión o de respuesta a la propagación del virus que, aseguran, ha cometido el Gobierno. Lo que más ha molestado al grueso del partido es que Sánchez haya adoptado, señalan, las decisiones en esta crisis «sin haber contado» previamente tanto con la oposición como con los presidentes autonómicos. «Dice una cosa y hace la contraria, le sigue faltando -sostienen- cintura política».

En este escenario, recelan de que la mano tendida de Sánchez sea honesta para articular un gran acuerdo político, que tampoco saben en qué consistiría. «¿Y si quiere tapar sus vergüenzas?», se pregunta un cargo del partido. Aun así, otros dirigentes territoriales abogan por que, pese a todo, se exploren las posibilidades de pacto hasta el final y que, si se frustran, no sea por la desconfianza previa del PP.

Hambre de consenso

Estas voces sostienen que no hay que olvidar que la ciudadanía demanda que la clase política sea capaz de alcanzar acuerdos. Aunque, a priori, el PP se vea en las antípodas de Unidas Podemos. «No depende de quién se siente en la mesa -cambia el enfoque un veterano del partido-, sino de lo que se proponga». Aunque sobre el resultado de la negociación todos vuelven a coincidir en el escepticismo.

Acudir, en todo caso, a la convocatoria de Sánchez es, además, a juicio de todas las fuentes consultadas, una manera de que el PP se distinga de Vox, que se ha autoexcluido de los pactos. «Sea o no viable el acuerdo, un partido de gobierno debe estar». Hay quien por ello no cree que haya sido acertado que Génova haya aplazado la cita con Sánchez hasta el lunes para mostrar su enfado por la falta de aviso previo, y aconseja tener cuidado con «la sobreactuación».

El acuerdo para una cita entre Pedro Sánchez y Pablo Casado este lunes no ha apaciguado la crítica del PP al Ejecutivo en las horas previas al encuentro que debería servir para sondear las posibilidades de consenso. Los populares volvieron a poner ayer el foco tanto en los reproches acumulados por la forma de manejar la crisis como en la maquinaria de la coalición PSOE-Podemos. «El Gobierno está absolutamente dividido. Además de ser el más débil de la democracia, es un Gobierno roto. El peor Gobierno en el peor momento», censuró el secretario general del partido, Teodoro García Egea, que volvió a hablar de «mala gestión» e «improvisación». «La lealtad no se puede confundir con complicidad».

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