JAVIER MARTÍNEZ
Domingo, 15 de noviembre 2020
Hay crímenes con tintes cinematográficos que despiertan un gran interés mediático, pero muy pocos acumulan cientos de minutos de televisión y radio, ríos de tinta en los periódicos y decenas de podcast y vídeos en medios digitales. El 'caso Maje' es uno de ellos. ... Infidelidades, mentiras, disculpas, placeres y deseos sexuales, manipulaciones, un amante que mata por amor, escuchas telefónicas... Todo esto y mucho más salió a la luz durante la investigación policial y el juicio.
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Antes de que el jurado popular emitiera su veredicto, el asesinato del ingeniero Antonio Navarro, perpetrado el 16 de agosto de 2017 en un garaje del barrio de Patraix en Valencia, ya había acaparado un gran número de portadas y titulares. La detención de Salvador R. L. y María Jesús M. C., más conocidos como Salva y Maje, como presuntos autores del asesinato a cuchilladas del marido de ella, causó una gran sorpresa y conmoción en Novelda, donde viven los padres de la víctima y de la acusada.
Los vecinos que asistieron al funeral aún recuerdan las lágrimas de cocodrilo que derramó la viuda, que ahora tiene 29 años, cuando leyó una carta de amor y agradecimiento a su difunto marido, tres días después del crimen, en la iglesia de San Pedro Apóstol. Las muestras de dolor y pésame se convirtieron cinco meses después en sentimientos de incredulidad y rabia cuando la Policía detuvo a la viuda y a uno de sus amantes como presuntos autores del asesinato.
Mientras Salva –20 años mayor que su cómplice– y Maje pasaban sus primeras horas en los calabozos, algunos compañeros de trabajo creían que la pareja se había fugado para vivir su historia de amor fuera de Valencia. El Hospital Casa Salud, donde ambos trabajaban, era un hervidero de comentarios sobre los motivos del absentismo laboral de dos compañeros «muy profesionales y queridos», afirma una auxiliar de enfermería que conocía a los dos acusados.
Pero Maje y Salva no se habían ido de viaje. Estaban detenidos y no tardaron en confesar ante la Policía la planificación del asesinato tras las restricción de algunos de sus derechos con la autorización del juez. Así, la pareja no pudo designar a un abogado de su confianza ni entrevistarse de forma reservada con las letradas de oficio que les asignaron. Tampoco pudieron llamar por teléfono a sus familiares para decirles que habían sido arrestados.
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La historia de amor de Salva y Maje se escribió con mentiras desde el principio de la relación –porque ella tenía más amantes–, y con sangre inocente de un marido enamorado de la mujer que planeaba su asesinato. El auxiliar de enfermería se desvivía por su compañera de trabajo, enfermera, 20 años más joven que él, y se convirtió en su lacayo o «caballero andante», como definió al asesino confeso su abogada.
Según la investigación policial, Maje decidió acabar con la vida de su esposo porque le estorbaba en su desenfrenada vida sexual (llegó a tener hasta cuatro amantes a la vez), y además heredaba la casa y cobraba la pensión de viudedad y dos seguros de vida. En junio de 2017, la joven pidió a su amante más fiel que matara a Antonio tras hacerle creer que su marido la maltrataba. Salva aceptó y juntos planificaron el asesinato.
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El 16 de agosto de 2017, Antonio Navarro murió acuchillado cuando bajó al garaje para coger su coche. La víctima no pudo defenderse ante el repentino ataque de Salva y murió en menos de un minuto al recibir seis puñaladas en el tórax.
La Policía centró la investigación en la viuda desde el principio tras descubrir la doble vida que llevaba. La joven mentía a su marido para mantener relaciones sexuales habituales con tres hombres, y presumía de que su esposo le perdonaba las infidelidades. Además, Maje se quejaba de que un divorcio le perjudicaría económicamente.
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La Policía tiene constancia de que, en las fechas anteriores y posteriores a la muerte de Antonio, su esposa mantuvo relaciones con al menos cuatro hombres. Tomás, Salva, José y Sergio son los cuatro amantes que se disputaron su cama, los tres primeros de forma habitual. Solo los dos primeros sabían que estaba casada. A ellos les hizo creer que su esposo, Antonio Navarro, le infligía malos tratos psicológicos y les tanteó para saber si estaban dispuestos a matar por amor y odio.
Un celador, un publicista, un guardia urbano, un fisioterapeuta... «Yo ahora voy a ser feliz y voy a hacer la vida que quiero, no sé aún con quién, me da igual. Yo me lo estoy pasando muy bien», afirmaba la viuda después del crimen, según grabaciones escuchadas durante el juicio.
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Tomás, fisioterapeuta, manifestó que había mantenido una relación estable de pareja con Maje desde mayo de 2016 hasta marzo de 2017, cuando ella le dijo que no iba a separarse de Antonio. A partir de esa fecha quedaban en casa de Tomás y mantuvieron relaciones sexuales de forma esporádica hasta octubre de 2017 (dos meses después del asesinato) sin que lo supieran sus otros dos amantes estables: el publicista y el asesino confeso Salva.
La Policía también tomó en su día declaración a un guardia urbano, el cuarto amante de Maje, que define a la viuda como «una depredadora sexual» tras practicar sexo con ella tres veces una misma noche en el rellano, las escaleras y el baño de la habitación de un hotel. La joven mantuvo esta fogosa relación 23 días después del asesinato tras conocer al agente en una discoteca de Alicante y hacerle creer que era ginecóloga.
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El Grupo de Homicidios sometió a la sospechosa y a uno de sus amantes a una estrecha vigilancia y los detuvo cinco meses después del crimen. Ellos mismos se delataron en varias conversaciones grabadas por la Policía.
Salva confesó primero que concertó con Maje el asesinato, pero dos días después exculpó a su amante en su declaración en el juzgado; y el 9 de noviembre de 2018 volvió a incriminar a la viuda tras pedirle su hija y el capellán de la cárcel que contara la verdad.
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El catedrático de Derecho Penal Javier Boix y la letrada Alicia Andújar, que se hicieron cargo de la defensa de Maje, pidieron su absolución en el juicio al considerar que la joven no instigó a su amante para que cometiera el asesinato. Boix insistió en su alegato final en que no había pruebas de la participación de Maje en el crimen, y también aseveró que Salva era el único que tenía un móvil para matar: despejar el camino hacia su anhelado amor.
Pero el tribunal popular consideró, por unanimidad, que los acusados planificaron juntos el crimen y la viuda fue la inductora. Una vez que el portavoz del jurado terminó de leer el veredicto, el fiscal Vicente Devesa confirmó las peticiones de 18 y 22 años de prisión que ya había solicitado en su escrito de acusación para Salva y Maje, respectivamente. La viuda se enfrenta a una pena mayor por la agravante de parentesco.
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Miguel Ferrer, el abogado que representa a la familia de la víctima, solicitó 25 años de cárcel para Maje y 16 para el asesino confeso. Ferrer pidió menos condena para Salva al valorar la reparación del daño moral, porque el procesado había dicho la verdad en su segunda confesión, cuando delató a Maje. Por último, la letrada María Julita Martínez, que defiende al asesino del ingeniero, solicitó una pena de siete años y medio de cárcel para su patrocinado después de que el jurado apreciase las atenuantes de confesión tardía y reparación de daño.
Más de un centenar de periodistas, fotógrafos y operadores de cámara de una treintena de medios de comunicación se acreditaron para seguir en directo y grabar las 13 sesiones del juicio y el veredicto del jurado popular.
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Para Vicente Garrido, profesor de Criminología de la Universitat de València, la explicación de este gran interés mediático se encuentra en la transgresión de las expectativas criminales de la principal acusada. «Cuando una mujer joven y guapa, con estudios, que aparentemente tenía una vida encarrilada, es acusada de un asesinato, el interés de los medios y de la sociedad está asegurado», sostiene Garrido.
Respecto a los tintes cinematográficos del 'caso Maje' o 'crimen de Patraix', el catedrático de Criminología recuerda películas como 'El cartero siempre llama dos veces' o 'Perdición'. El argumento de los dos filmes se repite en la vida real. Una mujer que no se resigna a vivir con un hombre al que no ama, y que planifica con su amante el asesinato de su marido, como hizo Maje, según el jurado popular.
Sobre el móvil del crimen, Garrido sostiene que era «un odio intenso de Maje hacia su marido, como lo prueban las grabaciones que se escucharon durante el juicio y el hecho de que siguiera con sus amoríos el mismo día del fallecimiento de Antonio». El experto criminólogo concluye que la investigación policial y las pruebas documentales y testificales revelaron «la ausencia absoluta de compasión de la acusada».
Como dijo el fiscal Vicente Devesa en su alegato final, Maje «engañó a su marido para que aparcara en el garaje y al día siguiente fuera asesinado. Podía haberlo salvado si ella aparca su coche en la plaza de garaje, pero no lo hizo». La joven espera ahora conocer la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia, que se conocerá en los próximos días, tras el veredicto de culpabilidad emitido por el jurado el pasado 30 de octubre.
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Desde que entró el 12 de enero de 2018 en la cárcel, Maje ganó protagonismo en Picassent. Quienes la veían a diario decían que «iba al gimnasio, que se estaba poniendo fuerte y que coqueteaba con otros presos». Al poco tiempo empezó a trabajar realizando el mantenimiento y limpieza de los diferentes módulos. Y tuvo tiempo para conservar su vínculo con Salva, el asesino de su marido.
Escribió hasta 5 cartas que le hizo llegar a a través de otros presos, sin pasar por los conductor penitenciarios establecidos. Hasta que Salva, convencido por su hija, la delató. El pacto y el 'amor' duró justo 10 meses desde que ambos entraron en la cárcel. El 10 de noviembre de 2018, un sábado, en solitario y por petición expresa suya, acudió a declarar a la Ciudad de la Justicia. Salva aseguró que Maje le propuso cometer el crimen y luego entre los dos planificaron el acuchillamiento en el garaje del barrio de Patraix en Valencia.
«Mi conciencia ya no me deja tranquilo. Necesito contar la verdad. Estoy profundamente arrepentido de lo que hice. Siento mucho el daño que le he hecho a la familia de Antonio y a la mía. Quisiera contar las cosas como de verdad ocurrieron». Así comenzó su declaración Salva.
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