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«Hoy somos muchas las que nos sentamos en estos escaños y me enorgullece ser una de ellas». El pasado jueves, Ana Pastor echó el cierre a la XII legislatura con un alegato a favor de la igualdad. A las puertas del 8 de marzo, la presidenta del Congreso recordó cómo el cuadro de Asterio Mañanós de 1908 que cuelga en su despacho muestra un hemiciclo en el que las mujeres ocupan solo la tribuna de invitados. Una imagen que contrasta con la actual radiografía de la Cámara baja, en la que las diputadas representan el 39% del hemiciclo -138 de los 350 escaños- y en la que los partidos se muestran hipervigilantes y cruzan habituales acusaciones de machismo.
«Un poco machirulo le he visto, así que la próxima vez que se acerque al escaño un poco más educadamente y sin tanto machirulismo como tiene el PP». Con estas palabras se refería la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, al popular Ángel Luis González, tras el encontronazo que este tuvo con Pablo Iglesias en una sesión de control al Gobierno en 2017. El líder de la formación morada acusó al diputado del PP de lanzarle frases del tipo «ven para acá si te atreves» y Montero quiso denunciar la situación en los pasillos de la Cámara con este término, muy utilizado en el argot feminista. Según la Fundación del Español Urgente, «alude a un hombre machista que hace gala de esa condición en expresión coloquial y con tono despectivo».
La virulencia con la que Pablo Iglesias y Ana Oramas se enfrentaron durante la fallida moción de censura contra Mariano Rajoy será uno de los momentos más recordados de esta legislatura. La diputada de Coalición Canaria subió a la tribuna después de que el líder de Podemos la acusase de «venderse» al PP y le sugiriera afiliarse al partido. « A usted no le gustan las mujeres no sumisas», le atizó a Iglesias mientras lamentaba su «tonito» arrogante y machista. Un duelo dialéctico que levantó ampollas en las filas moradas, que acusaron a Oramas de ser incluso «más dura» que el PP. «Su intervención no merece respuesta ninguna», se limitó a decir Iglesias.
El mismo escenario de la moción fallida contra Rajoy dejó una estela de comentarios machistas que tuvieron como blanco a los «novios» de Podemos. Así se refería la diputada del PP, Ana Vázquez Blanco, a la portavoz de Unidos Podemos y al líder del grupo confederal. «Novia, Irene Montero, con zapatos de tacón; y novio, Pablo Iglesias, con chaqueta», tuiteó la parlamentaria gallega.
Un día después era el entonces portavoz popular, Rafael Hernando, el que cargaba contra la pareja al cerrar su turno en el debate. Después de afirmar que muchas de sus señorías consideraron que Montero «estuvo mejor» en su dialéctica que el propio Iglesias, Hernando afirmó que no daría su opinión -«yo no séqué decir porque no sé qué puedo provocar en esa relación-. Su frase cayó como un jarro de agua fría en la bancada morada, que no tardó en mostrar su malestar entre gritos, reproches y miradas estupefactas sobre lo que acababan de escuchar. Hernando, consciente de la situación que su comentario provocó, intentó matizarse a sí mismo: «Si les he ofendido con mis palabras, pido excusas. Me refería únicamente a la relación política», dijo entre nuevos reproches de Unidos Podemos.
Pero las broncas en el Congreso no terminan con elevado tono que emplean sus señorías en sus intervenciones en el hemiciclo. Fuera del turno de palabra pasan inadvertidas para las cámaras comentarios y actitudes machistas que el PSOE quiso denunciar el pasado diciembre. Fue a raíz de la intervención de Carmen Calvo en el control al Ejecutivo cuando la vicepresidenta dijo que la sociedad española es madura democráticamente y un diputado del PP añadió entre risas: «Tú sí que estás madura». En un comunicado los socialistas denunciaron que no eran insultos aislados y que los parlamentarios del partido de Pablo Casado «mascullan» y lanzan desde sus escaños «decenas de comentarios machistas y denigrantes» hacia las mujeres.
Fue en los pasillos de la Cámara baja, en vísperas del 8-M, donde la entonces ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, aseguró que celebraría la efeméride trabajando con las mujeres para cerrar la brecha salarial, y que afrontaría la huelga «a la japonesa», es decir, haciendo más horas. Una afirmación que puso en el disparadero a la propia ministra y al Ejecutivo de Mariano Rajoy por «machista». «¿En qué hora del día cabrían más trabajos?», arremetieron desde Unidos Podemos. La formación morada que ha hecho desde sus inicios de la igualdad una bandera denunció que la mayoría de las mujeres ya hacen una «huelga a la japonesa» cotidiana y no tienen tiempo ni de leer, ni de ver la televisión o incluso ducharse porque, tras su jornada laboral, dedican más de dos horas a los cuidados del hogar.
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