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«La Casa de Su Majestad el Rey se adaptará lógicamente a los criterios protocolarios, a las decisiones organizativas y a las instrucciones logísticas que adopten las autoridades británicas en su condición de responsables del desarrollo de los actos –del funeral de Isabel II de ... este lunes–». El interrogante se abrió una vez que los reyes Juan Carlos y Sofía aceptaron la invitación de Buckingham para acudir a las exequias de la reina de Inglaterra: ¿habrá imagen de los eméritos con don Felipe y doña Letizia en Londres? ¿Se sentarán juntos en la Abadía de Westminster? Zarzuela, ante el aluvión de preguntas, emitió el martes ese breve comunicado en el que se desentiende de la incómoda fotografía de Felipe VI y su padre, en caso de producirse, y deja que sea el protocolo británico el que diga la última palabra. Al menos, ya se sabe, viajarán por separado: los Reyes y doña Sofía, desde Madrid; el emérito, desde Abu Dabi.
El destino, y la voluntad de Juan Carlos I en abandonar su retiro voluntario en los Emiratos Árabes para despedir a quien apodaba cariñosamente como su prima Lilibeth, ha querido que sea en un funeral donde Felipe VI y su padre se reencuentren en un acto público al que también acudirán representantes de todas las casas reales europeas. Fue el 28 de enero de 2020, en El Escorial, cuando los Reyes y los eméritos coincidieron por última vez ante las cámaras con motivo del funeral por la infanta Pilar, hermana mayor de don Juan Carlos. Apenas mes y medio después se produjo, vía comunicado, la ruptura entre padre e hijo.
Las sombras de sospecha sobre los negocios en el extranjero de Juan Carlos de Borbón llevó al Rey, el 14 de marzo de 2020, a cortar amarras con su padre y negar relación alguna con dos sociedades 'offshore' de las que supuestamente sería beneficiario a la muerte de su progenitor.
Con el país confinado en sus casas y pendientes del coronavirus, Casa Real lanzó un comunicado inédito. Tres páginas en las que el Monarca aseguró desconocer cómo procedió don Juan Carlos, se desvinculó de los posibles fondos en paraísos fiscales y resolvió renunciar a su herencia y retirarle a su padre la asignación oficial. Dos medidas extremas con las que Felipe VI puso un cortafuegos para proteger la institución que comanda desde junio de 2014.
En agosto de 2020, Juan Carlos I se vio forzado por las circunstancias a abandonar el país, a poner tierra de por medio para no seguir dañando a la Corona. En Abu Dabi ha permanecido desde entonces, con la breve y polémica escapada a Sanxenxo en el mes de mayo –una vez que la Fiscalía archivó las tres causas judiciales en las que estaba involucrado– que concluyó con una visita a Zarzuela –de once horas– en la que Felipe VI y el emérito mantuvieron «un tiempo amplio de conversación sobre cuestiones familiares, así como sobre distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española desde que el padre del Rey decidió trasladarse a Abu Dabi el 3 de agosto del año 2020», según el comunicado de Casa Real.
El encuentro, visto lo visto, surtió efecto y el emérito rehusó regresar a Sanxenxo en junio, como tenía previsto, y también la semana pasada a Cascais, en Portugal, donde se celebró una de las etapas del campeonato de Europa en la que compitió el 'Bribón'.
La invitación formal recibida el domingo pasado para el funeral de Isabel II de este lunes reactivó el difícil encaje de Juan Carlos I como miembro –no activo– de la Familia Real, junto a los Reyes, sus hijas Leonor y Sofía, y la reina Sofía. La aceptación por parte del emérito hizo el resto. El Gobierno ha evitado pronunciarse sobre la inconveniencia o no de la presencia de don Juan Carlos en el funeral, alegando que no representará al país, sino que acude a título personal, si bien las invitaciones del Ministerio de Exteriores británico están dirigidas a los jefes y exjefes de Estado y sus cónyuges. Y así lo remarcó también Zarzuela este viernes, al avanzar que Felipe VI y su padre coincidirán este domingo en la recepción que ofrece Carlos IIIen el Palacio de Buckingham a los jefes de Estado y de Gobierno asistentes al funeral. Londres, donde el emérito tiene una causa abierta por acoso e intimidación a Corinna Larsen, reavivará pues su imagen.
Don Juan Carlos estará en todo momento acompañado de la reina Sofía –se alojarán, de hecho, en el mismo hotel, mientras que los Reyes lo harán en la embajada–. Y es muy probable que acceda a la Abadía de Westminster al tiempo que el resto de miembros de la realeza europea. Así al menos ocurrió en el último precedente, el funeral por Felipe de Edimburgo, en marzo de este año. No ha lugar a las comparaciones entre aquel acto de recuerdo al marido de Isabel II y el funeral de estado de este lunes a la reina de Inglaterra, pero entonces los representantes de las casas reales llegaron al templo en comitiva. En aquella ocasión, tan solo fueron invitados los reyes Felipe y Letizia, aunque también es cierto que aún se mantenían en Reino Unido restricciones por el coronavirus.
Por parte de los Países Bajos acudieron los reyes Guillermo y Máxima, acompañados de la hoy princesa Beatriz –ella renunció al título de reina al abdicar de la corona–, quienes llegaron juntos y fueron sentados juntos en la abadía. Con lo que, si se mantiene el mismo protocolo, Felipe VI no podrá evitar la fotografía con su padres. En caso de que finalmente se hagan distingos entre jefes y exjefes de Estado, los Reyes ocuparán lugar preferente respecto a los eméritos, quienes sí se sentarán juntos.
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