Marlaska coloca al frente de la Guardia Civil al actual director de Protección Civil

Marcos, que será nombrado por el Consejo de Ministro del próximo martes, es, según todas las fuentes consultadas, una apuesta por un perfil bajo de «transición», a la espera de conocer el resultado de las elecciones generales del próximo 23 de julio.

Natural de Valderas (León), Marcos es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid. Cursó el programa de Alta Dirección en el Instituto Nacional de Administración Pública y pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado.

Hasta su nombramiento como director general de Protección Civil y Emergencias en enero de 2020, Marcos había sido, entre otros destinos, secretario general de la Delegación del Gobierno en Castilla y León, inspector en la Inspección General del Ministerio del Interior, subdirector general de Recursos Humanos en el Instituto Nacional de Estadística y subdirector general de Posgrado y Doctorado en el Ministerio de Educación. También ha sido consejero de Información en las embajadas de España en Argentina, Estados Unidos y China.

El Ministerio del Interior destacó hoy que durante el mandato de Marcos como director general de Protección Civil y Emergencias, “el Sistema Nacional de Protección Civil ha vivido un proceso de potenciación y refuerzo mediante nuevos instrumentos y mecanismos de coordinación que han aumentado de manera considerable su eficiencia”. En particular su trabajo en crisis como la pandemia, la erupción volcánica de la isla de La Palma, la borrasca Filomena, las numerosas DANAS vividas en los últimos años y los grandes incendios forestales sufridos en numerosos puntos del país.

La decisión de González, que también fue delegada del Gobierno en Madrid, de abandonar la Guardia Civil solo dos meses después de su designación ha sido recibida con un profundo malestar en todos los estamentos del instituto armado. Fuentes del generalato la consideran una falta de respeto y subrayan que una institución como la Guardia Civil «no puede estar al albur de vaivenes políticos ni partidistas», al tiempo que recuerdan que la salida de María Gámez en abril, a cuenta la imputación de su marido en un caso de corrupción, ya manchó el «buen nombre» de la institución.

Pero no solo en la cúpula hay enfado. Jucil, la asociación profesional mayoritaria en el cuerpo, mostró su «bochorno» por la precipitada salida de González. «Resulta difícil imaginar un escenario más desastroso para la Guardia Civil y, sobre todo, para sus integrantes, los guardias civiles, que sufren el desdén y el abandono de la dirección política del Cuerpo desde hace años. Gestos como el que ahora se confirma expresan y muestran ese auténtico desprecio por el futuro de los guardias civiles», aseguró el secretario general del colectivo, Ernesto Vilariño.