Un día después de que Pedro Sánchez mostrara su enfado ante la comisión ejecutiva del PSOE por las críticas a la colaboración de Bildu con los Presupuestos, la portavoz socialista en el Congreso pidió a los dirigentes veteranos del partido, lo que se conoce como ... la vieja guardia, templanza en sus reproches porque su momento de gobernar ha pasado. Ahora, resaltó, «nos toca a nosotros».
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Adriana Lastra, que también es vicesecretaria general del PSOE, exteriorizó el malestar del entorno del entorno del presidente del Gobierno con los ácidos comentarios del exvicepresidente Alfonso Guerra y del expresidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra por el acercamiento con Bildu. «Yo siempre escucho atentamente a nuestros mayores pero ahora nos toca a nosotros. Somos una nueva generación a la que le toca dirigir el país y la dirección del Partido Socialista Obrero Español», zanjó la portavoz en el Congreso.
Guerra señaló el lunes que los socialistas tienen «un nudo en la garganta» para contener un grito: «con Bildu, no». El exnúmero dos del PSOE durante dos décadas lamentó que Sánchez haya dicho «mil veces» que nunca pactaría con la izquierda abertzale, y ahora «lo hace». Ibarra se dirigió este martes a Sánchez para decirle que el PSOE «no es propiedad de los dirigentes del partido» ni el secretario general tiene el «monopolio de la opinión» de los socialistas.
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Unas palabras que respondían al rapapolvo de Sánchez a los barones que han criticado en público su estrategia con Bildu. El líder del PSOE pidió ante su ejecutiva «lealtad» y reclamó a los discordantes que antes de airear sus reproches hablasen con él. «Todos tienen mi teléfono y siempre respondo», se quejó, según fuentes presentes en la reunión de la dirección federal.
Los reparos de muchos socialistas, incluso 'sanchistas' pata negra, no apuntan tanto a la nueva etapa de relaciones con Bildu, aunque sea un trago difícil de pasar. Se dirigen más a la parafernalia que acompañó al anuncio del respaldo de Bildu a las Cuentas, una operación orquestada por Pablo Iglesias y Arnaldo Otegi. «Innecesaria», apuntan. Pero también hay quejas por «la falta de pedagogía» para explicar las razones de ese paso. El argumento del Gobierno de la búsqueda de una mayoría parlamentaria lo más amplia posible no acaba de convencer en algunos círculos socialistas que recuerdan que los cinco votos de Bildu no son imprescindibles.
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