Las diez noticias imprescindibles de Burgos este martes 4 de febrero
Manuel Murillo, en la Audiencia Nacional. Efe

El francotirador que quiso «acabar» con Sánchez: «Soy un sentimental, no un asesino»

Manuel Murillo se sienta en el banquillo de la Audiencia Nacional por trazar un presunto plan para matar al presidente del Gobierno tras la exhumación de Franco. Se enfrenta a 18 años de cárcel

Mateo Balín

Madrid

Martes, 15 de marzo 2022

Manuel Murillo tenía un objetivo, «forzar un cambio en la vida política en el país», y una meta: «acabar» con Pedro Sánchez «con un tiro preciso». Este vecino de Tarrasa (Barcelona) de 66 años -atleta, aficionado al tiro de precisión y vigilante de seguridad- está ... siendo juzgado en la Audiencia Nacional por graves delitos: le piden 18 años y medio de prisión.

Publicidad

Pese a que la Fiscalía apunta en su escrito a que alcanzó la «convicción personal» de atentar contra el presidente del Gobierno tras anunciarse el inicio de los trámites para la exhumación de los restos de Francisco Franco, en verano de 2018, el acusado ha rebajado ante el tribunal sus macabras intenciones contenidas en los mensaje que dejó en un grupo de Whatsapp de corte ultra, llamado «Tarrasa por España».

Murillo ha declarado este martes que las amenazas fueron «de broma» y eran para «ver quién la decía más gorda», asegurando que no «tenía ninguna intención real» de ejecutar sus intenciones porque es «un sentimental» y no «un asesino». «Eran cosas que salían en las noticias y me preocupaba de que España fuera mal. Al beber me venían estas ensoñaciones como siendo patriótico. Todo esto es de matar a gente y yo no mato a nadie», ha señalado en la primera sesión del juicio, que sigue mañana.

La vista oral se ha centrado en el análisis de los mensajes que compartió en el citado grupo tras anunciarse la exhumación de los restos de Franco. «Pienso que son disparates muy grandes, porque yo no soy ni militar, ni francotirador, ni mercenario ni bueno tirando», ha añadido. Y en contra de lo que presumía a través de WhatsApp, ha afirmado que «lo máximo que ha tirado» es a 50 metros de distancias en las galerías de tiro a las que acudía. «Yo no voy ni a cazar ni he tirado en distancia larga», ha sostenido.

También ha justificado que «en aquella época estaba saturado, muy cansado del trabajo» y pasó bastante tiempo comiendo y bebiendo «a menudo», bajo los efectos del trankimazin, «que dicen que hace una reacción que puedes alucinar», ha aseverado.

Publicidad

«En el punto de mira»

Pertrechado con un arsenal de armas en su domicilio, el cerebro de la llamada 'operación Valkiria' difundió sus ideas en el citado chat en 2018 y su animadversión contra Sánchez fue creciendo con el paso de los días dado su carácter obsesivo, solitario y nostálgico. «Si es preciso me voy a ir armado y me sentaré en la tumba de Franco y si se me acercan disparo. Si tocan a Franco sugiero que empiece la guerra otra vez por nuestro honor (...) Y esta vez no dejaremos ni uno», escribió.

Ante los avances en el proceso que terminó con los restos del dictador fuera del complejo del Valle de los Caídos, Murillo manifestó sus deseos de tener al jefe del Ejecutivo «en el punto de mira». Su sueño, «volver al oeste del 'far west' con un revólver en el cinto» o con una ametralladora MG42 en su defecto. «Así se limpia de mierda más rápido», escribió.

Publicidad

El acusado, que negaba que Franco iniciase la guerra y atribuía la culpa a los «socialistas, independentistas y comunistas», fue fraguando, según el fiscal, «un discurso de rechazo» contra Sánchez que fue derivando en un «deseo expresado de forma explícita» de ejecutar un magnicidio. Unos hechos por los que se sienta hoy y mañana en el banquillo de la Audiencia Nacional y por los que le piden 18 años y medio de prisión: 11 años y medio por un delito de homicidio en grado de proposición y siete años de cárcel por un delito de depósito de armas y municiones de guerra.

«Al Sánchez hay que ir a cazarlo como un cuerno (ciervo) y poner la cabeza en la chimenea. Hay tantos cazadores en España y ninguno tiene cojones. Solo matan pobres animalitos que no rompen España, a este si que hay que cazarlo», sostenía Murillo en sus mensajes en el citado chat.

Publicidad

Ayuda para el plan criminal

Hijo del último alcalde franquista de la localidad barcelonesa de Rubí, el acusado se encuentra en prisión preventiva desde su detención en septiembre de 2018 y hasta la fecha los forenses no han considerado que sufriera algún tipo de trastorno mental. Es más, antes del arresto aseguró que su «mayor ilusión» era «meter al traidor de Sánchez debajo de la lápida de Franco», aunque reconoció en ese chat que «quizás estaba hablando mucho».

Su «solución» ante lo que consideraba problemas serios para el país era «un alzamiento nacional aunque parezca de locos». «Si no tendremos que ir de francotiradores anónimos cargándonos a esos hijos de puta poco a poco (...) Todo ha de estar bien planeado para que salga bien, o sea necesito ayuda», afirmó.

Publicidad

Fue en ese momento cuando Murillo comenzó a solicitar colaboración para llevar a cabo su proyecto, estableciendo contacto con varias personas. «Es un plan para acabar con el gobierno que hay, pero no quiero que lo sepa nadie, solo los justos. Es algo como en la Segunda Guerra Mundial fue Valkiria (el frustrado intento de asesinato de Adolf Hitler). Soy un francotirador y con un tiro preciso se acaba el Sánchez antes de que del todo hunda a España. No harían falta guerras».

Los agentes localizaron en su vehículo una pistola, una carabina, un puñal y varios útiles para la práctica del tiro. Además, en su domicilio también hallaron varios revólveres, una escopeta, un fusil de asalto y una ballesta artesanal. Adicionalmente, incautaron gran cantidad de munición y varios artefactos explosivos. La denuncia partió de una interlocutora de Murillo en el chat.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad