EL persident de la Generalitat, Pere Aragonès. efe

Junts tiene el futuro del Govern en sus manos al no llegar a un acuerdo con Aragonès

El presidente de la Generalitat se prepara para gobernar en solitario si los postconvergentes deciden salir del Ejecutivo

cristian reino

Barcelona

Domingo, 2 de octubre 2022, 21:46

En la política catalana nunca se sabe qué puede pasar hasta el último segundo del partido, pero todo apunta a que el pacto de gobierno entre ERC y Junts tiene los días contados. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el secretario general de ... Junts, Jordi Turull, hicieron este domingo un último intento -sin éxito- para buscar un acuerdo que salve la coalición de Gobierno. No lograron ningún avance, según señalaron ambas partes. El plazo dado por Junts expiraba esta pasada medianoche.

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Por tanto, la ejecutiva de la formación postconvergente deberá decidir este lunes, en función de lo que ayer trataron Aragonès y Turull, qué pregunta traslada a su militancia sobre el futuro del Govern. La consulta se celebrará los próximos jueves y viernes, 6 y 7 de octubre, y las bases junteras deberán decidir si su partido sale o no del Gobierno catalán y cuándo.

Aragonès descarta elecciones y se prepara para gobernar en solitario. ERC tiene 33 diputados sobre 135, por lo que dependerá de En Comú Podem y del PSC, con el consiguiente efecto directo en el apoyo que ERC brinda al Gobierno en el Congreso. Si el Govern precisa de los socialistas para aprobar los Presupuestos, la posición de los republicanos en Madrid se debilitará.

El cónclave postconvergente de este lunes se espera todo menos plácido, toda vez que las posiciones en el partido son dispares: hay sectores favorables a la ruptura inmediata -es el caso de Laura Borràs o Carles Puigdemont-, mientras que los consejeros del Govern preferirían esperar hasta después de las elecciones. La dirección de Junts podía haber decidido la ruptura la semana pasada, pero prefirió jugar una última prórroga y dio el jueves pasado 72 horas a ERC para llegar a un acuerdo. Ese plazo ya se ha cosumado. Es la hora de las decisiones. El propio presidente de la Generalitat lleva días presionando a los junteros para que tomen una determinación, la que sea, que si no lo hará él. O se van, se quedan o les echa.

Hasta la fecha, no le ha temblado el pulso. «Tenemos un presidente con cresta», señalan gráficamente en la dirección de ERC para advertir de que Aragonès no vacila y que se ha mostrado firme en la toma de decisiones en el año y medio que lleva al frente del Govern catalán. Así fue cuando Junts intentó dinamitar la mesa de diálogo. Aragonès pegó un puñetazo en el despacho y dejó a los de Puigdemont fuera de las reuniones con el Gobierno. Tras la amenaza lanzada por Junts de una cuestión de confianza en el debate de política general, cesó al vicepresidente Puigneró por no haberle avisado. Salvo un quiebro inesperado o un empate en la consulta, como la que hizo la CUP hace años para decidir si investía a Artur Mas, el pescado está más que vendido. La mayoría independentista se ha agotado. ERC y Junts ya no se aguantan, tras gobernar juntos desde 2015.

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Las conversaciones, de hecho, ya no buscado una salida de última hora. Se han situado en el marco de la lucha por el relato de intentar descargar la culpa de la ruptura sobre el otro. Junts acusa a ERC de incumplir el acuerdo de gobierno. Pero los republicanos argumentan que el pacto suscrito para la investidura de Aragonès era lo suficientemente ambiguo para que uno pueda interpretar una cosa y la contraria al mismo tiempo.

Puigdemont, la discordia

En cualquier caso, han vuelto a chocar en el mismo punto que durante los tres meses que duró la negociación para la elección del presidente de la Generalitat: Puigdemont. El expresidente de la Generalitat quieren seguir mandando. Lo dejó claro en su discurso del sábado en la conmemoración del 1-O. El Govern está para gestionar el día a día, dijo, pero para diseñar la estrategia independentista hay que seguir contando con él. Esa es la petición de Junts de crear un nuevo estado mayor del 'procés', con la presencia del consejo para la pepública. Aragonès siempre ha advertido a sus aún socios de que no acepta tutelas.

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El presidente de la Generalitat defiende además la vía canadiense para pactar un referéndum con el Gobierno central, como propuesta a largo plazo. En cambio, Puigdemont carga contra la mesa de diálogo y afirma que Cataluña ya ha votado por la independencia y que no hace falta un nuevo referéndum. El expresident se despachó este domingo a gusto contra los republicanos por llamarle «tarado, hiperventilado, trumpista, xenófobo, corrupto o antipolítico», en un mensaje en Twitter que sonaba a despedida de la pareja.

Por su parte, ERC recriminó a los junteros el trato que recibió Carme Forcadell en la manifestación del sábado, organizada por el consejo para la república, en la que la expresidenta del Parlament fue pitada, abucheada e insultada. Junts exige asimismo a ERC la restitución de Puigneró, lo cual es implanteable para los republicanos. Igual que liquidar la mesa de diálogo o variar el rumbo en Madrid y dejar de apoyar al PSOE.

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