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Cecilia cuerdo
Almería
Lunes, 16 de septiembre 2019, 15:47
La acusación particular que ejerce la familia de Gabriel Cruz esgrimió este lunes el informe forense sobre el que fundamenta su petición de prisión permanente revisable para Ana Julia Quezada por el crimen de Rodalquilar. Una prueba pericial médica que sostiene que hubo ensañamiento por ... parte de la mujer, ya que el cuerpo del niño sufrió una violencia «extensa e intensa» antes de su muerte.
Los peritos sostienen que esta prueba, examinada en una sesión a puerta cerrada, es el núcleo del juicio que se sigue en Almería, y que llega este martes a su última sesión con la lectura de los informes finales y el turno de última palabra de Ana Julia.
La sesión volvió a poner de relieve la parte «más cruda» de este proceso judicial, y que determina precisamente que Quezada sea acusada de homicidio, como pide su defensa, o de asesinato con ensañamiento y premeditación. De hecho, el abogado de Quezada subrayó al término de la sesión que es «comprensible» que la acusación busque un relato de los hechos «escabroso, dramático y terrible», pero mantuvo su confianza en la autopsia oficial, que según dijo «coincide mucho más con lo sucedido allí aquel trágico día».
Ambos informes coinciden en que la asfixia fue la causa de la muerte, pero según el forense de la familia Cruz, establecer como causa de muerte una simple asfixia supondría «banalizar lo ocurrido, una banalización que no es razonable y no es lógica».
La principal discrepancia entre estas periciales radica en la presencia de hematomas en el cráneo del niño de ocho años. Unos edemas que la primera autopsia, la oficial, atribuye al choque con una superficie plana, pero que según la acusación muestra que el niño se quedó en situación de inconsciencia y que, como ya relató el abogado en la primera sesión del juicio, ponen de relieve que el niño no murió de inmediato y que Quezada, antes que atenderlo o llamar a los servicios de emergencias, le dejó agonizar para luego terminar con su vida.
Junto a los forenses, los nueve miembros del jurado tuvieron además la oportunidad de evaluar los informes elaborados por los peritos del Servicio de Atención a las Víctimas con los padres de Gabriel, a fin de estimar el daño psicológico infligido no sólo por la muerte de su hijo, sino también por los días de búsqueda en que Quezada permaneció junto a ellos intentando desviar las sospechas sobre su persona.
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