La ministra Ione Belarra se perfila como próxima secretaria general de Podemos

Aunque Belarra –bien valorada dentro del partido y sin el desgaste de otros líderes, como la ministra de Igualdad, Irene Montero– no espera comunicar su decisión de forma oficial hasta que se certifiquen los plazos, desde la formación confirman que ya ha decidido dar el paso adelante y que es la única que lo ha hecho. Una decisión que, por otra parte, estará sometida al voto de los afiliados.

La cúpula de Podemos se reunió este miércoles de urgencia para analizar los resultados de las elecciones madrileñas del 4-M, en la que pese a mejorar en tres escaños sus datos de 2019 quedaron lejos de la meta marcada al inicio de la campaña. Descabezados y sin la transición tranquila hasta el año 2023 que Iglesias había proyectado antes de dejar sus cargos la noche electoral, no están dispuestos a que esta situación extraordinaria se convierta en un periodo convulso, huérfanos sin el hiperliderazgo ejercido hasta ahora, por lo que optaron por una reforma exprés. La duda es si los actuales estatutos permitirán llevar a cabo este proceso mediante un congreso extraordinario o, por contra, será necesario convocar una Asamblea Ciudadana, el máximo órgano del partido y que sería la cuarta en sus siete años de historia.

Belarra, fiel al núcleo de Iglesias y con una dilatada trayectoria en distintos cargos del partido pese a su juventud (tiene 33 años), reúne las características que Iglesias describió para la «feminización en los liderazgos». «Es una de las personas con mayor conocimiento de la estructura organizativa del partido», la definen en Podemos.

Durante esta legislatura, además, ha recibido los encargos de mayor responsabilidad en las relaciones entre los dos socios de la coalición. Participó en la negociación de los Presupuestos de 2021, que concluyeron con éxito; en las de la prohibición de los desahucios durante el estado de alarma; y las de la futura ley de vivienda, que encabezó frente al equipo del ministerio que dirige José Luis Ábalos y que siguen su curso, sin avances. Antes de asumir la cartera de Derechos Sociales, ostentaba el cargo de Secretaria de Estado para la Agenda 2030, la mano derecha de facto de Iglesias en el Ministerio.

Pese a todo, la dirección de Podemos guarda silencio absoluto desde la noche del 4 de mayo. La agenda de prensa a través de la que el partido suele anunciar las convocatorias también está en blanco desde aquél día. Sin novedades y hasta que se convoque el proceso de elección, la Ejecutiva morada –órgano formado por unas 20 personas– llevará las riendas de la formación durante este periodo.

Mientras tanto, la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, que no está afiliada al partido y fue designada por el propio Iglesias como próxima candidata de Unidas Podemos a las elecciones generales, permanece centrada en su labor como ministra de Trabajo y evita aceptar cualquier tipo nominación. La idea que maneja la directiva es que sea ella la que tome el mando de la coalición (que está formada por Podemos, En Comú Podem, Galicia en Comú e Izquierda Unida) desde dentro del Gobierno, de modo que se haga efectivo un liderazgo bicéfalo.

Esto permitiría a Belarra, en el caso de ser elegida secretaria general, liberarse de la tarea de encabezar las relaciones con el PSOE dentro de la coalición y centrarse, así, en la reconstrucción de Podemos de cara a las próximas generales, las primeras del partido sin Iglesias al frente. Entre las mayores urgencias, tratar de paliar la debilidad territorial que afecta a Podemos desde 2018 y mantener las buenas relaciones con las formaciones que permanecen dentro de la coalición.