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«Adquisición de una cinta de correr para su uso en la vivienda del ministro, situada en el edificio de paseo de la Castellana, 5 de Madrid». Así reza el objeto del contrato para la compra de una cinta para correr, cuyo valor es de ... 2.770,90 euros (impuestos incluidos), por parte de Interior para Fernando Grande-Marlaska. La dirección corresponde a la sede del ministerio, donde también se ubica la vivienda de uso habitual del titular de departamento. Una casa que han utilizado casi todos los ministros del Interior por motivos de seguridad.
Esta compra, que figura en la Plataforma de Contratación del Sector Público y que se hizo pública el miércoles, fue adjudicada el 22 de febrero a Entornos Tecnológicos y de Comunicación mediante un contrato menor desde la Subdirección General de Gestión Económica y Patrimonial del ministerio. El plazo de ejecución, instalar la máquina, expira un mes después de confirmarse la compra (el 22 de marzo).
La compra de este aparato para la vivienda de Marlaska en el ministerio suscitó las críticas de los partidos de la oposición. «El Gobierno, basándose en criterios científicos, se preocupa de la salud de Marlaska antes que de la tuya. Siguen criterios socialistas, se las pagas tú», escribió el Partido Popular en sus redes sociales. «Un autónomo paga diez meses de cuota para que el ministro Marlaska pueda comprarse una cinta de correr», ahondó el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, mientras la portavoz de Interior del PP, Ana Belén Vázquez, afirmaba que el Gobierno usa las instituciones «como un cortijo» y el dinero «como si no fuera de nadie».
Ciudadanos calificó de «indignante» esta operación en plena pandemia. «Marlaska tiene que dar las explicaciones pertinentes», reclamó el portavoz naranja en la Cámara baja, Edmundo Bal. Su partido ya ha presentado una batería de preguntas al Ejecutivo, donde cuestiona si es «ético» invertir casi 2.800 euros «en un bien de uso privado de un miembro del Gobierno en su vivienda particular, en un país que atraviesa una de las peores crisis económicas y sociales de su historia reciente, con más de cinco millones de parados, entre otros dramas». Por su parte, el senador de Compromís Carles Mulet, además de mostrar su incredulidad por la compra, preguntó en las redes sociales por el color de la máquina. «¿La cinta es de uso exclusivo del señor ministro o nos dejará a los contribuyentes usarla por turnos? ¿Por qué pagamos los contribuyentes esta cinta de correr?», incidió.
Ante la polémica, el ministerio aclaró que la cinta de correr no pertenece a Grande-Marlaska sino que se adquirió para su uso y que su propiedad es de Interior. Además, indicó que se decidió por la compra de una nueva máquina ante la imposibilidad de arreglar la anterior y que los técnicos recomendaron el cambio por un aparato nuevo. El otro motivo esgrimido es el de la seguridad, ya que se desaconseja al ministro hacer ejercicio al aire libre por el despliegue operativo que hay que realizar para evitar cualquier incidente.
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