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Pese a que el Gobierno ha dado por saldada la tensión diplomática con Marruecos, cuyo cénit se produjo con la entrada de más de 8.000 migrantes en Ceuta entre el lunes y el miércoles, en Rabat siguen molestos con la acogida prestada por España ... al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.Rabat interpretó su ingresó en un hospital de Logroño bajo una identidad falsa el pasado 18 de abril para tratarse de la covid-19 como el 'casus belli' del conflicto. El Ejecutivo marroquí llamó a consultas a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, y este viernes anunció que «no regresará mientras dure la crisis, y la crisis durará mientras continúe su verdadera causa».
En su primera comparecencia pública desde que se desató la crisis, el ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, descartó cualquier acusación de que la entrada ilegal de miles de sus ciudadanos en España se llevara a cabo con la aquiescencia de sus fuerzas de seguridad. En cambio, lo atribuyó a la «fatiga del dispositivo policial tras las fiestas del fin de Ramadán», pero también a «la inacción total de la policía española», que según sostuvo se despliega en los pasos fronterizos en una proporción menor que los agentes de su país.
Lejos de mostrarse intimidado por la férrea reacción de las autoridades de la UniónEuropea, que durante la semana mostraron su «apoyo incondicional» a Madrid, o las amenazas dispensadas por la ministra de Defensa, Margarita Robles, que aseguró que «con España no se juega», Burita clamó contra lo que considera «una campaña hostil de los medios de comunicación españoles» y señaló al líder del Frente Polisario como detonante de todo. «¿Por qué no nos avisaron, ni siquiera 48 horas después? ¿No éramos socios importantes, vecinos, amigos?», afirmó. La embajadora Benyaich también avisó al Gobierno de que si opta por sacar a Brahim Ghali de España «de la misma forma que entró», supondrá el «empeoramiento de las relaciones».
En ese contexto, y en vista del enquistamiento de la situación, el Gobierno se instaló en defender el argumento de que Ghali fue acogido «por razones humanitarias». Una justificación a la que también se sumó el titular del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que ya había advertido al Ministerio de Asuntos Exteriores de las consecuencias que podría traer a la diplomacia española este movimiento.
Pese a que en el Gobierno ya se preparan para una crisis más duradera de lo que en un principio hubieran deseado, Marlaska describó la situación como «controlada» en comparación con los días anteriores e intentó rebajar la tensión: «Es cierto que ha habido un desencuentro, pero somos vecinos que se respetan».
Sin embargo, durante la madrugada del viernes se volvieron a producir movimientos inusuales en las fronteras con Marruecos. La verja de Melilla fue en esta ocasión el punto por el que intentaron cruzar cientos de ciudadanos marroquíes, aunque solo consiguieron entrar unos 30, según señaló el propio ministro.
La entrada, por las circunstancias y la nacionalidad de sus protagonistas, sorprendió a las fuerzas policiales. La mayoría, explican fuentes de la Guardia Civil, eran jóvenes marroquíes que viven en barrios colindantes con la frontera. Una situación inédita porque hasta ahora eran los subsaharianos los que optaban por esta vía para entrar en España.
Desde Bruselas ya han advertido a Marruecos de que bajar la guardia en control fronterizo del Estrecho supondrá la pérdida de las ayudas europeas reciben para ello, 13.000 millones de euros desde 2007 en programas de cooperación.
Mientras tanto, en España, Vox ha visto clara la posibilidad de sacar rédito doméstico a la crisis internacional explotando uno de los puntos fuertes de su programa electoral:la inmigración irregular. La formación de ultraderecha ha convocado manifestaciones en Ceuta, este lunes, y en Sevilla, mañana, «en defensa de las fronteras». Su líder, Santaigo Abascal, ya viajó a la ciudad autónoma esta semana para pedir la militarización permanente de las fronteras españoles, junto a la construcción de un muro «infranqueable» y la devolución inmediata de todas las personas que accedan ilegalmente.
Además, amenazan con generar una crisis en el Gobierno de la Junta de Andalucía, formado por una coalición entre PP y Ciudadanos, después de que su presidente,Juanma Moreno, anunciase el jueves que la comunidad iba a acoger a 13 menores no acompañados.
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