El Gobierno de Pedro Sánchez está hoy un paso más cerca de aprobar sus primeros Presupuestos Generales del Estado. Esquerra Republicana de Catalunya y EH Bildu alimentaron este jueves las esperanzas del Ejecutivo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos con su posición en ... la votación de la senda de estabilidad presupuestaria que acompaña al techo de gasto de las cuentas públicas. Después de haber mantenido el suspense hasta el mismo debate parlamentario, ambas fuerzas anunciaron su decisión de repetir la abstención clave que ya permitió a Sánchez superar en enero su investidura.
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Los socialistas contaban en su fuero interno con ese resultado, después de que el miércoles se constituyera en la Moncloa la mesa de negociación con la Generalitat, el requisito impuesto por los republicanos para facilitar la gobernabilidad. «Más gestos no podemos hacer», reconocía un ministro implicado en las conversaciones. Aún así, las tensiones entre Esquerra y JxCat, los dos socios del Gobierno catalán, hacían temer un descuelgue en el último momento. Algo que, según fuentes de la formación liderada por Oriol Junqueras, estuvo a punto de suceder.
127.609 millones de euros. El límite de gasto no financiero es un 3,8% más que lo gastado en 2019.
1,8% es el objetivo de déficit sobre el PIB y supera al fijado por el PP para este año.
JxCat, que no comparte la estrategia de ERC de rebajar la tensión con «el Estado» hasta ampliar la base social del secesionismo, votó de hecho en contra de los objetivos de déficit y deuda planteados por el Ejecutivo, junto con la CUP, PP, Vox y Ciudadanos, como hizo también en la investidura. Pero, como entonces, su participación no era necesaria para superar un trámite que, habitualmente, se considera la antesala de los Presupuestos.
Esta vez el Gobierno contaba incluso con algo más de margen porque tanto el Partido Regionalista de Cantabria, que en enero votó 'no' por el pacto del PSOE con el secesionismo, como la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, que hace mes y medio desatendió las directrices de su ejecutiva y se opuso a la designación de Sánchez, votaron a favor. En total, los objetivos –que contemplan un déficit del 1,8 % del PIB para 2020, frente al 0,5% fijado por el PP en 2017 y aún en vigor– contaron con el apoyo del PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Compromís, Nueva Canarias, CC, PRC y Teruel Existe (168 escaños) y la abstención de ERC, Bildu y el BNG (19), muy por encima de los 150 votos en contra.
Ni Esquerra ni EH Bildu, que tienden a concertar posturas, se mostraron entusiasmados, aun así, con la propuesta gubernamental, que además sitúa el límite de gasto no financiero en 127.609 millones de euros, un 3,8% más que el gasto efectivo realizado el pasado ejercicio pero menos que el previsto en el proyecto presupuestario de 2019 que no se llegó a aprobar. Como algunos de quienes optaron por el 'sí', advirtieron a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no en vano, de que tendrá que negociar a fondo si quiere sacar adelante las cuentas públicas, cuya remisión a las Cortes está prevista, en principio, para finales de marzo.
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En público, los republicanos esgrimieron razones económicas para justificar estas reservas y apoyaron su voto de confianza al Ejecutivo en la promesa de la ministra de flexibilizar la regla que impide a comunidades autónomas y ayuntamientos aumentar el gasto público por encima de una referencia ligada a las previsiones de crecimiento económico. Pero en privado, admiten que se sienten condicionados por el contexto político catalán y la amenaza de Quim Torra de convocar elecciones en el horizonte próximo.
El vicepresidente de la Generalitat y más que posible candidato de ERC en esos comicios, Pere Aragonès, lo insinuó hoy en la Cadena Ser. «Entendemos que si hay una voluntad del Gobierno de acometer la aprobación de los Presupuestos y coincide con la campaña electoral es más difícil porque puede mezclarse y no es el mejor momento para sentarse a negociar», dijo.
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El pleno del Congreso no solo vio este jueves la senda de estabilidad presupuestaria y el techo de gasto con el que el Ejecutivo pretende elaborar los Presupuestos de este año. El Ministerio de Hacienda también aprovechó para remitir a la Cámara su acuerdo sobre el límite de gasto no financiero de 2021, algo por completo inusual. Con este movimiento se cubre la espaldas para tramitar con más celeridad las cuentas del próximo año.
El objetivo de Sánchez es enviar a las Cortes los Presupuestos de 2020 antes de que acabe el mes de marzo, pero María Jesús Montero admitió recientemente que no lo hará si no tiene garantizados los votos necesarios para superar el debate de totalidad. Esquerra, por su parte, ya ha dejado caer que su posición, determinante, se puede ver condicionada por una eventual convocatoria electoral de Quim Torra.
Si la tramitación de las cuentas de este año se retrasara mucho, dejaría de tener sentido. El Gobierno tendría que pasar directamente a las siguientes. Al tener ya el visto bueno para el techo de gasto de 2021 (sin el que no podrían elaborarse esas cuentas) se ahorrará una nueva votación en un momento delicado.
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