El Gobierno considera que las críticas de Pablo Casado a Pedro Sánchez en los foros europeos solo «dañan» la imagen internacional de España. Es una actitud, se quejaron en la Moncloa, que los líderes socialistas evitaron cuando estaban en la oposición y el PP gobernaba.
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La siempre comedida vicepresidenta primera dijo no entender al líder de la oposición con su «actitud destructiva dentro de España y tratar de dañar la imagen y el interés de nuestro país fuera». Nadia Calviño reprochaba a Casado sus palabras durante un acto de despedida de este jueves en Berlín a la canciller alemana Angela Merkel, en el que denunció que Sánchez presida un Gobierno «con una agenda radical» formado «con ministros comunistas apoyado por independentistas y partidos que defienden la violencia política del terrorismo en el País Vasco». El jefe de la oposición también acusó al Ejecutivo de no respetar la independencia de los jueces y reclamó que la Comisión Europea exija a España, como ya hace con «Polonia y Hungría», el respeto al estado de derecho recibir los fondos europeos. Un dinero, 19.000 millones de euros este año, que, según Casado, Sánchez malgastará.
La vicepresidenta primera señaló hoy a su llegada a una reunión de ministros de Finanzas del Eurogrupo en Liubliana, Eslovenia, que «este tipo de comportamiento inaudito es visto con asombro e incomprensión» por los países europeos. Un jefe de la oposición, añadió Calviño, no puede dedicarse a «atacar los intereses y la imagen de su país» en los foros internacionales.
La ministra de Ciencia, que tampoco se prodiga como ariete contra el PP, también protestó por «las declaraciones destructivas» de Casado ante los principales dirigentes del Partido Popular Europeo. Diana Morant consideró que «no es el momento de hablar mal de España y mucho menos hacerlo desde fuera de nuestro país». Pronosticó además que esa estrategia de oposición se volverá en contra del presidente de los populares y su partido porque «la ciudadanía está bastante harta de los políticos instalados en el insulto, en la descalificación».
El enfado en la Moncloa es doble porque llueve sobre mojado. Fuentes gubernamentales apuntaron que Casado ya aprovechó en marzo pasado, en plena negociación de los fondos europeos Next Generation, para poner en duda en Bruselas la capacidad del Gobierno de Sánchez para gestionar esa suma de dinero destinada a hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. Unos meses antes, en septiembre del año pasado, se había reunido en Madrid con los embajadores de los 27 países de la Unión Europea para mostrar su disconformidad con los planes de reconstrucción del Gobierno con los fondos comunitarios. A España le corresponden 140.000 millones de euros a percibir en seis años, 72.000 millones en transferencias directas y el resto en préstamos.
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Pero las críticas del líder opositor en Europa no se limitaron a los fondos, también lanzó una campaña de denuncia ante la Comisión Europea y en diferentes instancias del Consejo de Europa, que no es un organismo comunitario, contra los planes del Gobierno para rebajar las mayorías parlamentarias en la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
Ante los reproches del Gobierno y del propio Sánchez, Casado ha defendido siempre su derecho a la libertad de expresión y su obligación de preservar los intereses de España en los foros internacionales ante los, a su entender, desmanes del Ejecutivo.
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