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Los socios de investidura acudieron este jueves al rescate del Gobierno y avalaron con holgura (187 votos a favor frente a 161 en contra) en el Congreso el real decreto ley sobre medidas de ahorro y eficiencia energética, que ha puesto en pie de guerra ... a la derecha y a las comunidades. Esquerra, PNV y EH Bildu resolvieron hacer de salvavidas de Pedro Sánchez en su primera votación crucial del curso sin esconder su malestar por la falta de diálogo y por sus métodos poco ortodoxos. «No esperen al último minuto y no tienten a la suerte porque algún día las cuentas no van a salir», advirtió el PNV.
Sánchez se pronunció tras la aprobación del decreto desde Ecuador, segunda parada de la gira suramericana que le ha llevado primero a Colombia y este viernes lo hará a Honduras. «Ha triunfado el sentido común y la política sana», señaló Sánchez antes de agradecer el apoyo, no exento de críticas, de Esquerra, PNV, EH Bildu y Más País.
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El Ejecutivo aguantó el chaparrón de sus aliados parlamentarios, que se hicieron querer al saberse imprescindibles tras la negativa del PP a respaldar la norma. Los indepententistas vascos y catalanes no deshojaron la margarita hasta el mismo pleno para apretar al PSOE en sus exigencias. Para conseguir su apoyo y el de otros grupos minoritarios como PDeCAT y Más País fue determinante el compromiso de los socialistas de tramitar el decreto como proyecto de ley para que los grupos puedan introducir cambios.
También que aceptará que se haga de forma casi inmediata para que no quede en el limbo como pasó con el decreto de medidas económicas para hacer frente a la crisis derivada de la guerra de Ucrania. Según fuentes parlamentarias, todas las enmiendas deberán presentarse en un plazo máximo de cuatro semanas para que la Cámara apruebe el proyecto en octubre. «La emergencia se está acelerando tanto y está provocando cambios a tal velocidad que, o nos movemos inmediata y decididamente, o nos vamos al carajo», alertó la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua.
Los independentistas vascos anunciaron su sí por «responsabilidad» y celebraron haber conseguido que el Gobierno aceptara revisar en 2023 al alza los objetivos de cambio climático, además de abrirse a estudiar estrategias a medio y largo plazo con las autonomías para transformar los modelos de producción y consumo. Sin embargo, reprocharon a Sánchez su «falta de diálogo» a la hora de implantar el decreto a espaldas de las comunidades y de los partidos. «No es la mejor fórmula para engrasar la mayoría plurinacional y progresista», avisó Aizpurua, que urgió al Ejecutivo a «hacer las cosas bien» a partir de ahora. «Lo han vuelto a hacer. En un mismo texto mezclan churras con merinas, becas con eficiencia energética», recriminó, por su parte, el diputado de Esquerra, Joan Capdevila.
El PNV ahondó los reproches al Ejecutivo por no haber negociado ni una coma del decreto antes de su aprobación en el Consejo de Ministros. «Podemos estar de acuerdo con el fondo del decreto pero no con las formas, no se ha buscado el consenso con las administraciones ni las comunidades que tienen que atender a que se cumplan las medidas de ahorro energético», apuntó su diputada Idoia Sagastizabal.
El Gobierno tomó nota de los reproches generalizados por su escasa voluntad para negociar con el resto de fuerzas y la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, se reunirá la próxima semana con los partidos y las grandes empresas energéticas para consensuar el plan de contingencia que enviará en septiembre a la Comisión Europea. «Somos un Gobierno que dialoga, que busca consensos y gracias a ellos conseguimos acuerdos», aseguró la titular de Transportes, Raquel Sánchez, que fue la encargada de defender el decreto desde la tribuna.
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Con los apoyos amarrados, la ministra se lanzó al ataque contra el PP, la derecha «retrógrada», «negacionista» y «más rancia de Europa», para tratar de moverle del no. En las últimas semanas el Gobierno ha iniciado una ofensiva contra los populares a los que reprocha su actitud «obstruccionista» y «desleal». «De dos años a esta parte sufrimos una oposición negacionista que carece de sentido de Estado», lamentó el presidente del Gobierno, de gira este jueves en Quito.
Los populares defendieron su voto desfavorable por unas medidas de ahorro que son meros «parches» y que tendrán «consecuencias negativas», aunque su portavoz Cuca Gamarra dejó claro que «para hacer cosas serias sí tienen la mano tendida del PP». Gamarra, como hizo después el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, sin escaño en el Congreso, afeó al Ejecutivo que no les haya llamado para negociar». «Muchos insultos sí, pero ni una sola llamada», dijo. El dirigente gallego, por su parte, emplazó a Sánchez a abandonar la «opacidad» y sentarse a negociar nuevas medidas de política energética, aunque la comunicación entre ambos sea nula.
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