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El líder el Frente Polisario, Brahim Ghali, declarará este martes por videoconferencia desde el hospital de Logroño, donde permanece ingresado desde el pasado 18 de abril por coronavirus. El militar de 71 años comparece en calidad de investigado ante el juez de la Audiencia Nacional ... Santiago Pedraz, que ha reactivado dos querellas contra Ghali por diversos delitos tras confirmar su presencia en territorio nacional procedente de Argelia.
El también presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, autoproclamada en 1976, estará defendido por el abogado Manuel Ollé, experto en derecho internacional, y desde su entorno confían en el archivo de las actuaciones y su inmediato regreso a casa. La razón es que las querellas, según fuentes jurídicas consultadas, carecen de fundamento y ni el juez ni la Fiscalía aprecian indicios suficientes más allá de la obligación de tomarle declaración para cumplir con la tutela judicial efectiva de los denunciantes.
La primera querella se enmarca en las presuntas «torturas y detención ilegal» cometidas en los campos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) contra Fadel Breica, disidente del Polisario con nacionalidad española. Y la segunda fue interpuesta por delitos de genocidio, asesinato, terrorismo, torturas o desapariciones por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadeh). Va dirigida contra Ghali y otros 27 altos cargos saharauis. Según fuentes del Polisario, esta asociación está instrumentalizada por el servicio de inteligencia marroquí.
El juez Pedraz ya afirmó en un auto en el que rechazó tomar medidas cautelares contra Ghali, como la retirada de su pasaporte, que no había «indicios claros de su participación» en los delitos descritos por esta segunda querella. Mientras que en el caso de la denuncia de Breica, el anterior titular del Juzgado Central de Instrucción número cinco de la Audiencia Nacional, José de la Mata, ya decidió archivarla de forma provisional en su día por falta de indicios.
La presencia de Ghali en suelo español, filtrada por la inteligencia marroquí a una revista francesa, fue el detonante de una importante crisis diplomática entre Rabat y Madrid. Las autoridades del país vecino decidieron contraatacar jugando la carta de la imigración y abrieron durante 36 horas la valla fronteriza con Ceuta, por donde más de 8.000 personas cruzaron a nado el espigón. Del futuro procesal de Ghali dependerá ahora una segunda fase de esta crisis.
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