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Don Juan Carlos y Corinna Larsen, en 2006, en Barcelona, en una entrega de premios. c. álvarez / getty
La Fiscalía busca aclarar el origen de los 65 millones de Corinna antes de acusar al emérito

La Fiscalía busca aclarar el origen de los 65 millones de Corinna antes de acusar al emérito

Los expertos del Ministerio Público dudan que el regalo a su examiga proceda de mordidas del AVE a la Meca

Lunes, 10 de agosto 2020, 00:10

Las diligencias abiertas el pasado junio en la Fiscalía del Tribunal Supremo para investigar el presunto cobro de mordidas por parte de don Juan Carlos en la adjudicación del AVE a La Meca y sus posibles repercusiones penales en España tras la abdicación de ... 2014 no están, ni mucho, cerca de poderse cerrar.

El fiscal Juan Ignacio Campos y los otros cuatro especialistas del Ministerio Público designados para esta investigación, a pesar de contar con toda la colaboración de sus colegas suizos, se han topado ya con más problemas de los que esperaban, empezando por una cuestión primordial: las diligencias que instruye en Ginebra el fiscal Yves Bertossa desde agosto de 2018, y que han servido de base para abrir la investigación en España, apuntan a que los tantas veces mencionados 65 millones de euros que el emérito regaló en 2012 a Corinna Larsen y a su hijo Alexander no procederían de las supuestas comisiones por el macroproyecto ferroviario en el desierto, según han desvelado a este periódico fuentes cercanas al caso.

La polémica transferencia podría ser parte de los 100 millones de dólares que el anterior rey saudí regaló en 2008 a don Juan Carlos

La constatación de que ese dinero no proviene de esas coimas, explicaron estas mismas fuentes, complica aún más unas pesquisas ya de por sí muy enrevesadas por las supuestas marañas societarias creadas por el entorno del exmonarca para esconder su dinero, además de que eleva de «manera considerable» la supuesta fortuna oculta, ya que el patrimonio entregado a la noble alemana y su hijo solo sería una parte «menor» de su capital desconocido.

Más donaciones saudíes

Según las confesiones que en 2015 Corinna Larsen hizo al comisario Villarejo en su casa de Londres -y cuya veracidad ni mucho menos se da por sentada en la Fiscalía, que ya ha detectado varias falsedades en sus afirmaciones- el entonces Rey de España presuntamente percibió por el contrato del AVE a La Meca, adjudicado en 2011 a un consorcio de doce empresas españolas, entre ellas la constructora OHL, una comisión de 80 millones de euros. De haber existido esa coima, que es lo que trata de conocer el Ministerio Fiscal, ese dinero por tanto debería seguir íntegramente en manos del exjefe del Estado y su entorno.

Y es que de las partes del sumario P14783/2018 que el fiscal Bertossa ha compartido con sus colegas españoles se desprende que el fabuloso regalo de Juan Carlos I a su amiga íntima y a su vástago provendría íntegramente de los 100 millones de dólares que el exjefe del Estado español habría recibido en agosto de 2008 del ya fallecido rey Abdulá de Arabia Saudí, solo una semana después de que España firmara un acuerdo estratégico de colaboración con aquel país, que poco después desembocó en la intensificación de contratos de armas con las autoridades de Riad entre otras cuestiones. Poco antes, en junio de 2007, Juan Carlos I entregó a su 'hermano' Abdulá el collar de la insigne Orden del Toisón de Oro, el máximo reconocimiento que puede entregar el Rey de España.

El dinero en poder de la alemana solo sería una parte menor de la fortuna oculta del anterior jefe del Estado español

El dinero que acabó en manos de Corinna habría salido del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí y acabó en la cuenta de la fundación panameña Lucum, que tenía como último beneficiario al rey emérito. En 2009, el exjefe del Estado autorizó «préstamos» por 2,2 millones de euros a Corinna Larsen para que adquiriera un dúplex en los Alpes a través de dos sociedades, Calden y Siam. Y en junio de 2012, dos meses después del incidente del safari de Botsuana que quebró la confidencialidad bancaria de su «cliente vip», transfirió todos los activos de Lucum a su examante y dio la orden a sus gestores de disolver la fundación.

Indicios muy débiles

Según se desprende de la información remitida por Ginebra, ni la estructura societaria de Lucum ni la otra entidad supuestamente usada por el anterior rey para ocultar su fortuna, la Fundación Zagatka (usada por los testaferros Álvaro de Orleans, Arturo Fasana y Dante Canonica), tendrían nada que ver con las supuestas mordidas del AVE, que habrían recorrido otros círculos financieros todavía más enrevesados para ser opacadas, hasta el punto de que buena parte de ese recorrido sigue siendo una incógnita para la Fiscalía española, pero también para la suiza. Y no es un tema menor porque sin conseguir seguir el rastro del dinero será todavía más difícil saber si esa fortuna proviene de las comisiones ferroviarias.

Los acusadores públicos estudian la veracidad de la confesión grabada por el excomisario Villarejo, pues han detectado falsedades

Por ahora, todas las líneas de investigación sobre lo ocurrido realmente con el AVE del desierto acaban en un mismo nombre: Shahpari Zanganeh, la viuda del traficante de armas Adnam Khasogui. Ella lo niega todo. Dice no conocer al emérito y que su cometido en la adjudicación fue la asesoría mercantil en la gestión inicial del concurso, adjudicado en octubre de 2011 a una UTE hispanosaudí por más de 6.700 millones de euros.

Sin tener certeza de si existieron esas comisiones y cuál fue su importe, y con la constatación de que el multimillonario regalo a Corinna es otra cantidad opaca más a sumar, por ahora, es difícil plantear una acusación, constatan en círculos de la investigación. «No hay siquiera una cifra aproximativa para hacer los cálculos», se lamentan.

Del regalo multimillonario al blanqueo de capitales

Conocer de dónde viene el dinero del regalo multimillonario a Corinna Larsen no es un tema baladí. En la Fiscalía creen que es tan importante como saber si existieron las famosas comisiones del AVE del desierto y su importe. Porque conocer el origen de los 65 millones que acabaron en las cuentas de la empresaria alemana y su hijo puede ser básico para acusar al emérito, a su amiga y al vástago de ésta de blanqueo.

Si el dinero del regalo procede de un ilícito como el cohecho, como por ejemplo haber recibido dinero del rey Abdalá a cambio de haber mediado para que el Gobierno español firmara acuerdos económicos con Riad y algún tipo de contrato, podría acusarse al emérito de un delito de lavado de capitales, penado con hasta seis años de cárcel, según recoge el artículo 301 del Código Penal. Aunque la operación hubiera tenido lugar en 2012, antes de la abdicación, y por tanto durante la época en la que Juan Carlos I era irresponsable penal, el ilícito de «utilizar bienes (…) sabiendo que éstos tienen su origen en una actividad delictiva» seguiría produciéndose.

A estos cargos se podrían añadir los de delito fiscal (por los ejercicios no prescritos desde las abdicación) y blanqueo por el dinero de las comisiones del AVE a la Meca que seguirían bajo el control directo de Juan Carlos I y sus testaferros, según se infiere de la investigación de la Fiscalía helvética.

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