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A punto de cumplir ocho meses al timón del PP Alberto Núñez Feijóo puede presumir de haber conseguido la paz interna en sus filas. Una unidad sin fisuras de la que ayer sacó pecho flanqueado por tres de sus cinco barones con bastón de mando – ... Isabel Díaz Ayuso, Alfonso Fernández Mañueco y Fernando López Miras– y que contrastó con el plantón que le dieron a Pedro Sánchez este fin de semana algunos de los principales dirigentes territoriales del PSOEdurante su proclamación como presidente de la Internacional Socialista. «Buena parte de los líderes autonómicos excusaron su asistencia del acto», remarcó el líder de los populares, en referencia a las sonadas ausencias de Emiliano García-Page, Javier Lambán o Ximo Puig.
El jefe de la oposición aprovechó la puesta de largo en Madrid de su candidato en la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, para exhibir músculo frente a un Sánchez al que, dijo, «rehúyen» sus barones, y frente a otros partidos, como Vox, «con escisiones», o como Unidas Podemos, «partido» y con «proyectos alternativos» que ponen en peligro la supervivencia de la marca. «Acredita que hay un proyecto político que supone –recalcó– una alternativa política, un proyecto de España».
En Génova califican la cita de este fin de semana de «descafeinada» porque no sólo faltaban barones del PSOE, «tampoco estaban los socialistas de Reino Unido, Alemania o Suecia». Creen además que Sánchez «está buscando su salida internacional» ante el escenario de que no logre revalidar su mandato tras las generales. «Alfonso Guerra decía que la Internacional Socialista era una agencia de viajes, pero tiene toda la pinta de ser una agencia de colocación», reflexionó el coordinador general Elías Bendodo.
Los populares ven al presidente del Gobierno y a su círculo «preocupados» por el buen ritmo de Feijóo en las encuestas y por los sondeos que apuntan a que el PP podría desbancar a los socialistas en algunos de sus feudos históricos en los comicios de mayo. Señalan que desde 2008 cuando José Luis Rodríguez Zapatero revalidó su presidencia, el PSOE siempre ha estado por debajo de un 29% de porcentaje de voto. «Son catorce años seguidos», subrayan en la dirección nacional mientras aseguran que el expresidente de la Xunta desde que se puso a los mandos del PP no ha bajado nunca en las encuestas privadas publicadas del 30%.
Con el aire demoscópico de cola, los conservadores intentan atraer a los votantes socialistas molestos con la modificación del Código Penal para abolir la sedición y redoblarán sus presión sobre aquellos territorios donde las encuestas apuntan a un cambio de color. «Hace mucho tiempo que Sánchez no gana una encuesta que no la firme un militante del PSOE», ironizo Feijóo.
Tras los actos de la semana pasada en Madrid y Extremadura, donde los sondeos internos les sitúan a sólo un escaño del socialista Guillermo Fernández Vara, Feijóo visitará hoy Zaragoza y el jueves Albacete. En Aragón todas las encuestas apuntan a una victoria sobre Lambán mientras que en Castilla-La Mancha, la útima encuesta de Sigma Dos no descarta que el PSOE revalide su mayoría absoluta, aunque la suma de PP y Vox podría dar el Gobierno a la derecha.
En Valencia, donde Mazón cuenta también con el favor demoscópico, Génova ultima un acto para tratar de arrebatar a Puig parte de su caudal político y propulsar definitivamente a Feijóo hacia la Moncloa.
Alberto Núñez Feijóo Feijóo alertó este lunes de que con el Ejecutivo de Pedro Sánchez cualquier «paso hacia el abismo» es posible porque la Constitución de 1978 se cuestiona desde el propio Gobierno como ha ocurrido con la derogación del delito de sedición. «Se están intentando socavar esos valores que garantizan la convivencia y la libertad. Y nada es imposible», aseveró.
En un acto sobre los valores constitucionales, el líder del PP cargó contra el PSOE censurando que «la misma formación que luchó en el periodo constituyente contra el radicalismo ahora le abre las puertas del Gobierno y lo convierte en aliado» y censuró todas las «cesiones» del Gobierno, sobre todo teniendo en cuenta «los beneficiarios«. En unos casos, explicó, «políticos que tienen un historial reciente de sedición contra la democracia» y, en otros, «partidos que provienen de movimientos terroristas que durante décadas quisieron hacer descarrilar esa misma democracia».
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