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Alberto Núñez Feijóo ha abierto este domingo el curso político del PP en un lugar emblemático para el partido: el castillo de Soutomaior. Flanqueado por los muros de este imponente edificio medieval del siglo XII, a medio camino entre Vigo y Pontevedra, el candidato a ... la investidura ha defendido la «legitimidad» que le dan los votos y la victoria electoral para tratar de ser presidente del Gobierno durante las sesiones parlamentarias previstas para el 26 y 27 de septiembre.
Feijóo ha señalado que su partido, con 137 escaños más los apoyos garantizados de Vox (33), Coalición Canaria (1) y Unión del Pueblo Navarro (1), tiene 172 votos, por lo que «estamos a cuatro (de la presidencia) mientras que Pedro Sánchez está a cuatro cesiones claves, que afectarán negativamente a todos los españoles». Ha enumerado la amnistía para los acusados por el 'procés' que reclama Junts, el partido de Carles Puigdemont, «que está fuera de la ley»; el referéndum de independencia de Cataluña, «impropio de una nación europea»; a la formación del Gobierno débil con la inclusión 24 partidos; y volver a quebrar el principio de igualdad de todos los españoles.
En este contexto, Feijóo ha avanzado que a partir de la próxima semana comenzará a hablar «con todos», incluidos los presidentes autonómicos socialistas «que quieran aportar», para tratar de sumar esos cuatro apoyos para lograr la mayoría en el Congreso. Sin embargo, ha señalado que ante las reclamaciones de los partidos independentistas, Junts y ERC, «no admitiremos las subastas para aplacar los intereses particulares de las minorías», ha advertido entre aplausos.
El líder popular, eso sí, ha hablado largo y tendido sobre un hecho objetivo: el previsible fracaso de su investidura si no logra los apoyos necesarios (176). Ha admitido que «aunque no saliese mi programa de investidura este tendrá vigor durante los siguientes años», ya que «estoy convencido de que ahora o después el próximo gobierno será del PP, para todos los españoles», ha vaticinado, dejando entrever que se quedaría en la oposición si Sánchez consigue los votos en el Congreso.
Feijóo ha confrontado su programa de gobierno «para todos los españoles» frente a la exposición de Sánchez: un modelo de fragmentación, cesiones, divisiones y de la política «que aboca al país a un abismo existencial, económico, social y territorial», detalló. «Solo por eso vale la pena presentarse a la investidura», continuó.
El candidato ha reiterado su «legitimidad» para cumplir con el encargo del Rey, porque por primera vez en la historia de España «alguien que ha ganado las elecciones y le faltan cuatro votos podría tener que dar paso a aquel que necesita 24 partidos que pretenden disgregar España», ha criticado. «Es mejor perder una investidura y que no pierda España ni la dignidad de sus instituciones», remachó Feijóo entre aplausos.
La cita de este domingo en el castillo de Soutomaior estaba muy medida. Feijóo ha estado acompañado de la mayoría de los barones del PP en su primera aparición pública tras la decisión de Felipe VI. Han estado presentes el presidente de Andalucía, Juanma Moreno; el de Aragón, Jorge Azcón; la de Baleares, Marga Prohens; la de Extremadura, María Guardiola; el de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; el de Murcia, Fernando López Miras o el anfitrión, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda.
No asistieron, en cambio, ni la madrileña Isabel Díaz Ayuso, que está de vacaciones, ni el valenciano Carlos Mazón por un compromiso familiar. Tampoco acudió el líder en Cataluña, Alejandro Fernández, crítico con la decisión de sentarse con Junts. Este domingo por la tarde, Fernández recordó que no hay nada que «hablar» con un partido «cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un Rey fascista».
La ministra en funciones y número dos del PSOE, María Jesús Montero, calificó de «pura hipocresía» la disposición de Feijóo a hablar con los grupos independentistas ante el debate de investidura. «Es una pura hipocresía decir ahora que quiere hablar con los grupos independentistas cuando ha estado diciendo que son inconstitucionales a lo largo de toda esta legislatura», dijo Montero, que resaltó que su partido seguirá desarrollando una política que permita la «cohesión territorial», que permita «normalizar la convivencia en Cataluña» y que haga del diálogo el método en el que se relacionan las diferentes fuerzas políticas.
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