La exconsejera Serret regresa de Bruselas para entregarse en el Supremo

Tras su entrega, el juez instructor Pablo Llarena la ha citado para ser interrogada el 8 de abril. Poco después, ha quedado en libertad provisional y sin que el juez haya decretado medidas cautelares. «Doy este paso porque ahora soy diputada y porque desde hace año y medio no tengo orden internacional de detención. El objetivo siempre había sido regresar», ha expresado poco después de comparecer ante el juez, a las puertas del Supremo. «Estoy feliz, hoy es un día especial», ha señalado. «He comparecido para mantener mi coherencia y compromiso. Quiero ejercer como diputada y contribuir a buscar una salida al conflicto», ha asegurado. Su regreso y entrega al Tribunal Supremo ha causado sorpresa en las filas secesionistas, pues como ella ha desvelado muy poca gente sabía que abandonaría Bruselas. Ha dado a entender que no le había dicho nada a Carles Puigdemont. El propio Lluís Puig ha señalado que no sabía nada. Gabriel Rufián, eso sí, que ha acudido a apoyarle frente al Supremo, junto a dirigentes de JxCat, la CUP y el PDeCAT, ha negado que el movimiento de Serret sea un aviso contra Carles Puigdemont.

Pero la decisión de Serret, que llevaba huida en Bruselas desde 2017, rompe la unidad que existía entre los políticos que acompañaron a Carles Puigdemont en su huida a Bruselas el 30 de octubre de 2017, tres días después de declarar la independencia. Una parte de los miembros del Govern se quedaron en Barcelona, asumieron las consecuencias penales y fueron juzgados y condenados, y Puigdemont y otros cuatro consejeros marcharon al extranjero. En un primer momento también huyeron Quim Forn y Meritxell Borràs, pero ambos regresaron poco después y fueron juzgados en el Supremo. Serret, además, era la única dirigente de ERC que permanecía en Bruselas, lo que ha disparado las especulaciones sobre el movimiento de la republicana, ya que ERC siempre ha mostrado sus reservas con la estrategia de Puigdemont. Esta semana, precisamente, Puigdemont, Comín y Ponsatí (que tiene la residencia en Escocia) han perdido la inmunidad como europarlamentarios y están pendientes de extradición. Sobre Serret, en cambio, no había ninguna euroorden activa. Estaba en situación «judicial singular», según han calificado desde su partido.

Serret sabía que su regreso implica riesgos, han apuntado en ERC, pero ha manifestado que «la decisión estaba muy meditada». «Pienso que es la decisión correcta y el paso lógico en mi lucha para contribuir a poner fin a la represión contra el independentismo del estado español», según un comunicado de la formación republicana. Serret ha mostrado sus ganas de regresar a su casa, en Vallfogona de Balaguer (Lleida), donde ERC le ha preparado un recibimiento para esta tarde. Mañana asistirá a la constitución del Parlament.

«Estoy convencida de que asumiendo estos riesgos estamos abriendo camino para todos los compañeros y compañeras que se encuentran en mi situación», ha afirmado. La decisión de la exconsejera Serret, aunque individual, considera que tendrá «implicaciones políticas colectivas y contribuirá a aclarar, facilitar y revertir el proceso judicial contra los cientos de afectados por la causa general contra el independentismo».