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Carlos G. Fernández, Luigi Gómez, Álex Sánchez y Óscar Chamorro
Madrid
Lunes, 29 de abril 2024
Pedro Sánchez anunció que se queda en el Gobierno y en su discurso, en el que dijo que seguiría «con más fuerza si cabe» tras un punto y aparte, «no ha habido coherencia entre la comunicación verbal y la no verbal». Para la lingüista y profesora Carolina Herranz, «pesa mucho la tristeza mezclada con la contención, como si hubiera algo que no quiere que salga». El discurso estuvo plagado de pequeños gestos y detalles, algunos ensayados y otros más espontáneos. Pistas que en la comunicación política pueden esconder mucho más de lo que se ve en un primer vistazo. Sánchez reservó la sorpresa hasta el final, consultó sus papeles en muy pocas ocasiones y mantuvo el contacto visual con los espectadores la mayor parte del tiempo.
Manos unidas
Este gesto se asocia con emociones negativas, una actitud reprimida o
frustración
Manos unidas
Este gesto se asocia con emociones negativas, una actitud reprimida o
frustración
Manos unidas
Este gesto se asocia con emociones negativas, una actitud reprimida o
frustración
Manos unidas
Este gesto se asocia con emociones negativas, una actitud reprimida o
frustración
El discurso comenzó, como era previsible, con gesto serio, apariencia de institucionalidad y la impresión de que hay una gran crisis que superar. Las manos están cruzadas, frunce el ceño y la boca mantiene bastante tensión. Para Herranz, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos, esos primeros segundos dejan entrever mucha dureza e incluso «cólera»: «Tiene las cejas bajas y contraídas al mismo tiempo, tiene una mirada dura en los ojos».
Emoción
Cólera, se muestra desafiante hacia
los medios de comunicación
Se observa en las tres zonas de la cara. Las cejas están bajas y contraídas al mismo tiempo. Hay una mirada dura en los ojos. Labios apretados.
Emoción
Cólera, se muestra desafiante hacia
los medios de comunicación
Se observa en las tres zonas de la cara. Las cejas están bajas y contraídas al mismo tiempo. Hay una mirada dura en los ojos. Labios apretados.
Emoción
Cólera, se muestra desafiante hacia
los medios de comunicación
Se observa en las tres zonas de la cara. Las cejas están bajas y contraídas al mismo tiempo. Hay una mirada dura en los ojos. Labios apretados.
Emoción
Cólera, se muestra desafiante hacia
los medios de comunicación
Se observa en las tres zonas de la cara. Las cejas están bajas y contraídas al mismo tiempo. Hay una mirada dura en los ojos. Labios apretados.
Tardó poco en comenzar la apelación a la emocionalidad. Escuchamos su voz volviéndose más cercana y susurrante en la repetición que marca el inicio del concurso: hasta tres veces dice «no merece la pena», mostrando tristeza, abatimiento y fragilidad. Así asienta el terreno para ir avanzando en la narrativa del discurso.
Esta tendencia a la cercanía continúa: la segunda parte del texto intenta justificar la decisión de paralizar su agenda cinco días —y de paso, someter al país a una fuerte tensión de expectativas—. Frases como «he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible» vienen acompañadas de un levantamiento de hombros y otros gestos con las manos que de nuevo apelan a la empatía, un intento de humanizarse que se corresponde con lo que va diciendo, aunque de fondo sigue permeando una cierta sensación de frustración. «Tiene esta imagen afligida de cómo mostrar al mundo su debilidad, porque es un Pedro Sánchez desconocido, en el sentido en que normalmente es una persona segura de sí misma, que mira a los ojos y aquí se le ve constantemente con la mirada hacia abajo, abatida», dice Herranz.
Alrededor de la mitad del discurso comienza el giro, aunque todavía queden algunos minutos para la revelación de la decisión. Tras seguir denunciando el panorama que dice que le rodea, por primera vez da una pista sobre su continuidad: «pero no es lo más relevante, podemos con ello». Al hablar de su familia se toca el pecho: «la mano va al corazón, lo que suele asociarse a los juramentos y la honestidad».
Manos en el pecho
la mano va al corazón, suele asociarse
a los juramentos y la honestidad
Manos unidas
Este gesto se asocia con emociones negativas, una actitud reprimida o
frustración
Manos unidas
Este gesto se asocia con emociones negativas, una actitud reprimida o
frustración
Manos en el pecho
La mano va al corazón, suele asociarse
a los juramentos y la honestidad
Acompaña una primera sonrisa que pretende mostrar confianza ante todo ese supuesto caos antes de lanzar un par de agradecimientos que siguen postergando el mensaje central. No obstante, para Carolina Herranz «lo que domina en toda la intervención son las emociones negativas. No hay una sola emoción positiva».
Como mencionamos anteriormente, Sánchez opta por mantener la tensión hasta el último momento reservando su anuncio de quedarse para el final del discurso. De hecho, se vale de expresiones como: «He informado al jefe del Estado…». Una construcción que se suele asociar a la dimisión de un presidente del Gobierno o a la convocatoria de elecciones para, a renglón seguido, decir todo lo contrario y de esta forma reforzar el impacto de su mensaje. En este momento el presidente recupera la seriedad para a continuación hacer una pausa dramática de 4 segundos y continuar con su comunicado.
Y finalmente llega el bombazo. Sánchez se queda. «He decidido seguir. Seguir con más fuerza si cabe…», advierte el presidente mientras asiente con su cabeza. «Cuando llega el momento de dar la decisión hace dos pausas: una en la que parece que lo va a decir y dice que ha hablado con el rey (pausa que genera expectación) y después hace otra pausa larga y dice que sigue. Son pausas dramáticas que buscan transmitir la emoción de afligimiento, tristeza», analiza Herranz. Y en ese momento en el que «el tono debería haber cambiado, con pasión, vibrante», Sánchez sigue con «esta imagen de persona abatida, afligida».
Una de las intenciones que se desprenden de este comunicado es la de transmitir una sensación de «punto y aparte», un antes y un después. A partir de este momento las cosas van a cambiar. Dejaremos atrás lo que para el presidente ha sido una etapa «tóxica» en la política española y él será el que liderará una nueva etapa de cambio. Lo podemos también apreciar en sus gestos. «Apelo en consecuencia a la conciencia colectiva de la sociedad española». Sánchez acompaña con sonrisas medidas y precisas que en ocasiones pareciera que se encuentran anotadas en el guion de su discurso. «Aquí no hay coherencia. Dice que va a seguir con energía y no hay energía y fuerza», dice Herranz.
A partir de este momento comienza el clásico minuto de oro que cierra los discursos de los debates electorales y donde los líderes políticos se dirigen sin intermediarios a la población. Ya no vuelve a mirar los papeles, y fija su mirada en el objetivo de la cámara para apelar así directamente a los ciudadanos. Sus manos se vuelven mucho más activas, más expresivas, como indica Carolina Herranz: «separa las manos, las pone en paralelo y levanta el pulgar. Es muy curioso, el dedo pulgar indica superioridad, representa el carácter y el ego.»
El discurso termina y Pedro Sánchez se queda clavado frente a su atril. Parece una corrección respecto a su discurso de convocatoria de elecciones del 29 de mayo de 2023 donde nada más despedirse se da media vuelta para volver a meterse en el palacio presidencial. En esta ocasión Sánchez se aferra a su estrado. Casi una declaración de intenciones. No hay retirada, Pedro se queda. Para Carolina Herranz, en general, «no ha habido coherencia entre la comunicación verbal y la no verbal, pesa mucho la tristeza mezclada con esa contención. Hay algo que no quiere que salga. Me casaría más si no se quedase en el Gobierno».
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Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Rocío Mendoza, Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Virginia Carrasco
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