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Las sábanas anudadas que utilizaron los presos para fugarse. LP
Así escaparon dos presos de la cárcel de Picassent: con sábanas anudadas durante el alboroto del Barça-Atlético

Así escaparon dos presos de la cárcel de Picassent: con sábanas anudadas durante el alboroto del Barça-Atlético

Los dos internos del centro de penados se descolgaron con sábanas anudadas tras arrancar un barrote de la ventana de una celda y burlaron los sistemas de vigilancia

Javier Martínez y A. Rallo

Valencia

Lunes, 23 de diciembre 2024, 10:54

Dos reclusos españoles con numerosos antecedentes penales, Sergio Cabello Domínguez, de 43 años de edad, y David Montejano García, de 39 años, se fugaron el sábado por la noche del centro penitenciario de Picassent tras descolgarse por un muro con sábanas anudadas y burlar los sistemas de vigilancia.

Los presos aprovecharon el alboroto que provocaron otros internos, durante el partido de fútbol que disputaron el Barcelona y el Atlético de Madrid, para arrancar dos barrotes de sendas ventanas en celdas contiguas sin que los funcionarios detectaran los golpes. Luego caminaron por zonas oscuras del recinto penitenciario, eludieron los sistemas de alarma, forzaron una puerta corredera y escaparon de la prisión valenciana.

La evasión tuvo lugar en el módulo número 2, una de las instalaciones que albergan a presos condenados por graves delitos, es decir aquellos que tienen una sentencia firme. Los dos internos consiguieron salir de sus celdas, pero para escapar tuvieron que arrancar un barrote de cada ventana y descolgarse por un muro con las mismas sábanas anudadas.

Primero bajó uno y después lo hizo el otro, según las primeras investigaciones, aunque se desconoce cómo consiguieron pasar uno de los extremos de las sábanas de una celda a otra. Tras llegar a una puerta corredera de grandes dimensiones por la que entran los vehículos en el centro penitenciario, de algún modo consiguieron forzarla y escaparon sin que fueran detectados por los funcionarios que estaban dentro ni los guardias civiles que vigilan el perímetro exterior.

Según informaron las mismas fuentes, los presos habrían aprovechado el alboroto provocado durante el partido de fútbol que disputaron el Barcelona y el Atlético de Madrid. Golpearon y arrancaron los barrotes de hierro en los momentos de más ruido y jolgorio.

En los encuentros deportivos importantes es habitual que los internos golpeen las puertas y griten mientras escuchan la retransmisión, y el bullicio aumenta cuando celebran los goles, las paradas de los porteros o los fallos de los delanteros. Este partido fue de notable intensidad con un gol en el minuto 96 de Sorloth, jugador del equipo madrileño, que desequilibró el encuentro.

Una patrulla de la Guardia Civil detectó la fuga cuando realizaba una ronda de vigilancia en el exterior del recinto penitenciario. La evasión se produjo, en cualquier caso, después del último recuento realizado a las 21 horas, justo cuando comenzó el partido de fútbol.

Dos horas y media más tarde, alrededor de las 23.30 horas, ya habían detectado la fuga, según informaron las mismas fuentes. Instituciones Penitenciarias ha abierto ya la correspondiente investigación para determinar por qué fallaron los protocolos de vigilancia.

Desde la madrugada del domingo, la Guardia Civil y las policías locales están realizando controles en las carreteras y rotondas de las comarcas de la Ribera y l'Horta para buscar a los dos reclusos. Uno de ellos lleva un tatuaje en el pecho con la frase: «Amo la muerte».

David Montejano está considerado un preso peligroso y puede ir armado. La Guardia Civil investiga también cómo continuaron los fugitivos su periplo, y trata de averiguar si contaban con algún apoyo en el exterior o planificaron la evasión sin ninguna ayuda.

Las fugas de prisión no suelen ser habituales en España por la dificultad que entrañan. Lo más frecuente es el intento de evasión en los traslados, por ejemplo a los centros hospitalarios. donde incluso en algún caso han contado con colaboración exterior.

Otro método empleado es aprovechar los permisos penitenciarios para no regresar a la cárcel. Hace diez años, el padre de un preso que no había vuelto a la prisión valenciana lo trasladó él mismo al centro penitenciario e incluso lo cogió de la oreja delante de los funcionarios como escarmiento.

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