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La ruptura total entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón llegó el mismo día que Podemos soplaba las velas de su quinto cumpleaños. El motivo que ha dinamitado los pocos puentes que quedaban entre las dos máximas figuras del partido ha sido la alianza del exnúmero ... dos de la formación con Manuela Carmena. Ambos se presentarán a las elecciones del 26 de mayo bajo la marca electoral Más Madrid, él a la presidencia de la Comunidad de Madrid –como tenía previsto con Podemos– y ella a la Alcaldía.
Carta de @Pablo_Iglesias_ a los inscritos y a las inscritas de Podemos. pic.twitter.com/b9AiyKvr6H
— PODEMOS (@ahorapodemos) 17 de enero de 2019
El acuerdo se hizo público a primera hora de la mañana. Fue una sorpresa para la dirección de Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza. El secretario general se enteró por una llamada en el último momento de quien durante años ha sido su íntimo amigo y mano derecha. El pacto, y sobre todo cómo se ha alcanzado, supone una traición para el líder de Podemos, mayor aún de la que le infligió en su día Carolina Bescansa. Y todo apunta a que Iglesias se lo hará pagar a Errejón con la expulsión del partido que ambos fundaron codo con codo. Tal fue el shock en la dirección de Podemos que la respuesta a la alianza tardó horas en llegar.
Finalmente, lo hizo a través de un mensaje de audio del secretario general colgado en las redes sociales. «Nunca imaginé que iba a tener que interrumpir por unas horas mi permiso de paternidad por una razón tan triste». Fue el preámbulo a un largo discurso en el que Iglesias dejó un cosa clara: Podemos, aunque desencantado con Carmena –«el nuevo proyecto de Manuela se parece muy poco al de Ahora Madrid de hace cuatro años»– está dispuesto a no concurrir a las municipales en Madrid para no perjudicar las opciones de reelección de la alcaldesa. «Pero, con todo el respeto, Íñigo no es Manuela», dijo a continuación Pablo Iglesias. Podemos sí se presentará a las autonómicas en la Comunidad de Madrid y peleará por cada voto con su antiguo dirigente.
La izquierda pierde así buena parte de las opciones para arrebatar uno de los principales feudos territoriales del PP. En las filas progresistas competirán por la Presidencia el socialista Ángel Gabilondo, Errejón y el candidato que elijan las bases de Podemos, que por rango y fidelidad al líder del partido podría ser el portavoz en el Senado Ramón Espinar.
Queda por conocer el futuro de Errejón en la formación pero, a tenor de los antecedentes, éste será la expulsión. Es el proceso que se abrió con los seis concejales de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid que han anunciado su intención de presentarse a las primarias de Más Madrid. Con los estatutos en la mano, su salida de la formación está cantada. Según se establece, todo militante que se presente a un proceso electoral bajo las siglas de otra fuerza política será expulsado. Y esto es justo lo que también hará Errejón en el momento en que se someta a las primarias de Más Madrid, paso previo para ser designado candidato.
La marcha del exnúmero dos no será la única. En Vistalegre II fue el gran derrotado, pero aun así recibió un 33% de apoyos de los inscritos. Luego están sus fieles en los distintos órganos de dirección del partido. Se da por descontado que le acompañarán, entre muchos otros, Tania Sánchez y Clara Sánchez, quien figuraban junto al candidato en la candidatura de Podemos.
A pesar de las consecuencias, Errejón ha optado por dar el paso. Y lo ha hecho además a espaldas de Iglesias, como si de una venganza se tratase. Es el último capítulo de Vistalegre II. Las heridas que causó aquella Asamblea Ciudadana entre las dos grandes familias de Podemos nunca han terminado de cerrarse, y la escisión que entonces se temió está ahora a punto de hacerse realidad. De consumarse, Iglesias será a partir de ese momento el único integrante del quinteto fundador que permanezca en el partido.
A. A.- El control de las direcciones y grupos parlamentarios se ha convertido en un auténtico 'via crucis' para la ejecutiva nacional. En un partido que, como acuñó Errejón, tuvo que correr mientras se ataba los zapatos, las crisis autonómicas se han convertido en una constante. A cinco meses de las elecciones autonómicas en muchos lugares persisten problemas que amenazan a las organizaciones con la escisión.
En Galicia, las primarias para elegir la nueva dirección de En Marea -la confluencia en la que participa Podemos- han acabado en los tribunales después de que el bando perdedor, apoyado por Podemos, denunciase supuestas irregularidades en las votaciones.
En Cantabria, las cosas no van mucho mejor. El pasado 7 de enero, Podemos se desvinculó de su grupo parlamentario, que «dejó de representar la política de la organización» en la comunidad autónoma, tras la decisión de dos de sus tres diputados de cambiar a la hasta entonces portavoz.
En Navarra, la fractura también es total. El pasado diciembre, cuatro diputados del sector critico echaron del grupo parlamentario a los otros tres oficialistas.
Y en Andalucía se permanece a la espera de ver quien paga los platos rotos por el pésimo resultado electoral del 2 de diciembre. Pese a su derrota, Teresa Rodríguez goza de una posición fuerte como coordinadora general y desde Madrid se ha avanzado que no se cuestionará su liderazgo. Pero Juan Carlos Monedero, al que las bases aún escuchan, pidió la dimisión de la anticapitalistas al día siguiente de unos comicios que han llevado a la derecha al poder.
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